El lujo de comer frijoles en Cuba: Más caros que la carne

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Acostumbrado a burlarse de lo malo que le pasa, el cubano bromea hoy con la idea de que, con lo que cuesta un saco de frijoles, puede pagarse un viaje a Nicaragua y luego llegar a Estados Unidos; o comprarse un automóvil o una casa de tres habitaciones. Lo cierto es que, acceder a esta rica fuente de nutrientes, se ha vuelto un lujo.

El precio de las legumbres, que históricamente han servido de base para la alimentación de los cubanos, alcanza y supera el de productos como la carne de cerdo. Por ende, el ciudadano de a pie tiene cada vez menos formas de obtener la proteína o la fibra que necesita para nutrirse; y debe seguir “inventando” para encontrar qué comer. 

Se supone que a través del sistema de abastecimiento normado, que controla el gobierno mediante la libreta de racionamiento, cada persona reciba al menos 10 onzas de frijol negro al mes pero, como el 2023 ha estado marcado por atrasos desproporcionados en el suministro de la canasta básica (por factores como la baja productividad y que varios de los alimentos que se otorgan son importados), a no pocos les deben las de meses.

A pesar de que se trata de una cantidad ínfima, que apenas supera la media libra de frijoles, estas 10 onzas, que tienen un valor de 10 pesos cubanos (CUP), representan un respiro para quienes son incapaces de asumir la inflación escalonada porque sus salarios están estancados, o no reciben remesas de un familiar en el extranjero.

A otros, no les queda más opción que comprar legumbres en el mercado de oferta y demanda donde, una libra de ese mismo frijol cuesta 21 veces más: su precio va de 320 a 350 CUP. Si es importado, en provincias como Santiago de Cuba, la libra de frijol negro llega a 700 CUP.

Según puede verse en puntos de venta, agromercados y grupos en redes sociales, a lo largo de todo el país, el frijol colorado tiene un valor bastante semejante al negro, pero el blanco, las lentejas o los garbanzos, son mucho más costosos. 

A través de Facebook, varias micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) venden la libra de judías a 420 CUP y, si se compran por cantidad, o sea, al menos 10 paquetes, a 400. No obstante, en la zona oriental del país se piden 650 CUP por la libra de lentejas y 750, por la de alubias blancas, aproximadamente.

Quienes tienen más suerte, en Villa Clara, por ejemplo, pueden dar con la libra de frijoles “de la bodega” a 320 CUP; en Holguín, con la de frijol carita a 150; y en Centro Habana, con la de colorado a 345. 

Raras veces la libra de frijol negro se encuentra a 280 o 320 CUP, y esto ocurre también solo si se compra bastante, es decir, al menos un saco, que trae 110 libras. En estos casos, el precio casi siempre incluye el servicio de entrega a domicilio.

Aunque mediante las mipymes están entrando a Cuba desde países como España, República Dominicana, Panamá o Brasil, frijoles y otros alimentos básicos, la mayoría de los cubanos no puede pagar por consumirlos. 

Como botón de muestra está que un contenedor de 480 sacos de 50 kilogramos de frijol negro o rojo cuesta 33,600 dólares (USD): a 1.40 USD el kilo. En la venta “solo por contenedores” hay ofertas ligeramente menos costosas, como la del saco de 50 kilos de frijoles negros a 62.50 USD, o lo que es lo mismo, 480 sacos por 30,000 USD: a 1.25 USD el kilo.

No es solo por la inflación

No en vano los frijoles negros y colorados, fundamentales en la dieta de los cubanos, encabezaron la lista de alimentos con los mayores incrementos mensuales de precios en julio pasado, según cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).

Al respecto, el economista Pedro Monreal ha alertado a través de X (antes Twitter) que la capacidad de respuesta de oferta agropecuaria, a la que contribuyen las mipymes, es “un componente estructural clave para mitigar la inflación en Cuba”, pero no el único. 

Para el destacado analista cubano, “el problema no es solamente la inflación, sino el crecimiento mucho más alto de los precios de consumo en comparación con la dinámica de salarios y pensiones”.

Es decir, que Monreal tiene claro que “una eventual moderación de la inflación no resolverá por sí sola el empobrecimiento desatado por el ‘ordenamiento’”.

“La política agropecuaria ha fracasado y seguirá fallando mientras no convierta el sector privado nacional en el pilar del sistema agropecuario”, ha concluido el experto.

De hecho, Monreal destacó este mismo martes que “el sector privado agropecuario es el único actor no estatal nacional que funciona en Cuba como un boxeador que golpea muy por encima de su peso”, ya que “la seguridad alimentaria descansa sobre los hombros de algo más de 404 mil personas naturales que son ‘tenentes’ de tierras”.

De acuerdo con los números de la ONEI, en todo el 2021 el sector privado participó en casi el 80% de la producción física de frijoles. En más de una ocasión, muchos de los productores cubanos han tenido su cosecha lista, pero no han contado con los suficientes sacos para almacenar el grano o con los medios para transportarlo.

Un viejo arrastre 

En marzo de 2023, 49.3 hectáreas de frijoles fueron afectadas por intensas lluvias en la provincia de Guantánamo, pero todavía en distintos espacios agropecuarios podía encontrarse la libra de frijol negro a 110 CUP y la de frijol colorado, a 130.

Un mes más tarde, en abril, el propio gobierno aumentó el precio de venta de los frijoles negros hasta 138 CUP, debido a “las bajas cantidades acopiadas en los últimos tiempos”, que afectaron la disponibilidad de los granos. 

Entonces, la prensa oficial precisó que se esperaban nuevos precios para el frijol blanco y el colorado en los mercados estatales, y aseguró que los mismos se mantendrían en tanto “no existiera suficiente producción”.

Asimismo, en julio último, la ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz, reconoció que los frijoles, el arroz, la leche en polvo, el café, el aceite vegetal, los azúcares, los jabones y los cigarros, son los productos más robados de las bodegas cubanas.

En noviembre de 2022, en Villa Clara se liberó la venta de frijol semilla, que había sido tratado con sustancias tóxicas para el organismo humano, a 75 CUP la libra; y muchos lo compraron porque “por la libre” costaba casi el doble: entre 120 y 130.

También a finales del año pasado fue noticia que el gobierno de Argentina apoyaría a Cuba en la producción de granos, para lo cual se traerían del país sudamericano maquinaria agrícola y otros insumos. 

Como parte de este acuerdo oficial, que debía empezar a implementarse en diciembre en la región central cubana, se sembraría frijol, maíz y soya en unas 2,000 hectáreas, las cuales se incrementarían hasta llegar a 10,000 en marzo de este año.

Pero el 2022 empezó mal. Tan temprano como en enero, el gobierno cubano culpó a Estados Unidos por la “imposibilidad de adquirir insumos” como fertilizantes y semillas de calidad para la siembra, tras pronosticar que la cosecha de frijol sería limitada: habría 30 mil hectáreas menos que en 2021.

Así las cosas, las autoridades de la isla responsabilizaron a la Administración de Joe Biden por dejar de cultivar 30 mil hectáreas de un alimento propenso a las plagas y que se cultiva durante los meses de invierno en Cuba.

Desde el Ministerio de Agricultura achacaron aquella colosal pérdida a las “afectaciones provocadas por el recrudecimiento del bloqueo”, entre las que se mencionaron la insuficiente entrada de recursos para los cultivos y la escasez de diésel.

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