En el barrio de Regla, La Habana, en la dirección Concepción 363-A, apto. 25, entre Recreo y Simpatía, José Luis Martínez Seguí y su esposa, dos ancianos de la tercera edad, enfrentan una situación desafiante. Recientemente, a una familia con miembros que presentan trastornos psiquiátricos les fue asignado el apartamento 28, ubicado en el quinto piso de su edificio, justo encima del hogar de los Martínez Seguí.
José Luis relató en carta a la sección Acuse de Recibo del diario oficialista Juventud Rebelde, que esta familia, considerada un caso social, vive sin la supervisión necesaria de familiares o instituciones, lo que ha deteriorado la convivencia en la comunidad. Las constantes discusiones alteradas y el ruido perturbador son solo parte de los problemas que enfrentan.
Los Martínez Seguí alegan que han sufrido directamente las consecuencias de esta situación. Las tuberías dañadas en el apartamento superior han causado filtraciones en varias áreas de su hogar, incluyendo la sala, la cocina y el baño. José Luis, en dos ocasiones, ha tenido que cubrir los costos de reparación de estas averías.
Una de las mayores dificultades surge de una señora mayor en el apartamento de arriba, quien se desplaza en una silla de hierro. El arrastre constante de la silla ha aflojado el piso de su balcón, que sirve de techo para los ancianos Martínez Seguí. La falta de instalaciones sanitarias adecuadas en el apartamento superior ha llevado a que esta señora sea bañada en la sala, con el agua y otros desechos cayendo en el balcón y la puerta de su apartamento, impidiendo a los Martínez Seguí el uso normal de su balcón y la entrada a su hogar.
La cocina del apartamento superior carece de elementos básicos como fregadero y meseta, y el refrigerador tiene la puerta rota, lo que ha causado filtraciones adicionales en la cocina de los Martínez Seguí. Otro miembro de la familia problemática, con una enfermedad grave, duerme en la sala y frecuentemente orina por el balcón y en los pasillos, creando un ambiente insalubre y desagradable.
José Luis y su esposa han intentado resolver la situación a través de quejas y amenazas de llamar a la policía, pero hasta ahora, sus esfuerzos han sido en vano. El anciano cuestiona la decisión de ubicar a esta familia en un piso alto, dada su conocida situación y los problemas previos que han causado. También se pregunta sobre el rol de las instituciones y organismos responsables de supervisar a estas familias y su impacto en la comunidad.
Los Martínez Seguí apelan a las autoridades municipales, incluyendo el Gobierno y el Partido, para que se aborde esta problemática. Insisten en que las soluciones a problemas sociales no deben generar más dificultades para otras familias, especialmente para aquellos en la tercera edad y con problemas de salud como ellos.
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