Edmundo García se encuentra en La Habana logrando un viejo sueño. Ser protagonista.
De un documental.
O al menos parte integrante de uno. De uno que hable sobre el embargo – o bloqueo – sobre «la resistencia del pueblo cubano», pero que no mencione su pasado ni el de su familia con el fondo patrimonial cubano.
El controvertido presentador, que pasó de ser «el hueso duro de roer para María Elvira», como él en algún momento se definió, para luego regresar a La Habana y volver a Miami, con la promesa desbancar a Alexander Otaola de la preferencia en el sur de la Florida (o al menos de hacerle contrapeso «informativo»), ha tenido más mención en el llamado «mundillo bajo» por videos suyos privados «muy sensibles» pasados de lo erótico a lo explícito, o por haber olvidado el verdadero objetivo de su regreso y concentrarse en el profesor Carlos Lazo, o en «El Invicto» Roberto Morales Cabrera, o en otros «youtubers» como Liber Barrueta, Elay Rodríguez y Erich Concepción, todos de dudoso peso para sus guantes.
En el camino hacia el abismo informativo, luego de que las aerolíneas charters dejasen de servirle como manutención, Edmundo García patinó y se raspó las rodillas acusando al CEO de UniVista Insurance de financiar a Carlos Lazo. Luego dijo que lo habían engañado con unos cheques falsos. Acusó al primero que se le ocurrió de su desliz y entre lunes y domingo, se dedicó a la bronca contra quienes, según él, han destruido su carrera.
Ahora, Edmundo García está en La Habana.
Anoche se paseaba por el Prado de La Habana. Fumaba y caminaba delante, mientras las cámaras le seguían detrás y él parecía dirigir el guión.
Del «documental» se conoce muy poco o casi nada. La persona que nos suministró las imágenes ya tiene hasta un título y todo para el mismo en inglés: «The Fallen».
Afirma también que, cuando Israel Rojas, el líder de la banda Buena Fe se entere de que Edmundo García está en La Habana se lo llevará a una clínica, para desintoxicarlo y que sea tratado. Israel está convencido que Edmundo García puede ser rescatado. Que se le quiere, y que algún día volverá a ser lo que un día fue, aunque digan que «lo que un día fue, no será».
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