La abuela cubana Mireya Hernández, más conocida como Lina Hernández en redes sociales, afirmó hace poco que los revolucionarios se alimentan de ideas, no de comida.
“Me tropiezo con un amigo mío en la calle y me dice: ¡Ay, Lina, qué delgadita usted está! ¿Se alimenta bien? Y yo le contesté: ‘Los verdaderos revolucionarios nos alimentamos de ideas’”, relató la influencer de 65 años.
“’Acabo de comerme un libro de (Karl) Marx y (Friedrich) Engels, tres Mesa Redonda, dos noticieros y un Con Filo, y estoy que exploto. Hasta eructé’”, terminó de decirle a su amigo con tono sarcástico.
Si bien para la mayoría de sus más de 15 mil seguidores en Instagram resultó “obvio” que se trataba de una broma, Lina, que se autodefine como una “jodedora” en sus tiempos libres, tuvo que explicarle a más de uno que había hecho un chiste “irónico”.
“Qué ocurrente mi abuela”, comentó su nieto, uno de los primeros en calificar la crítica que, desde un humor fino, Lina ha hecho a la crisis alimentaria que enfrentan los cubanos.
“Estoy segura de que no le hizo buena digestión”; “Amiga, no comas tanto, por favor”; “Tenga cuidado y no haga un corte digestivo por comer tanta basura”; “No se si reírme o llorar”; “Mis respetos para esta abuela!!!”; “Gran revolucionaria”; y “Vamos a comernos las consignas”, señalaron otros usuarios.
Asimismo, hubo quien opinó: “Ay, cuidado, contiene muchas calorías y muchas calorías son malas”; “Cálmese, abuela, no coma tanto”; “También tuviste mala digestión”; “No le vendría mal una dieta abuela”; “Así son los superhéroes revolucionarios, tienen el estómago de concreto”; “Por eso está flaquita de tanto vomitar”; y “Tú si te alimentas bien”.
Natural de Sancti Spíritus, aunque vive en La Habana, Lina atendió también de manera jocosa al internauta que expresó que le había faltado comerse “un Día y Noche”, a quien ella respondió: “Sí, ese lo dejé para postre”.
“Me encanta ver personas mayores con los ojos bien abiertos pues es muy triste que sean tan pobres y sigan repitiendo como papagayos tonterías”, expresó una joven sobre Lina, que asegura que es “una clásica viejita de barrio”, pero una de las que tiene los pies bien puestos sobre la tierra, y una lucidez y un sentido del humor, envidiables.
