Nadie en el gremio periodístico cubano sabe cómo se puede conciliar ser «objetivo, veraz e inmediato» pero Díaz-Canel lo quiere con “sentimientos y convicciones” hacia el Partido Comunista.
El dragón de las siete cabezas salió muy contento de una reunión que efectuara la víspera el mandatario cubano Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez ante un «destacado» grupo de periodistas cubanos, en su mayoría directores y editores de los principales medios del país, oficialistas el 99% de ellos, y ya pasados de los 35 años de edad.
En la reunión, muy interesante por cierto, los periodistas debatieron horas acerca de cómo poder nombrar al dragón y hacerlo responsable de su desconexión con la realidad, poco poder de empatía con las actuales generaciones, etc. y debe haber sido especialmente emotivo, estar horas allí sentados sabiendo que al responsable de que todos ellos hayan perdido su prestigio entre un pueblo de más de 11 millones de habitantes lo tenían enfrente; todos presumiendo de eruditos; todos culpables. Y sin poder decírselo en su cara.
Sobre el tema se ha hablado tanto y tanto… incluso habló ayer Adonis Subit Lamí, exdirector del diario 5 de Septiembre, quien fue pateado por el monstruo con tanta fuerza, que Adonis terminó en Matanzas, y lleva ¡un año! intentado sacar adelante la web del periódico Girón sin poder lograrlo. Con tan bueno ejemplos del «modelo periodístico cubano» ya sabemos a qué atenernos.
Ninguno de los presentes supo definir claramente y llamar las cosas por su nombre. Todos hablan de «problemas» y hasta la directora de la Agencia Cubana de Noticias (ACN), Edda Diz Garcés, al referirse a «la batalla por defender nuestra verdad», y esgrimir la ya añeja tesis de «la inmediatez periodística», recordó el conocido axioma de que “quien da primero (con la información), da doble», cuando ella bien sabe que hay ciertos temas en los que primero hay que pedirle permiso al dragón para poder publicarlos.
¡Qué manera de perder el tiempo, Venancio!
Allí se habló de “revolucionar la comunicación”, pero la realidad es que Díaz-Canel no tiene cómo lograrlo.
Lo único que se le ocurrió pedir al «puesto a dedo» fue ayuda para contrarrestar el “bombardeo en redes sociales”, pero -oh, misterio divino- en lugar de entrevistarse con quienes pudieran ilustrarle con la verdad, sin miedo de decírsela en su cara, decidió llamar a una pléyade de conocidos hala levas y expertos en el lenguaje del edulcoramiento; gente con mucho que perder, ya viejos y adoctrinados; con cargos y responsabilidades y desconectados aparentemente de la realidad.
Digo aparentemente porque todos conocen que, por ejemplo, el Jefe del Comité Ideológico del PCC, Rogelio Polanco, no entiende de «inmediatez» sin que él le eche primero el ojo a la noticia. Gente que sabe que si se les va una oración de más, terminan en las inmediaciones de Guantánamo haciendo trabajo comunitario. Gente que tiene muy presente lo vivido y sufrido por Boris Fuentes de frente al dragón; el hombre que por cubrir la frase de Díaz-Canel de «la limonada es la base de todo», saborea hoy, con el piyama puesto, las mieles del ostracismo.
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Sin embargo, la única cosa en concreto que salió de esa reunión es que el gobierno está perdiendo la batalla de la comunicación en las redes; que a pesar de sus esfuerzos y pagos en megabytes a sus «ciberguerrilleros» no va a lograr nunca copar los espacios que ofrece la democrática Internet.
Díaz-Canel cree que con los cuatro gatos ocambos con los que cuenta en los medios tradicionales de propaganda comunista, puede contrarrestar lo que él llama «mentiras contra el régimen».
El «Diazca» evidentemente está más perdido que una pulga electrónica en la cabeza de un perro chino plástico, y pidió -¡escuchen esto!- «hacer análisis objetivos,» pero con “sentimientos y convicciones” hacia el Partido Comunista.
«(aunque tengamos que) enfrentar lo que tengamos que enfrentar» dijo además Díaz-Canel, momento este que dejaron pasar Ronquillo Bello y Subit Lamí, para ejemplificar todo lo que han tenido que enfrentar periodistas del diario Invasor y del 5 de Septiembre por querer ser «objetivos.»
“Tenemos que saber hacer y lo que ustedes han hecho un llamado inteligente a esto son las redes sociales. Hoy están las redes sociales permanentes ahí como un escenario que no se puede obviar, donde el enemigo está los siete días por 24 horas”, dijo Díaz-Canel, y lo único que se puede sacar en concreto es que a partir de hoy, cada uno de esos cuadros y funcionarios de los medios oficiales, le dará una hora al día a cada periodista para que le escriba un artículo, y le deje las otras siete de la jornada laboral para ir de muro en muro, saltando, poniendo consignas en cuanto perfil «mercenario» de Facebook o Twitter vea.
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