Cubanos protestan y el gobierno le saca presión a la olla

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El gobierno apuesta a que nuevas dádivas calmarán a los cubanos.

John Suárez, director ejecutivo del Centro por una Cuba Libre dice que tiene esperanzas en el futuro de la isla, luego de ver cómo el pasado 11 de julio «miles de cubanos salieron a las calles para protestar contra el gobierno».

«Hay un profundo deseo de cambio por parte de los cubanos», apunta Suárez en un artículo publicado por The Dayli Signal, donde Suárez da cuenta de que «muchas de las personas que encabezaron las protestas están ahora en prisión».

Suárez indica además que lo que Cuba necesita ahora «es solidaridad internacional, no solo en Estados Unidos, sino del mundo democrático en general».

Parte de esa solidaridad «más allá de los EE.UU.» pudiera llegarle desde Europa. Y no hablamos aquí solamente de la labor que realizan emigrados cubanos en el envío de medicinas a la isla. O de 23 mil dólares que recaudaron amigos rusos de Cuba, como les denomina la oficialista agencia Prensa Latina. O de la convocatoria hecha por obispos de Eslovaquia. Pensamos, por ejemplo, en una actitud condenatoria enérgica de la Unión Europa que se traduzca en suspensión de la ayuda al país caribeño. Una sanción con todas las de la ley.

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El gobierno de Cuba pudiera haberse dado cuenta de la metedura de pata -esa que provocó que miles de cubanos salieran a las calles el 11 de julio- y habría decidido una serie de modificaciones de última hora para sacarle presión a la caldera. Entre ellas, darle más apertura al cuentapropismo.

«Cuba abre la puerta a los negocios», dijo en un artículo ayer la corresponsal de Associated Press (AP) en La Habana, Andrea Rodríguez, pero, ¿hasta dónde se abre esa puerta?

Andrea afirma que «se permite operar a empresas privadas, pero abunda la burocracia», con lo cual ya se nos da una respuesta de hasta dónde se puede llegar en un país cuyo modelo estructural económico está permeado por el recelo, el excesivo control y el miedo, que a la larga se traduce en una ineficiente burocracia que incluso permite el robo, básicamente porque los mecanismos de control son inexistentes, y quienes los fiscalizan son propensos a la corrupción.

Señala Andrea en su nota que «abrir una pequeña empresa es un dolor de cabeza burocrático en muchas partes del mundo», pero en Cuba, «es una aventura en un territorio en gran parte desconocido».

Parte de esta aventura en lo inexplorado parte de la prisa por calmar los ánimos descontentos, lo cual no calma a los empresarios, que están preocupados además por un «sistema crediticio ineficiente, el requisito de tener dólares estadounidenses que el estado mismo no vende y las limitaciones para contratar servicios profesionales».

Hoy lunes entró en vigencia «un nuevo sistema legal que podría ampliar enormemente el alcance de las empresas privadas y darles una mayor seguridad jurídica en los esfuerzos por ayudar a una economía en crisis», señala AP pero, ¿es suficiente?

Ni tanto. Algunos críticos de la medida alegan que les limita el poder de crecimiento. El Estado alega que es para evitar «enriquecimientos».

Es parte de un tejemaneje que lleva el gobierno casi desde el primer sofocón recibido, tras la caída del bloque socialista del este y la URSS en los años 90´. Desde entonces se especula que gradualmente el país pudiera ir «abriendo» su economía, e incentivando la iniciativa privada.

No pudieron poner coto a timbiriches, alquileres y paladares, y a larga terminaron permitiéndolo. AP aclara que estas 20 normas «que permiten y regulan a las pequeñas y medianas empresas, conocidas como pymes (…) fueron eliminadas en 1968 en una ofensiva revolucionaria contra los últimos vestigios de la propiedad privada».

Pero ahora han sido aprobadas. Demostrado que, «un trabajador privado podía ganar mucho más que un trabajador estatal».

El gobierno ha decidido otorgar ahora el estatuto de sociedad de «responsabilidad limitada» a las pymes con más de tres trabajadores. Dice que pueden tener «hasta 100», y se les permitirá todas las actividades excepto aquellas que el estado reserva como estratégicas -educación, salud, defensa, manejo de residuos y minería, entre otras.

Todavía deberán ser aprobadas por el Ministerio de Economía, pero mientras el palo va y viene el estado apuesta que con esta «escapadita» de presión por la junta, los cubanos tengan la idea de que siempre con el Partido Comunista dirigiendo, ellos podrán ser los chinos del Caribe en un plazo de unos años.

Se trata «más de lo mismo»; de ir liberando poco a poco sin soltar el lazo. El lazo que tiene amarrado al cuello de los cubanos.

noticia en Cubacomenta hoy: Gobierno de Cuba intenta evitar otros 11J

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