El día de ayer, 14 de mayo de 2024, quedará marcado en la memoria de muchos cubanos como una jornada de dificultades y contratiempos, especialmente en lo que respecta al suministro eléctrico (entiéndase apagones), que se vio afectado por un déficit de capacidad de generación que se extendió a lo largo de las 24 horas del día.
Según una nota informativa emitida por la Unión Eléctrica Nacional (UNE), uno de los momentos más críticos ocurrió a las 20:50 horas, coincidiendo con la hora pico, cuando se registró la máxima afectación, alcanzando los 1090 MW. Esta situación no solo generó incomodidades para la población, sino que también puso de manifiesto la fragilidad de la infraestructura eléctrica del país.
A las 07:00 horas, la disponibilidad del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) era de 2000 MW, mientras que la demanda alcanzaba los 2625 MW, dejando un déficit de capacidad de generación de 622 MW; estimándose que, durante el horario diurno, este déficit podría llegar a los 750 MW.
Las causas de esta crisis eléctrica fueron múltiples. Averías en unidades importantes como la unidad 6 de la CTE Mariel, las unidades 5 y 6 de la CTE Nuevitas, y la unidad 2 de la CTE Felton, así como mantenimientos programados en otras unidades, contribuyeron significativamente al déficit de generación. Además, las limitaciones en la generación térmica sumaron 308 MW a las dificultades del sistema.
Un factor adicional que agravó la situación fue el problema del combustible. Un total de 33 centrales de generación distribuida estaban fuera de servicio debido a la falta de combustible, lo que representaba una afectación de 279 MW en la capacidad de generación.
En el día de ayer Se esperaba que la entrada en funcionamiento de la unidad 5 de la CTE Nuevitas aportara 75 MW, mientras que la unidad 4 de Energas Boca de Jaruco contribuiría con 30 MW adicionales. Asimismo, se autorizó el uso de motores de generación distribuida que estaban en espera de mantenimiento, lo que aportaría otros 90 MW al sistema.
Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, se pronosticaba que durante la hora pico, la disponibilidad del SEN alcanzaría los 2275 MW, mientras que la demanda máxima se situaría en los 3150 MW, dejando un déficit de 875 MW. Esto significaba que, de mantenerse las condiciones previstas, se esperaba una afectación de 945 MW durante este período crítico del día.
Las estadísticas que no recoge la UNE
Los números proporcionados por la UNE son reveladores pero en ocasiones no reflejan la realidad de lo acontecido. Además, no recogen otras estadísticas tales cómo la cantidad de horas que estuvieron algunas ciudades de Cuba desconectadas.
Las cifras del déficit de generación no «contabilizan» generalmente «las horas» que la población cubana sufre los apagones. Así que, los cubanos intuyen que un déficit de alrededor de 1000 megawatts supone apagones en todo el país durante al menos 14 o 16 horas, por circuito. Un déficit ya cercano a los 1400, supone hasta 20 horas de apagón.
Eso fue lo que sufrió, por ejemplo, ayer, la ciudad de Camagüey, según dejaron ver varios internautas en las redes sociales.
En Las Tunas, se reportaron hasta 13 horas.
Y en Quivicán, Mayabeque, alrededor de 12.
Apagones al alza en Cuba
Con más de 900 MW de afectaciones y varias unidades generadoras fuera de servicio el panorama energético en la isla no supone mejorías, a pesar del espíritu optimista que cada día muestra Lázaro Guerra, director técnico de la UNE, en los reportes que transmita la TV cubana.
“El elemento fundamental que está incidiendo en las afectaciones al servicio es que siete unidades generadoras está fuera de servicio por una causa u otra, ya sea por avería o mantenimiento», dijo Lázaro Guerra, director técnico de la UNE, en declaraciones el lunes a Canal Caribe.
Nada de lo dicho o prometido mitiga la indignación de los cubanos, que están literalmente hasta el moño de los apagones, con las justificaciones del régimen enfocadas en «la falta de recursos»; una situación que se vislumbra crítica hasta finales de junio por el incremento de las labores de mantenimiento de varias Centrales Termoeléctricas (CTE); un plan que se ha trazado el régimen para tener lo mejor preparadas posibles las unidades generadoras de energía de cara al verano.
«Como se ha venido informando en estos meses de enero a junio, se incrementan las actividades de mantenimientos a las Centrales Térmicas, Energás y Generación Distribuida con el propósito de llegar a los meses de mayor consumo y demanda eléctrica que son julio y agosto, meses además, del descanso de la población», explica una nota posteada por la entidad en Facebook el pasado miércoles.
Sin embargo, las altas temperaturas que está mostrando Mayo, con máximas cercanas a los 36 grados celsius en algunas localidades del país, hace temer que no hay cuerpo cubano – perdón, humano – que resista «creativamente» hasta julio o agosto, con la esperanza de que el mantenimiento hecho sirva para que las CTE funcionen durante 60 días sin averías.
El propio régimen, a través de la UNE ha aclarado que en julio y agosto también habrá apagones «si existen algunas salidas imprevistas de Unidades de Generación».
Los apagones que afectaron a las ciudades cubanas el 14 de mayo dejaron en evidencia la necesidad de invertir en la modernización y el fortalecimiento del sistema eléctrico nacional, un tema pospuesto por el régimen durante años en favor del turismo.
La mala planificación y la creencia de que Chávez sería eterno y que Venezuela regalaría eternamente petróleo a Cuba, incidió en la «transformación energética en Cuba»; pero no en la infraestructura general en el país, sino hacia el interior de los hogares.
La mayoría de los hogares cubanos dependen de la electricidad para cocinar «gracias» a la mal llamada Revolución Energética que impulsó el difunto líder Fidel Castro. Ahora mismo, la situación con los apagones tiene muy molesta a millones de cubanos, que están literalmente de brazos cruzados a la hora de poder cocinar los escasos alimentos que poseen.
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