Continua el éxodo hacia los EE.UU. de familiares de altos dirigentes cubanos

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Nada tienen que ver los hijos y los sobrinos con sus padres y tíos, pero el fantasma de Santos Ferro en Miami siempre es un recurrente en la memoria, cuando se habla de la aparición, luego, de dirigentes cubanos en el exilio.

La emigración desde Cuba hacia Estados Unidos sigue siendo un fenómeno constante y significativo, pero recientemente ha cobrado una nueva dimensión con la nueva llegada de familiares cercanos a altos dirigentes del gobierno cubano al país norteamericano. Este éxodo no solo resalta las contradicciones internas del régimen cubano, sino también la disfunción y la crisis que afecta a la isla a todos los niveles.

Recientemente, se ha conocido que al menos tres personas cercanas a altos funcionarios cubanos han logrado establecerse en Estados Unidos aprovechando beneficios migratorios como el parole humanitario.

Entre los casos más destacados se encuentran las sobrinas de Manuel Marrero, Primer Ministro de Cuba. Giselle y Lorena Selcis, quienes llegaron a Estados Unidos en 2022 y 2023 respectivamente, y han logrado establecerse en el país gracias a este programa.

Foto: Tamara Marrero / Facebook

La llegada de estas jóvenes a los EE.UU. se hace notable entre la diáspora dado el alto perfil de su tío, quien ha sido una figura clave en la administración cubana y está estrechamente vinculado a figuras influyentes como Raúl Castro.

Es necesario destacar que nada tienen qué ver las sobrinas con el tío, incluso los hijos con los padres, y no es la primera vez que vemos este «fenómeno» en el exilio cubano, donde incluso tenemos la presencia de un hijo de un Comandante de la Revolución, como lo es Juan Juan Almeida, aunque la labor de este es muy diferente a la de otros familiares de generales cubanos y altos militares cubanos que están en EE.UU. y no se oponen abierta y mediáticamente al gobierno como lo hizo Juan Juan desde Cuba y continúa haciendo desde los EE.UU. Recordemos que Juan Juan, incluso, es el ahijado de Raúl Castro.

Otro caso reciente es el de Roxana Sutil Casares, hija de Jorge Enrique Sutil Sarabia, gobernador de Camagüey.

Roxana, quien estudiaba en la Universidad de Ciencias Médicas “Carlos J. Finlay” en Camagüey, llegó a Estados Unidos junto a su novio bajo el mismo beneficio migratorio.

Roxana Sutil Casares, hija de Jorge Enrique Sutil Sarabia, gobernador de Camagüey, junto a su pareja. La joven decidió marcharse de Cuba. Foto: Vía Instagram Stories

Su partida ha generado especulaciones sobre su salida discreta de Cuba, sugiriendo que incluso personas con lazos afectivos con personas muy conectadas al régimen buscan oportunidades fuera de la isla, huyendo de las mismas condiciones que afectan al resto de los cubanos.

Este fenómeno no es nuevo, cómo decíamos, pero está ganando visibilidad en medio de una de las peores crisis económicas y sociales que enfrenta Cuba en décadas. El hecho de que los familiares de altos dirigentes opten por emigrar a Estados Unidos expone la desesperanza y la falta de fe en un futuro dentro de Cuba bajo el actual sistema político y económico.

Para otros, subraya la ironía de un régimen que históricamente ha criticado a Estados Unidos y sus políticas, mientras sus propios líderes, críticos hasta lo último de su ser con los EE.UU., tienen familiares que buscan refugio en ese mismo país y son amparados, protegidos y beneficiados por las políticas del gobierno norteño.

Este mecanismo ha sido crucial para muchos cubanos que buscan escapar de las difíciles condiciones de vida en la isla y que se deslindan abiertamente con sus familiares políticos en la isla.

Sin embargo, este deslinde puede ser «relativo» a los ojos de muchos, teniendo en cuenta que estos dirigentes y funcionarios son dirigentes y funcionarios hoy, pero no mañana.

Que los hijos «partan primero», funciona como la garantía futura para: uno, el envío de remesas de sus hijos a sus padres dirigentes o ex dirigentes a la isla después; y dos, garantía para que, en el día de mañana, si esas personas deciden reclamar a sus padres estos terminen viviendo en el país que tanto odiaron.

El exilio de los EE.UU. recuerda y muy bien el caso de Santos Ferro, un represor de muy alto cargo dentro de la provincia de Pinar del Río que apareció luego en Miami, con muy bajo perfil, pasando desapercibidido hasta que fue detectado, denunciado y guardó prisión por mentirle a las autoridades migratorias.

Que hijos y sobrinos lleguen, para muchos no significa nada, porque a fin de cuentas cada persona es dueño de sus propios actos y no hay por qué relacionarlos con las «andanzas» de padres y tíos.

Sin embargo, queda en tela de dudas qué pueden hacer y harán estos, después, más adelantes, por sus padres y tíos dirigentes, una vez que sean estos defenestrados y pasen a la jubilación. Y si estos – los hijos – deciden apoyar a sus padres años después, ya sea trayéndolos a los EE.UU. o enviándole dólares, ahí sí que la ecuación no será difícil de resolver para muchos.

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