Otra vez la calle Dorticós (Avenida 48), en la ciudad de Cienfuegos, «engalana» las planas del rotativo sureño 5 de Septiembre; esta vez con motivo del azote del dengue, y es que esa avenida debe tener el salidero más famoso de todo Cienfuegos.
¿Cuándo comenzaron los salideros en la avenida Dorticós? Probablemente con la construcción del llamado edificio «de la cotorra» y otros, construidos a la carrera en la década del 70´, cuando la avenida 48 comenzó a ver ese salidero constante de aguas albañales rodando por el pavimento.
Ahora, la preocupación asoma la página del 5 de Septiembre, pero entre el edificio de Boris Luis García Cuartero y el de Omar George, ambos periodistas cienfuegueros, existe otro salidero igual de antiguo que desemboca, cuando se complica, en la avenida 48. Dicen los residentes que, cuando la zanja funcionaba eso no pasaba, pero «la zanja» se fue tupiendo un día con palos, piedras, bloques. Todo el mundo botaba ahí lo que le daba la gana y el agua de los edificios bajó y se acumuló frente a la piscina, la cual, por cierto, está dos cuadras encimas de la famosa alcantarilla por donde se bota esa agua que, repito, es una amenaza de dengue y tiene más historia que una enorme generación de cienfuegueros.
Lo cierto es que, la zona, ya no es aquel lugar donde se mudaron decenas de trabajadores del MICONS, con sus respectivas familias, cuando los edificios se inauguraron y solo existía la pista de atletismo, las viejas casas, y otros edificios de apenas cuatro plantas construidos alrededor de la 2da mitad de la década del 60´.
fotos: Diario 5 de Septiembre
Ahora es, dice el 5 de Septiembre, un lugar donde proliferan los basureros ilegales, entre los mismos edificios. Ya la gente, dice un vecino, ni siquiera baja a botar la basura. La mete en una jaba y la tira por los balcones. Y allí, no solo hay cucarachas y ratones. También vive el mosquito transmisor del dengue.
Sin carros para recoger la basura, sin combustible para fumigar, el dengue es una amenaza constante para los residentes de la zona, explica el 5 de septiembre con otras palabras, mientras entrevista a funcionarios locales.
El diario resume el panorama de esta manera:
“El efecto de acciones sanitarias como la pesquisa o la ampliación de capacidades hospitalarias para la atención de enfermos, puede debilitarse si no se acompaña de chapeas sistemáticas, eliminar salideros, recoger micro vertederos espontáneos o asfaltar, rellenar o subsanar baches —tan comunes— que acumulan agua”.
El reportaje de la periodista Gretta Espinosa Clemente incluye una entrevista a Edelys Molina Moreira, subdirector del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología, quien echó culpas a la obsolescencia tecnológica del equipamiento de fumigación, y dijo que en el municipio de Cienfuegos solo hay disponibles unas 55 bazucas de las 103 requeridas. Estas para colmo de males, tienen entre 8 y 10 años de explotación.
Y mientras el diario apela a la voluntad de los lugareños y pide la cooperación de estos para revertir el mal, a la mente de quien redacta viene el recuerdo de tantos inspectores vestidos de gris, que imponen multas por «botar agua», cuando en esa zona cienfueguera fluyen desde hace décadas varios manantiales, sin que el gobierno haya podido reparar uno solo.
¿Dengue? Si fuera solo el dengue…
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