Cristina Escobar comprende hastío ante el discurso oficial

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Cristina Escobar parece no acabar de entender por dónde le entra el agua al coco, pero «arremetió» contra los medios oficiales por su ineficacia comunicativa con los más jóvenes, y por vivir en otra realidad o desconectados de esta.

Cristina Escobar, una de las periodistas «estrellas» del Sistema Informativo de la Televisión Cubana, participó en un debate donde se dijo que «la separación entre el discurso mediático oficial y la vida de las personas provoca que busquen satisfacer sus necesidades de información en otros sitio»; una afirmación con la que ella parece estar de acuerdo, y a la que, al hablar de los sucesos del 11 de julio, apuntaló con esta otra:

«La convocatoria para salir a las calles el 11 de julio no respondió solo a un sentimiento de hartazgo popular, debido a reclamos no respondidos o grupos sociales víctimas de una innegable desigualdad».

Este y otros conflictos del ecosistema comunicativo cubano fueron abordados en Desafíos del consenso: Comunicación, un dossier publicado por las revista Alma Mater y en el que participaron otros especialistas, en un debate que, ¡claro está! nunca va a ser transmitido ni por la Televisión Nacional, ni será reproducido en medios impresos de alcance nacional como Granma, Juventud Rebelde, o Trabajadores.

Un gran amigo, y a su vez amigo de Cristina Escobar, confiesa que él personalmente cree que Cristina Escobar no es una «vividora», sino una «sobreviviente» del sistema. Alega, con la experiencia de conocerla hace ya muchos año, y de la convivencia con ella cinco años en la Universidad, que Cristina sabe muy bien «cómo es todo», pues es «muy inteligente»; pero sabe de sobra cómo tiene que manejar su discurso y lenguajes en la televisión para decir lo que piensa, sin provocar ronchas. Una línea más allá, y su exposición mediática se vería reducida a cero.

Tal vez por eso es que su voz se escuchó «alta y clara» en Desafíos del consenso: Comunicación, donde participaron además, otros dos expertos en el tema: José Ramón Vidal y Fidel Alejandro Rodríguez. El primero es Doctor en Ciencias de la Información; el segundo, Máster en Ciencias de la Comunicación. El debate publicado en Alma Mater, se resume de esta manera:

«El sistema de comunicación oficial arrastra deformaciones e insuficiencias que le impiden estar a la altura de las demandas de la sociedad cubana actual y de las características del ecosistema comunicativo global».

Los expertos lo dicen luego de estudiar el fenómeno. ¿Cómo les «responde» el gobierno? Con la «continuidad» y el decreto-ley 35.

Para nadie es un secreto que todos los medios oficiales cubanos -diarios, radio y televisión- están en manos del Estado, del gobierno de la isla.

Sin embargo, en los últimos tiempos, se ha visto una especie de «cambio». Si antes era el Departamento de Orientación Revolucionaria quien regía a esos medios, al parecer una involución ha surgido, y sería la propia Seguridad del Estado quien se habría encargado de repartir las órdenes.

Solo así puede explicarse como el discurso mediático oficial al que hace alusión Cristina Escobar, pueda caer tan bajo y degradarse tanto, a niveles que la propia Cristina no hubiese jamás sospechado, para incurrir en descréditos, rumores, noticias falsas, manipulaciones, chantajes y mentiras, al más puro estilo cumbancha; y provoca más malestar en la vida de las personas y que sean cada vez más los que busquen satisfacer sus necesidades de información en otros sitios, como Facebook y Twitter, por ejemplo, a los que el régimen parece querer «callar» con su decreto de marras.

La Máster en Periodismo Multimedial, Cristina Escobar Domínguez, expresó convencida que «se llegó a ese punto (salir a protestar a la calle) tras meses de la aplicación de estrategias que usaron las redes sociales para construir una narrativa de ingobernabilidad y caos en la isla, así como para denunciar una supuesta incapacidad del sistema de salud para enfrentar los efectos de la pandemia de la COVID-19», pero reconoció el hartazgo popular ante el discurso oficial en el cual ella misma, cuando se para en el Noticiero Nacional de Televisión, participa y acata.

Cristina Escobar no obstante cree que una mano macabra parece aglutinar tantas propuestas pues responden a un interés que va más allá de la gente insatisfecha, y afirma que sin desconocer las condicionantes internas de las cuales ella no forma parte pues es una «privilegiada», «los eventos referidos están muy ligados a las tácticas de construir oposición política y subvertir el orden en la isla auspiciadas por el gobierno de Estados Unidos, con el objetivo de cambiar el sistema político cubano», y dijo que eso «no es nada nuevo».

«Los algoritmos de las redes, dijo además, contribuyen a que esas publicaciones que generan muchas interacciones sean las que más se visibilizan, lo cual nos ubica en una espiral que viraliza el contenido emocional, el grito de desahogo, la información a veces contada con la indignación de un momento», ilustró Escobar, decidida en parte a contrarrestar a toda costa a Vidal, lejos de ofrecer claridad en su discurso.

Al menos tuvo la honestidad de admitir que «muchos reclamos sobre los problemas de la sociedad cubana son reales: inequidades; efectos de la tarea ordenamiento; el bloqueo; los errores en la política agrícola; manipulación de los precios, topados o no; la falta de turismo y, por tanto, la pérdida de ingresos por trabajos formales o informales; el desabastecimiento crónico» aunque volvió a insistir en que el gobierno de Estados Unidos, con su política de sanciones, provoca en parte estos problemas.

«Los ha asumido como armas que le sirvan a su agenda con Cuba, sin mencionar que parte de las causas de estos problemas tienen que ver con una política de sanciones que ellos imponen»,

expresó.

No obstante precisó que «ni se puede interpretar al que se queja como un ‘mercenario’ al servicio de la agenda enemiga (que pasa), ni se puede disminuir el efecto real de una política que ha madurado para ir colándose dentro de nuestras vidas sin que podamos discernir que tiene que ver con el bloqueo (embargo)».

La Máster en Periodismo Multimedial indicó asimismo que «allí donde no ha estado la prensa pública u oficial, han capitalizado esas narrativas otros, con sus propias agendas e intereses», pero increíblemente pareció sugerir a los jóvenes que vieran ¡el noticiero de las 8:00 pm!, a la vez que justamente los criticó por consumir «solo información a través de sus teléfonos».

«Si la gente no se ve reflejada en sus propios medios, si siente que anda por un lado el discurso del periódico o del noticiero, y que su vida está llena de espacios oscuros, de fenómenos que le afectan y no entiende, que todos los discursos parecen políticos, y no relacionados con la concreta, pues se irán a buscar sus necesidades de información a otros sitios», precisó.

Según lo expresado por ella, ese mismo NTV de las 8:00 pm posee «una estética y un discurso que no les habla a ellos» y por tanto «son bombardeados por otros medios que han sabido llegarles con mayor efectividad».

«Los medios públicos y los oficiales no han sido capaces de ofrecer una cobertura realista de la vida del cubano de a pie. Esa tarea pendiente nos pesa a todos los que queremos ver medios públicos sólidos a los que la gente acuda como una opción válida para informarse», expresó Cristina Escobar.

«La prensa cubana desde sus diferentes niveles sigue operando en un escenario de hegemonía que ya no tiene: hay que aprender a coexistir con muchos otros actores (…)»,

reconoció también Cristina Escobar.

Con inusitada honestidad lamentó «que en disímiles ocasiones estos medios han reproducido un discurso polarizante, visibilizando solo voces polarizantes, lo cual aleja audiencias, empujándolas a otras plataformas donde creen encontrar lo que necesitan», con lo cual hizo un guiño más que directo a uno de sus compañeros en el set de la televisión: el protegido y niño mimado del castrismo, Humberto López.

«Cuba está necesitada de una nueva campaña de alfabetización, como dijo una vez un amigo periodista, pero una que ofrezca una alfabetización del mundo digital. Las personas no tienen elementos para contrastar información, no saben de dónde sale este medio o el otro, no cuentan con cultura mediática, no se imparte en la escuela, a no ser que estudies Comunicación o Periodismo. Muchos no saben usar Google, o creen que Internet vive solo en las aplicaciones como Instagram o Facebook»,

agregó Escobar Domínguez.


«La prensa tiene que actualizarse en función de sus audiencias, como pasa con todos los medios del mundo, que tienen presiones para subsistir. Si bien somos medios subsidiados por el presupuesto estatal, tenemos que usar esas presiones para reinventarnos y volver a un camino que conecte con toda esa gente que dice que “no ve el noticiero” como si fuera algo de lo que enorgullecerse. Hay que adaptar nuestros formatos a las nuevas formas de hacer y de consumir información. La audiencia no vendrá a nosotros, nosotros tenemos que salir a disputarnos su atención», expresó finalmente.

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