En el contexto actual de Cuba, las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Mipymes) enfrentan desafíos significativos debido a las medidas gubernamentales que impactan directamente en su capacidad para cumplir con su objetivo fundamental: producir bienes y servicios que beneficien a la población.
Estas medidas, aunque pueden tener diversas motivaciones, están generando un impacto negativo en el funcionamiento y la operatividad de muchas Mipymes, lo que a su vez afecta la disponibilidad y accesibilidad de productos y servicios esenciales para el pueblo cubano.
Las Mipymes están siendo fuertemente criticadas por un sector de la población cada vez más amplio, que las identifica como revendedoras, uno de ellos es el influencer conocido como «El Porfíao». Este, recientemente, lanzó una serie de cuestionamientos a las empresas, entre las que se pregunta, «En esencia, ¿qué son las MIPYMES?» y donde aborda el impacto de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Mipymes) en Cuba y cómo su objetivo de producir bienes y servicios para el pueblo se ve afectado por las medidas gubernamentales.
La creciente influencia de las Mipymes en diversos sectores, como la restauración y servicios, contrasta con el concepto inicial de su creación, y se hace evidente que este «experimento» está tomando un rumbo imprevisto y poco favorable para la población cubana.
El Porfía concluye que las Mipymes, establecidas según el Decreto-Ley No. 46, deberían contribuir al desarrollo económico y la generación de empleo en el país. Sin embargo, en la práctica, estas empresas parecen más una extensión del mercado negro, con ofertas a precios desproporcionados que dificultan su accesibilidad para la mayoría de los cubanos.
A medida que las Mipymes ganan protagonismo en la economía, se plantea el dilema de si están realmente cumpliendo su función original o si están contribuyendo a la estrangulación financiera de la población.
Ahora, las Mipymes, para colmo de males, se han visto afectadas por el fenómeno de la bancarización, un proceso dirigido a controlar el dinero en efectivo en Cuba en favor de los pagos electrónicos. Un proceso que está causando preocupación y quejas entre los cubanos, especialmente entre los ancianos; la mayoría de ellos no familiarizados con las tecnologías.
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El portal Havana Times, por su parte, destaca en una nota cómo la inflación en Cuba se ha disparado a niveles altos de dos o tres dígitos, muy por encima de las normas mundiales, y los problemas económicos del país se ven exacerbados aún más por un enorme déficit fiscal. Este déficit, que ronda los 68.100 millones de pesos en 2023, es financiado por el gobierno cubano inyectando dinero directamente a la economía.
Esta práctica, dice HT, sumada a la ineficiencia de las empresas estatales que reciben subsidios a pesar de ser improductivas, está impulsando una inflación galopante. La inadecuada administración estatal de los comercios minoristas y sus restricciones ideológicas al libre mercado contribuyen al problema.
El medio cita al economista cubano Pavel Vidal, quien argumenta que enfrentar estos desafíos requiere una reforma radical del sector estatal y la expansión del sector de la pequeña y mediana empresa privada (MIPYME). A pesar de enfrentar restricciones, las MIPYMES han mostrado mayor energía, eficiencia y flexibilidad en comparación con las empresas estatales.
Para frenar la inflación, Vidal enfatiza la necesidad de un ajuste fiscal, reduciendo los déficits presupuestarios crónicos, reestructurando o cerrando empresas estatales no rentables y reorientando el gasto social hacia las familias vulnerables en lugar de las empresas.
Soluciones para la crisis en Cuba
La crisis económica de Cuba requiere soluciones pragmáticas que implican reformas integrales. Los cambios cosméticos y las medidas superficiales no abordarán los problemas estructurales profundamente arraigados que causan la inflación. En cambio, el país necesita cambios sustanciales para impulsar una recuperación sostenible y atraer inversiones muy necesarias.
Inversiones que permitan, entre otras cosas la producción de alimentos necesarios para el pueblo.
Alimentos como trigo y leche, productos que, según el economista Pedro Monreal, muestran una drastica disminución en las importaciones hechas por el gobierno cubano, lo cual incide y refleja la crisis alimentaria en Cuba.
En un hilo publicado en Twitter, Monreal destaca que la dependencia de estas importaciones ha llevado a una crisis en la disponibilidad de productos derivados de la harina de trigo, como pan y dulces.
Monreal destaca también la caída en las importaciones de maíz, y señala que aunque las importaciones de arroz desde Vietnam se mantienen relativamente estables, la reducción en la producción nacional ha llevado a aumentos en el precio del arroz en el país.
El economista señala el crecimiento de las importaciones de carne de aves, principalmente desde Estados Unidos, como una forma de compensar la crisis en la producción nacional de carne de aves debido a problemas porcinos.
El pollo, especialmente, ha sido importado por un elevado número de Mipymes dentro de la isla.
