Hay que ser demasiado ingenuo para creer que Elon Musk himself te va a contactar para que inviertas en bitcoins. Si fuera en Tesla… o SpaceX, pero esta mujer surcoreana se lo creyó.
En un caso sorprendente de engaño cibernético, una mujer surcoreana fue víctima de una estafa de 51 mil dólares por parte de un impostor que se hizo pasar por Elon Musk mediante la tecnología de deepfake.
La mujer surcoreana, cuya identidad no ha sido revelada, entró en contacto con el falso Elon Musk a través de las redes sociales, donde el estafador utilizó videos deepfake para simular la apariencia y voz del magnate tecnológico, dice el Korean Herald.
Convencida de estar interactuando con el verdadero Elon Musk, la mujer surcoreana fue persuadida para realizar inversiones en criptomonedas, creyendo que esto multiplicaría su capital bajo la orientación directa de Musk.
El esquema fue descubierto solo después de que la mujer transfiriera la suma total de 51 mil dólares a diversas cuentas, supuestamente para invertir en proyectos especiales de Musk. Cuando los prometidos retornos de inversión no se materializaron y el contacto cesó, la víctima buscó ayuda y se dio cuenta de que había sido engañada.
Casos similares han sido reportados en diferentes partes del mundo. Recientemente, una serie de estafas con tecnología deepfake han emergido, involucrando supuestas endosos de celebridades a productos o servicios. En Ohio, por ejemplo, se advirtió sobre estafas donde celebridades aparecían ofreciendo productos gratis, que en realidad eran deepfakes creados para obtener información personal o financiera de las víctimas.
En Corea del Sur, donde el caso de la mujer se hizo prominente, ha habido un notable aumento en fraudes que utilizan deepfakes de celebridades para promover inversiones de alto riesgo.
Los expertos en seguridad cibernética advierten que la evolución de la tecnología deepfake está permitiendo a los criminales crear estafas más convincentes y difíciles de detectar, poniendo en riesgo tanto la seguridad financiera como la emocional de las personas.
Una estafa similar. El caso de Gilbert Chikli
El caso, con sus similitudes y diferencias, nos recuerda el del ciudadano franco-israelí, identificado como Gilbert Chikli, quien logró engañar a numerosas personas influyentes, haciéndose pasar por el ministro de Defensa de Francia, Jean-Yves Le Drian, y estafando aproximadamente 90 millones de dólares en total. El fraude se centró en solicitar fondos supuestamente destinados a pagar rescates por periodistas secuestrados en Medio Oriente.
Chikli, que ya había sido condenado en 2015 por estafas similares, empleó una máscara de silicona y una oficina falsa equipada con insignias francesas para hacer videollamadas a sus víctimas y convencerlas de la autenticidad de su personaje. Los fondos estafados eran depositados en cuentas en China para evitar ser rastreados.
Entre las víctimas se encuentran empresarios y líderes religiosos, y aunque algunos se mostraron escépticos y cortaron la comunicación, otros no lo hicieron, resultando en pérdidas millonarias.
El esquema se descubrió cuando Chikli fue arrestado en Ucrania en 2017 y extraditado a Francia para enfrentar cargos. Sin embargo, incluso después de su detención, se informó de nuevos intentos de estafa bajo el mismo modus operandi, lo que sugiere la posible participación de una banda organizada.
Este caso, y el otro, resaltan la vulnerabilidad ante los avances tecnológicos que permiten falsificaciones cada vez más convincentes y plantea serias preguntas sobre la seguridad y la confianza en las comunicaciones internacionales.
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