Al menos cuatro personas, vecinos de los activistas Yunior García Aguilera y Saily González Velázquez sufren desde ayer las consecuencias de payasada mediático represora que el gobierno de Cuba ha plantado frente a la casa de estas personas.
Son cuatro testimonios, llegados a nuestro equipo de trabajo, y de seguro no son los únicos vecinos de activistas que están siendo violentados en su normal actividad diaria. Si a nosotros llegaron «cuatro voces», ¿cuántos vecinos más de activistas no han sufrido el escándalo patriotero de poca monta y represivo además, protagonizado por «revolucionarios del pan con timba y la recarga», como les suele llamar un colega, residente en la ciudad de Miami.
El periodista Aliet Arzola Lima expresaba ayer que, una vecina de Yunior, residente en su propio edificio, ni siquiera pudo salir de «la zona» – por favor, entiéndase cerco – para ir a buscar un cargador para su teléfono.
A.M, vecina también del lugar, anciana de 78 años, enferma e hipertensa, no pudo dormir ayer la siesta que acostumbra a tomar «por culpa del jelengue que había aquí abajo,» expresó su nieta bajo anonimato. A la anciana ni siquiera le hicieron caso cuando «habló con un responsable», del fetecún castrista organizado en los bajos del edificio.
Otro de los residentes en el lugar, y uno de los tantos vecinos de activistas (Yunior no es el único por allí, dice), afirma que ahorita «no se puede ni botar la basura aquí en paz.»
El joven dijo a Cuballama Noticias, vía chat de Facebook, que han retirado casi todo el despliegue que habían colocado en el día de ayer, pero que «todavía quedan unos cuantos segurosos por aquí».
Dijo además que, todavía el apartamento de Yunior está «tapado con las banderas esas que le pusieron.»
«Hasta los viejos que venden cigarros de la bodega, están «recogíos». «Aquí está esto muy malo,» afirmó.
Moverse por la zona cercana a casa de Yunior es complejo; pero la complejidad no es exclusiva en La Coronela.
Cerco en Santa Clara contra activistas (y vecinos)
Igual le sucedió esta mañana a Miriam P., quien vive «unas casas más abajo» que la de Saily González, en el Reparto Domínguez, en la ciudad de Santa Clara.
La mujer no pudo atravesar la turba plantada frente a casa de la activista por el gobierno, y «tuvo que dar la vuelta a la cuadra para ir a la casilla.»
«Cada tres casas había un seguroso con un pullóver rojo,» expresó su hijo a este redactor.
Él la mandó a atravesar por el parquecito, que le hacía camino, pero Miriam no pudo pasar por el lugar.
Tampoco pudo sacar el teléfono para tirar fotos o vídeo de «la actividad», ni de lejos. Tantos represores apostados en el lugar lo impidieron con sus miradas. Miriam sintió temor y de regreso, volvió a dar la vuelta, y ni siquiera se acercó hasta donde hubiese podido porque; de allí para allá, el paso estaba prohibido. La cuadra cercada (ver diagrama)
Miriam P., a solicitud nuestra, vio el video y confirmó que ninguna de esas personas viven en el barrio. Ahí solo viven Barbarita y la otra identificada por Saily González en el video, como Lily, esposa de Fidel y madre de Isabela, a la cual Miriam ha visto, pero no sabe dónde vive exactamente.
Miriam afirma desconoce también «a qué se dedican», pero afirma que Barbarita (mujer con pullóver blanco) es la chivatona del barrio.
«Todo el mundo sabe que es la chivatona de por aquí,» explicó finalmente.
Tal vez quieras leer: FMC: Incentivar violencia contra la mujer cubana