¿Qué diferencia existe entre una bodega de los años 60 del Siglo XX en Cuba, de esas usurpadas por el régimen, y una tienda de una Mipyme actual? Ninguna. Solo lo que se oferta dentro.
La hija del Ché, Aleida Guevara, parece lanzar una advertencia solapada, pero no habla de cómo su padre influyó para que desaparecieran «las mipymes» que encontraron los barbudos cuando llegaron al poder en 1959. Ahí comenzó el desbarajuste cubano.
Aleida Guevara, hija del icónico revolucionario Che Guevara, ha sido protagonista de una de las últimas perlas del totalitarismo en Cuba, al instar a los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) en Cuba a desempeñar un papel más activo en el monitoreo y control de las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) privadas; unas declaraciones que tal parece fueron sacadas de una gaveta correspondiente a la época de los años 60 del pasado siglo. Y ojo, no ha sido la única declaración «sorprendente» en las últimas horas.
En una reciente entrevista ofrecida a Il Fatto Quotidiano, uno de los medios italianos que al parecer aún se deslumbra con la figura del mítico guerrillero argentino, Guevara expresó su preocupación por la necesidad de asegurar que estas entidades no solo busquen el beneficio económico, sino que también contribuyan al bienestar social y al desarrollo del socialismo en la isla.
Su declaración no fuera tan risible sino fuera por el hecho de que fue su propio padre, en conjunto con Fidel Castro y los barburrevolucionarios, los que sumieron en una crisis de pobreza permanente al pueblo cubano al suprimir de golpe y porrazo la propiedad privada en Cuba. No indemnizando, sino robando y usurpando.
¿Qué diferencia existe entre una bodega de los años 60 del Siglo XX en Cuba y una tienda de una Mipyme actual? Ninguna. Solo lo que se oferta dentro.
Guevara no habló de eso, sino que por el contrario destacó que la vigilancia sobre las Mipymes es crucial para prevenir que se desvíen de los principios socialistas y comiencen a operar puramente bajo motivaciones capitalistas, lo cual podría socavar los valores de la revolución cubana.
Guevara considera los CDR como una organización para promover los ideales socialistas y la solidaridad comunitaria, apelando a la utopía comunista que soñaba su padre y en la que ella, es obvio decirlo, no vive.
Su llamado al protagonismo controlador de los CDR ha generado debate entre los cubanos, con opiniones divididas sobre el mejor camino a seguir para el desarrollo económico del país mientras se protegen los valores socialistas. Unos se burlan de lo desfazadas de las declaraciones, teniendo en cuenta de que prácticamente en la isla no queda nadie para hacer guardia cederista y muchos de los que quedan no quieren hacerla; otros le piden a Aleida que aterrice en la realidad y algunos todavía se preguntan por qué ciertos medios se empeñan en entrevistar a estos personajes, que no son cubanos de a pie, para que les hablen de la realidad cubana.
Ante todo esto surge una pregunta: ¿Qué hacen estos medios de izquierda italianos entrevistando a figuras desconectadas de la realidad cubana como Aleida Guevara? Obtener un click digitalmente. Que los italianos amantes de la figura idílica del Ché gasten unos centavos en comprar el periódico. Y nada más que eso.
Sin embargo, deberían saber que tanto Aleida como Mariela Castro, son parte de una élite viajera que a menudo ofrece declaraciones a la prensa extranjera sobre el proceso social en Cuba y lo hacen siempre desde una posición de privilegio; en este caso, ella luce muy desconocedora que los CDR actuales en la isla son una figura en extinción que ha quedado reducida a la siembra de calabazas en un pedacito de tierra, idea genialísima de su actual máximo dirigente, Gerardo Hernández.
Esa posición desconectada es la misma posición a la que apeló ayer Liván Fuentes Álvarez, el funcionario del gobierno cubano que intentó viajar a los EE.UU. mediante Parole Humanitario, pero de él, hablaremos en otro artículo.
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