Sara Naranjo, la abuela cubana cuya foto se hizo viral durante las protestas del 11 de julio, recibe la solidaridad de muchos nacidos en la isla
En una directa en Facebook el colega Mario J. Pentón contaba hace una semana que se había iniciado campaña para ayudar a la abuela que se convirtió en un símbolo de las recientes protestas en Cuba.
Hace pocos minutos y a través de la propia red social conocíamos que la abuela Sara Naranjo ya tenía en sus manos parte de la ayuda solidaria. Se narra en el post:
«La abuelita tiene parte del dinero en sus manos. De la colecta, se le entregaron 1270 dólares, que a sus manos llegaron, directamente, en euros y pesos cubanos gracias al amigo Lorenzo Vega que tenía esa cantidad en la isla».
La publicación agradece además a cada uno de los donantes y a personas que realizaron gestiones personales en la isla para que Sara Naranjo recibiera el apoyo económico: «Miles de gracias a la amiga Mabel Cuesta por las gestiones en tierra, todo su apoyo, incluso gastos del taxi para llegarse a la zona. Miles de gracias a Katherine T. Gavilán por toda la ayuda».
El post del internauta que se conoce en redes como El Granmamalon incluye fotos y un video en el que se le escucha decir a la abuela cubana que por ella no teme, pero sí por su nieto. «La abuela no sonríe en la foto. Pero usted debe imaginar la causa: están aterradas. Un esbirro de guardia en la casa 24 horas para que no lleguen hasta ella a entrevistarlas. Así de tremendo», se lee al final de la publicación.
Las propias palabras de la abuela cubana cuando su foto -cazuela vacía en mano- se hizo viral en medio de las protestas que se sucedieron en toda la isla el pasado 11 de julio, estremecían:
«Me fui para la calle porque estoy aburrida de pasar hambre, de pasar trabajo. No tengo agua, no tengo nada. Aquí esto es lo más grande de la vida… Los apagones. Estos apagones me ponen malísima. Me falta el aire y busco el ventilador para ponerlo y no lo encuentro porque no hay luz. Quitan la luz y no tienen para cuándo ponerla. Y uno se aburre, se cansa, está uno loco, arrebatado».
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