Es solo cuestión de tiempo. Crece el número de ancianos en Cuba, y la población envejece vertiginosamente, pues los más jóvenes solo aspiran a irse del país.
Sin fuerza laboral joven no hay producción y ello repercute directamente en la ausencia de bienes y depreciación del peso frente a la divisa extranjera.
El mercado informal de divisas en Cuba ha experimentado una estabilidad inesperada, con el dólar estadounidense manteniéndose en 380 CUP y el euro en 390 CUP, según la más reciente actualización de la tasa de El Toque. La pausa en la escalada de precios, sin embargo, no parece aliviar la presión económica que enfrentan los cubanos, particularmente los más vulnerables, como los ancianos, que son en Cuba los que más dificultades enfrentan diariamente, sobre todo con la alimentación.
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La estabilización del dólar, aunque podría parecer una buena noticia en medio de la crisis económica, es solo un espejismo en un panorama donde la devaluación del peso cubano sigue siendo una realidad palpable.
Esta devaluación ha impactado severamente tanto los salarios como los ahorros, profundizando las dificultades económicas de la población.
A pesar de los precios récord de las divisas extranjeras, el modelo económico centralizado y las políticas gubernamentales no han logrado frenar la depreciación de la moneda nacional, lo que refleja una crisis tanto económica como de liderazgo.
En paralelo, la población de ancianos en Cuba sigue creciendo, convirtiéndose en el único grupo demográfico en expansión.
Este aumento es particularmente preocupante en un contexto de inflación y pobreza extrema. La dinámica demográfica actual refleja el impacto de una economía que se descapitaliza de jóvenes, debido en gran parte a la migración, y un incremento en la población que requiere más atención médica y social.
El gobierno de Cuba ha trasladado la responsabilidad del bienestar de los ancianos a los gobiernos locales, sin embargo, la eficacia de esta estrategia es cuestionable dada la centralización de la economía y la presencia dominante del sector estatal. Los municipios enfrentan numerosas deficiencias, como la mala calidad de los alimentos en los hogares de ancianos y el deterioro de las instalaciones, lo que agrava la situación de este vulnerable grupo poblacional, según se pudo constatar en una reunión al más alto nivel en La Habana que fue cubierta por un equipo de reporteros de la Televisión cubana.
Expertos y investigadores han estado advirtiendo desde hace ya muchos años sobre las graves consecuencias de esta dinámica demográfica.
La creciente población de adultos mayores trae consigo desafíos significativos para la seguridad social, como el aumento en la necesidad de asistencia médica y socioeconómica debido al incremento en enfermedades crónicas y degenerativas.
Además, se espera que el número de personas mayores de 60 años supere el 30% de la población total de la isla para 2030, lo que pone de relieve la urgencia de abordar estas cuestiones con mayor seriedad y eficacia.