Un cubano identificado como Fernando Delgado le escribió en las últimas horas una «Carta abierta» a Alejandro Castro Espín, el benjamín nacido de la unión entre Raúl Castro Ruz y Vilma Espín Guillois, y hermano de la «infanta» Mariela Castro.
Alejandro Castro Espín figura más que conocida en la isla a pesar de que su vida privada es un secreto muy bien guardado, es una de los posibles «sucesores» que según la vox populi tiene ya preparado Raúl Castro por si Miguel Díaz-Canel «falla» y es necesario implementar de manera abierta en la isla una dictadura de tipo militar.
Por alguna razón este cubano, Delgado, le escribe «confiado» en que Alejandro Castro Espín como asesor del Consejo Nacional debe estar consciente del mal trabajo que está haciendo Díaz-Canel al frente de Cuba.
«¿Hasta que punto considera usted, como cubano y funcionario, permanecer en silencio ante este pueblo enfermo, moribundo, hambriento y desorientado?»,
le pregunta en una parte de su misiva.
Lo interesante del texto es que Delgado le hace una serie de preguntas y le realiza serios cuestionamientos a Alejandro Castro Espín como hombre «que vive tras la cortina». Tanto él como Luis Alberto Rodríguez López-Callejas son considerados como los «titiriteros» en la isla. Serían ellos los que mueven los hilos de la cúpula militar económica en la isla; los que mueven los grandes contratos con las empresas extranjeras; la construcción de hoteles de lujo, entre otros muchos asuntos.
Al final de la misiva se revela el verdadero propósito de la misma.
«Señor Alejandro, el propósito de mi carta es expresarle públicamente, como testigo ciudadano, que este pueblo está harto de vivir para y al servicio del Estado cuando debería ser todo lo contrario, la abrumadora mayoría deseamos, desde nuestros corazones, un cambio real y ordenado hacia un sistema respetuoso, ningún cubano en su sano juicio desea más comunismo ni mucho menos continuidad de lo mismo. Continuar obligándonos a callar y trazándonos el camino a seguir ya no tiene más sentido hoy día»,
expresó Delgado.
Un párrafo antes le preguntó:
«¿Cuál será su papel, señor Alejandro, en la historia de Cuba? ¿Para qué dedicó tantos años y recursos a sus estudios y formación? Quizás usted trabaja como asesor y consejero de su padre, pero ¿quién le aconseja a usted? ¿Su conciencia?»
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