La revista oficialista Bohemia publicó el pasado 5 de agosto un trabajo titulado: Jugar… ¿cuánto cuesta?, en el que se vuelve a abordar el tema de los altísimos precios de los juguetes infantiles en la isla.
En medio de un panorama económico marcado por la inflación y ajustes financieros, la compra de juguetes para los niños se convierte en un desafío para las familias cubanas. Aunque la situación económica dificulta la adquisición de estos artículos, los expertos subrayan la importancia del juego en la infancia y cómo afecta a los más pequeños de la casa.
El juego, además de ser una fuente de diversión, desempeña un papel fundamental en el desarrollo cognitivo, emocional y social de los niños. A través de él, los niños exploran el mundo que les rodea, mejoran sus habilidades motoras y de resolución de problemas, y practican roles y relaciones sociales. Sin embargo, en un contexto de inflación y dificultades económicas, la compra de juguetes a precios elevados se ha convertido en un desafío para los padres que deben priorizar necesidades básicas como alimentos y productos de higiene.
La doctora en Ciencias Psicológicas Roxanne Castellanos Cabrera explica en el artículo que durante los primeros tres años de vida, los objetos simples en el entorno son esenciales para estimular el desarrollo cognitivo de los niños. A partir de los tres años, los juegos de roles se vuelven fundamentales, ya que permiten a los niños imitar actividades del mundo real, desarrollar su imaginación y mejorar sus habilidades cognitivas.
En Cuba, la adquisición de juguetes se ha vuelto un desafío debido a la falta de acceso a opciones asequibles en las tiendas estatales. Ante esta situación, muchas familias buscan alternativas creativas, como fabricar juguetes caseros con materiales reciclados. Además, algunos emprendimientos locales han surgido para ofrecer juguetes hechos a mano, aunque los altos precios siguen siendo una barrera para muchos.
La importación y venta de juguetes, tanto legal como informal, se ha convertido en un negocio lucrativo en el país. La falta de producción local y la inflación han influido en los altos precios de los juguetes en el mercado, lo que dificulta aún más el acceso de los niños a estas opciones de juego.
En el ámbito legislativo, se ha abordado la cuestión en la Asamblea Nacional del Poder Popular. A pesar de las discusiones anteriores, la falta de una estrategia definida para la producción, distribución y comercialización de juguetes sigue siendo un problema.
En respuesta a estas preocupaciones, la recién presentada Política de Atención Integral a la Niñez, la Adolescencia y las Juventudes incluye la incentivación de la oferta de productos atractivos para niños, incluidos juguetes, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de estos grupos.
Sin embargo, es meritorio reconocer que el problema no es exclusivo de Cuba, aunque en la isla el problema sea mayor debido al costo de la vida, la depreciación de la moneda, y la nula fabricación de juguetes por empresas nacionales.
La situación actual de la industria de juguetes, tanto a nivel nacional como internacional, «cooperan» con los «ajustes económicos» que se están llevando a cabo en la isla. Todos, de conjunto, están afectando el acceso a juguetes de calidad para los niños.
En general el costo de criar a un niño ha aumentado en la isla, y la inflación desmedida en la isla, impacta directamente en las familias, que se han visto obligada a incurrir en gastos esenciales, como en los uniformes y útiles escolares, y en alimentos básicos en el hogar, siendo en muchos casos las ropas para salir y los juguetes, los que se han visto recortados.
La polémica es vieja. A inicios del año 2018, la apertura de una nueva juguetería en Santa Clara generó controversia debido a sus altos precios. Sobre todo, cuando un artículo apareció en el diario provincial Vanguardia, y hasta la redactora del texto enfrentó algún que otro «cocotazo» por exponer públicamente lo que estaba sucediendo, a la vista de todos, desde la inauguración de la tienda el 9 de diciembre.
En la calle, no se escuchaba otra cosa que las quejas de los ciudadanos de Villa Clara, expresando su indignación ante los costos de los juguetes en esa tienda. Los precios contrastaban ya en ese entonces – sin que aún hubiese llegado el (des)ordenamiento, con el salario promedio de un trabajador cubano, que en el año 2017 era de 29.60 dólares – actualmente es de $8.75 – y se generó un debate sobre la accesibilidad de estos productos para las familias locales.
Los juguetes más asequibles en la tienda tenían un costo de 7.50 CUC, aunque también había camioncitos a 13.00 CUC e incluso a casi 46.00 CUC. Otros productos, como escopetas a 21.00 CUC y 15.00 CUC, así como una taladradora de juguete a 375.00 pesos cubanos, resaltaban en la juguetería del Boulevard santaclareño por su precio elevado.
Ya desde entonces los clientes, madres sobre todo, expresaban su descontento, destacando que los artículos parecían estar dirigidos a niños extranjeros, ya que resultan inaccesibles para los niños cubanos.
Y no era para menos. Ya en el 2018, el precio de una muñeca en la tienda podría ser igual o incluso superior al salario de una persona.
Así lo señalaba entonces el portal Cubanet en un artículo, donde además aparecían estas otras dos «perlas».
tal vez quieras leer: ¿Cuánto cuestan los juguetes sexuales en Cuba?