La migración cubana se ha disparado en los últimos años debido a la crisis económica, la represión a las marchas del 11 de julio, entre otros factores. Probablemente las caras más visibles de esa estampida han sido las de conocidos actores cubanos que decidieron establecerse en otros países, especialmente Estados Unidos y España.
La lista es bastante extensa para repasarla al detalle y tiene todas las cartas para ir creciendo en los próximos meses. Pero quizás, la otra cara de la moneda, de la que se habla un poco menos, es de aquellos actores y actrices que tras salir del país en algún momento de su carrera regresaron a Cuba y hoy, en medio de un escenario económico, político y social tan complejo, continúan en la isla. No son muchos lógicamente, pero se trata de nombres ineludibles en el mundo actoral cubano. Eso sí, la mayoría lo ha hecho sin abandonar proyectos internacionales y colaborar con materiales cinematográficos de envergadura.
El caso más conocido fue quizás Jacqueline Arenal, una muy talentosa actriz que tras alcanzar la fama en Colombia gracias a su participación en telenovelas decidió establecerse nuevamente en Cuba, donde ha vuelto a trabajar en el circuito de la televisión, apareciendo en series y novelas. Uno de sus personajes más recientes fue en la serie Calendario, donde interpretó el rol de una mujer madura que tiene una relación sentimental con un muchacho casi adolescente. Arenal desde sus años en Colombia declaró en varias ocasiones su interés por volver a actuar en Cuba y de ponerse bajo las órdenes de cineastas como Fernando Pérez, a quien siempre ha manifestado admiración.
Bárbaro Marín es otro de los actores cubanos que alcanzó el éxito internacional. En Colombia hizo novelas y series que alcanzaron una importante repercusión y se convirtió en un rostro popular entre los televidentes de ese país. Marín vivió varios años en Colombia junto a la actriz cubana Tahimi Alvariño. De ese matrimonio nacieron sus hijos Diego y María Fernanda. Hay una anécdota reciente que lo vincula a su pasado. En un rodaje de una serie en Cuba Marín desempeñaba el papel de chófer de un bicitaxi y se lo tomó tan a pecho que recogió a una señora en el vehículo y esta al reconocerlo le espetó:»Usted no es el actor, tan mal le fue en Colombia que está trabajando en un bicitaxi?» Marín se lo tomó a broma pero no deja de ser un simpático lance que habla sobre todo de la espontaneidad de los cubanos.
Tahimi Avariño vivió más de 10 años en Colombia. Llegó al país por unos meses para trabajar en una serie pero la ventura la llevó a quedarse indefinidamente. La propia actriz considera a Colombia su segunda patria. Razones no le sobran. En el país latinoamericano hizo familia y se convirtió en una figura muy popular. Ha señalado en varias ocasiones que regresó a Cuba porque necesitaba estar cerca de sus amigos y de su familia, y de la calidez de su entorno más cercano. A su regreso a la Isla ha participado en novelas, dramatizados y conducido programas de televisión, entre otros proyectos. En Colombia además, participó en el elenco de Todos se van, basada en la novela de la escritora Wendy Guerra, que aborda precisamente, el fenómeno de la migración.
Estos tres artistas son lumbreras de la actuación en Cuba. Regresaron a la isla cuando aún la situación económica y social dejaba algunas opciones a los cubanos. Dicho de otro modo, antes de que miles de cubanos se marcharan sin mirar atrás buscando un mejor futuro donde sea. Hoy ellos siguen en la isla pero su probado talento también les ha permitido continuar proyectos fuera de país. Muchos de sus colegas ya no están, pero ellos continúan como íconos de un sector artístico que prácticamente parece que lucha por no emigrar aunque la realidad los agarre de las manos para dictarles otro rumbo. Veremos si en un par de ellos estos tres actores continúan en la lista de los que «regresaron para quedarse».
