El gobierno de Cuba está sumido en una derrota política y moral, tras la represión y la ola de terror y miedo desatada el 15N
Los activistas cubanos planean seguir adelante con las protestas, en espera de que el gobierno relaje el cerco en contra de ellos, y eventualmente ocurra en Cuba un estallido similar al 11 de julio.
Al menos así lo han hecho saber varios de ellos, a través de diversas vías.
Si bien ahora no existen dos componentes fundamentales que incentivaron la salida en masa de cubanos hacia las calles el 11 de julio pasado – apagones y un pico pandémico de coronavirus – los activistas dentro de la isla insisten en revindicar sus derechos. Al menos a que se les escuche.
Esa idea permanente en ellos de lograr un cambio mediante el diálogo, la paz, sin violencia ni odios, ha encontrado un muro del otro lado. El gobierno de Cuba no solo se niega a escuchar las voces que disienten dentro de la isla, sino que hasta manipula la información y lanza campañas alarmistas para generar odio y adversión contra los activistas.
Como este documento que circuló, que hace referencia a medidas a tomar en caso de ocurrir una «incidencia» frente a las escuelas.
La plataforma Archipiélago agradeció que el pueblo cubano «se hiciera sentir» este 15 de noviembre y pidió a sus seguidores continuar las protestas hasta el 27 de noviembre, en un comunicado emitido hace apenas unas horas y en el que denuncia la ola represiva desatada por el gobierno.
Seguir vestidos de blanco y cacerolazos a las 9pm, entre otras, son propuestas de la plataforma para seguir en Cuba con las protestas ya que, ninguna de las causas que motivaron la convocatoria a la Marcha Cívica del 15N se han cumplido.
Todavía están en las cárceles centenares de presos políticos. Todavía no hay libertad de expresión. Todavía se exige el derecho a la libertad de reunión y expresión.
Otra de las causas que se esgrimieron para convocar a la marcha, el cese de los actos de repudio, tampoco se ha cumplido. Existe aún represión y violencia entre cubanos por motivos políticos y por pensar diferente.
De igual modo, aún no se han sentado las bases para un proceso transparente de resolución de diferencias a través de vías democráticas y pacíficas.
Por todo eso, Archipiélago dice que la lucha debe continuar.
Al menos 168 incidentes de violencia política sucedieron en Cuba en los tres últimos días, y fue en La Habana donde hubo una mayor ola de arrestos contra manifestantes del 15N, denunció el portal Cubalex.
El gobierno de Cuba quedó destrozado tras el 15N. La gran victoria de ese día – y del 14 – fue ver cómo un país en crisis despliega los recursos que dice no tener, para movilizar cientos de acólitos para lograr impedir que una persona, vestida de blanco, haga una marcha en solitario por una de las calles de Cuba, «armado» con una «peligrosa» rosa blanca.
Las espinas de esa rosa, que el gobierno de la isla tiene clavadas bien adentro, obligaron a gastar miles de pesos en lograr que, cuatro gatos en una azotea, arriesgaran su vida desplegando banderas gigantes, desde la azotea del edificio, a fin de impedir que la prensa extranjera, situada a cientos de metros de la casa de Yunior García, lo viera asomarse a la ventana.
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