Memes aparte, la realidad es una: los alimentos que antes eran comunes han pasado a ser considerados lujos debido a los elevados precios de sus ingredientes.
Mientras los turistas disfrutan de comidas refinadas, bebidas y música, muchos cubanos enfrentan la dura realidad de no saber si tendrán algo para comer al día siguiente. Es un contraste doloroso que refleja las prioridades del gobierno cubano y la profunda desigualdad que vive el país.