Cubana logra que le reconozcan 300 MLC de su televisor roto, dos años después del «ordenamiento»

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La historia de Juana Irma Rodríguez pudiera dar para un libro, un documental o una película. Sobre todo ahora, que tiene un happy ending. Esta mujer cubana logró que, dos años después del «ordenamiento» monetario, le reconocieran que pagó 300 CUC por un televisor que se le rompió estando en garantía.

Esta es una historia que refleja cómo nació, desordenado, el mal llamado «ordenamiento» en Cuba.

Sí, porque se suponía que, tras ser proclamada «la ley» del ordenamiento, todos los frentes quedaran cubiertos pero no, Irma quedó en un limbo. Un limbo que duró dos años, y que ahora, gracias Dios, ha tenido solución. Al menos en el reconocimiento que le deben 300 CUC y no 8400 CUP.

Problemas con la Garantía de un Televisor en Cimex: Respuesta y Solución a una cubana de a pie

Ella compró un televisor en una tienda de Cimex en Santiago de Cuba justo antes de la Tarea Ordenamiento. El televisor falló y no pudieron repararlo, ni reponerlo por otro de igual valor, ni devolverle el dinero de manera efectiva debido a la transición a la moneda nacional cubana.

Su caso contrasta con la historia de otros miles de cubanos que tenían en los bancos cuentas en MLC, dólares, CUC o chavitos – como quiera Ud. llamarle – y que de la noche a la mañana vieron sus divisas cambiadas a razón de 24×1.

Aunque claro, es similar en frustración. En dos años de frustración.

Luego de la rotura de su televisor, que aún se encontraba en garantía, al no poder reponerse este por uno igual, o ser reparado, la sucursal Cimex Santiago de Cuba procedió entonces a lo que le respondía por garantía: solo que, como ya el CUC estaba fuera de circulación, y guiándose por el cambio oficial, apegados «al librito», le quisieron dar 8400 CUP. Ella, había dado por su televisor, meses antes, 300 CUC.

Solo para ponerlos en contexto actual, pues la respuesta ha su caso ha llegado ahora, 8400 CUP son actualmente 34 «dólares».

Eso es lo que le hubiesen dado, ahora, a Juana Irma, cubana, santiaguera, de no haberse ella enfrentado durante dos largos años al burocratismo en la isla. A funcionarios que, en el 2021, cuando vieron que no podían darle un televisor de repuesto o arreglarle el que ella tenía, pretendieron darle 8400 CUP, algo a lo que ella obviamente se negó.

Ahora, tras las reclamaciones pertinentes durante 24 largos meses – días más, días menos – responde Salvador Heredia Betancourt, gerente general de la sucursal Cimex Santiago de Cuba, quien explica que «la atención de la garantía comercial se realizó siguiendo los procedimientos establecidos en el Manual de Normas y Procedimientos para garantías».

Heredia Betancourt confirmó que, el proceso de la garantía establece que primero se intenta reparar el equipo, luego se realiza el cambio si es necesario, y la última opción es la devolución del dinero.

Sin embargo, señala, que «debido a la sensibilidad del asunto, se reconsideró la reposición en casos similares. La decisión estaba lista para implementarse, y se buscaba ubicar la mercancía en la unidad destinada para adquirir equipos a los clientes lo más pronto posible».

Es decir, que había muy probablemente otros clientes en igual situación.

El caso de Juana se publicó en el diario oficialista Juventud Rebelde, y afortunadamente para ella, CIMEX en Santiago de Cuba reconoció que Juana, la cubana, tenía razón al defender su derecho a una solución razonable.

Todavía la solución está en proceso. Es decir, que a Juana todavía no le han llegado «los 300 CUC», ni le han depositado en el banco «300 MLC», pero ya el hecho de que CIMEX reconozca la justeza en el reclamo de la demandante, es una victoria.

El diario oficialista admite que la respuesta destaca la importancia de la protección al consumidor y muestra la voluntad de resolver este tipo de problemas y un esfuerzo por entender la perspectiva de los clientes en medio de un contexto complicado debido a la transición monetaria en Cuba.

Su caso, como el de toda una «cubana de a pie», expone la falta de consideración hacia los consumidores, especialmente en la época de cambios en la moneda cubana. Tengamos en cuenta que la solución demoró ¡2 años! Dos años en los que Juana Irma convivió sin su televisor, y sin sus 300 CUC. Sin disponer siquiera de una cantidad equivalente en el banco, para su uso.

Dos años en que su categoría de «cliente» no se aplicó correctamente en Cuba, como se aplica en otros lugares debido a las circunstancias.

Los problemas con las garantías y la situación económica, la falta de respuesta y solución rápida para estas cuestiones, sugieren la necesidad de nuevas leyes y decretos para proteger a los consumidores.

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