Habrá petróleo para Cuba, dice México; pero la crisis golpea a la familia cubana

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En recientes declaraciones, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, confirmó su firme apoyo a Cuba, asegurando que su gobierno está dispuesto a ayudar a la nación isleña en lo que sea necesario, incluyendo la provisión de petróleo.

Esta decisión se presenta en un contexto en el que Cuba enfrenta desafíos significativos, y México se muestra solidario con su situación. Un gesto sin dudas significativo, dada la importancia del petróleo en la economía y la infraestructura modernas.

López Obrador negó haber recibido reacciones adversas de Estados Unidos o de prestamistas internacionales debido a su postura de apoyo hacia Cuba.

Destaca la agencia Reuters que López Obrador enfatizó que su decisión de ayudar a Cuba se mantiene firme y no se ve influenciada por presiones externas, reiterando su compromiso con la soberanía y la toma de decisiones autónoma en la política exterior de México.

Pero entre lo que el palo va y viene, México a un lado, apoyando con petróleo a la isla, los cubanos se preparan tal vez para el momento más difícil de su historia, si es que no lo están viviendo ya.

Las recientes declaraciones de Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, durante su aparición en la televisión nacional, trascienden la mera recapitulación de eventos históricos o la glorificación de la resiliencia cubana a lo largo de las décadas. En lugar de esto, sus palabras parecen ser una estratégica premonición, un intento de prevenir o al menos mitigar el impacto de futuras crisis, actuando como «el viejo parche antes de que caiga la gotera». En este contexto, el «viejo parche» simboliza medidas preventivas o discursos reconfortantes destinados a fortalecer la moral nacional y asegurar al pueblo que el liderazgo está en control, incluso cuando se avecinan tiempos turbulentos.

Su énfasis en la resiliencia histórica de Cuba y su habilidad para transformar adversidades en victorias no solo sirve como un recordatorio del espíritu indomable de la nación, sino también como una estrategia para infundir esperanza y determinación en un momento en que el descontento popular podría estar aumentando. Al evocar las luchas y triunfos de generaciones anteriores, incluyendo líderes como Fidel y Raúl Castro, Díaz-Canel busca anclar su liderazgo actual en el legado revolucionario de la nación, fortaleciendo su posición y legitimidad a los ojos del pueblo cubano.

Un pueblo que, según una encuesta reciente de Cubadata, estaría viviendo sus peores momentos de la cocina para adentro. La encuesta, citada en un artículo de Diario Las Américas, escrito por Iván García, reveló que el 47.2% de los entrevistados dejó de comer en algún momento durante el día y que el 70.8% de los hogares comió menos o hizo solo una comida.

No todo, a fuerza de ser sinceros, recae en el gobierno cubano, como tampoco todo recae en el embargo; pero la crisis es real, y el país se encuentra agobiado por los efectos de la pandemia, una crisis sistémica y una inflación descontrolada, que ha llevado a un aumento alarmante de la pobreza extrema.

Esa es tal vez la fachada más real – y triste a la vez – de la grave crisis alimentaria que atraviesa Cuba; a la que se suma la caída del turismo.

La crisis alimentaria está afectando principalmente a niños, ancianos, embarazadas, enfermos crónicos, jubilados y trabajadores estatales. Los alimentos básicos son escasos o están fuera del alcance económico de la mayoría, resalta el artículo, que critica el estricto control del gobierno en todos los niveles de gestión del estado.

Dicho así, no, no bastaría la gran disposición de México o la «firmeza» de su presidente de mantener a toda costa su «ayuda solidaria a Cuba», y su interés en conversar con Biden para que afloje la tuerca que aprieta a la isla.

Sin embargo, es obvio decirlo. Incluso en medio de esta gravísima crisis, que México decida mantener su suministro de petróleo a Cuba puede resultar para algunos una panacea. Otros no, otros se recordarán todos los días, en la cocina, que tienen que elegir un momento del día para comer.

Los padres, mientras, optarán por renunciar al pedacito de carne o el huevo, para dárselo a sus más pequeños.

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