El reportero cubano Edmundo García, un conocido defensor del castrismo que reside en Miami, está a punto de ser desalojado de su vivienda, aunque no por falta de pago.
Si bien el dueño de la propiedad en la que vive García al sur del condado de Miami-Dade dijo a América TeVé que el verdadero motivo del desalojo es su deseo de vender la casa, para el otrora presentador de la televisión cubana se trata de de un “fusilamiento mediático”.
De acuerdo con García, la intención de sacarlo de la vivienda por la que paga 1.500 dólares al mes tiene que ver con el “permanente linchamiento” que el grupo Puentes de Amor lleva a cabo desde hace tres años “contra mi persona”.
Sobre la misma cuerda, el también youtuber destacó que el grupo encabezado por el profesor cubanoamericano Carlos Lazo, otro defensor del régimen cubano, “parte de su familia y sus activistas”, incluso ha mostrado públicamente “fotos del lugar donde vivo”.
No obstante, el propietario de la vivienda, Said Almukhtar, aclaró a través de una llamada telefónica que le dio a García dos años para buscar un lugar donde vivir, pero que no tiene nada contra él porque lo considera “una persona decente”.
Almukhtar precisó que no quiere seguir arrendando la vivienda porque una familia está interesada en comprarla. “No tiene nada que ver con política. Compré esa casa para hacer negocios. Eso es todo”, resumió.
Sin embargo, García insistió en que en la demanda “se incumplen acuerdos de mala fe” porque el dueño “borra los mensajes” de dicho trato; y presentó una apelación ante un juez para encontrar una “solución razonable”.
Según aseveró García con tono de burla, podría irse “a vivir debajo de un puente”, por lo que ya tiene reservado “un apartamento muy bueno” debajo del puente de la 27 Avenida miamense. “La planta baja de ese apartamento la tienen ocupada unos desamparados amigos míos, pero yo puedo ocupar la de arriba”, afirmó.
El abogado Jesús Novo explicó a América TeVé que hay dos maneras de desalojar a un inquilino: si ha dejado de pagar o si se acaba el contrato.
En este último caso, que es el de García, el casero debe explicar que no quiere renovar el acuerdo por lo que, después de 60 días, si el inquilino no se ha ido, se inicia un proceso de desalojo. A tenor con la ley de Florida, este proceso suele tardar meses.
Asimismo, García resaltó que ha defendido siempre en lo que cree, pero que, lo que existe hoy en Cuba, “no es lo mismo que yo defendí”. “Lo que yo defendí ya no existe. Esa revolución dejó de existir”, puntualizó.
Si bien indicó que “lo que mi verso bendijo, yo nunca lo voy a negar como un cobarde”, reconoció que en la isla hay serios problemas éticos, de principios, de corrupción, de tráfico de influencias, y de doble moral.
