El anuncio hecho por parte del diario The Washington Post de que los inmigrantes cubanos están llegando a Estados Unidos en números nunca vistos desde el éxodo del Mariel en 1980, ahora a través de la frontera terrestre sur de Estados Unidos, no por mar, puso un aviso en medio de un éxodo visto y notado por todos, menos por el oficialismo cubano.
«El mes pasado, más de 32.000 cubanos fueron puestos bajo custodia estadounidense a lo largo de la frontera con México, el doble de los que llegaron en febrero, según cifras no publicadas de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de EE. UU. obtenidas por The Washington Post,» dijo el diario norteamericano y añadió:
«CBP está en camino de detener a más de 155,000 cubanos durante el año fiscal actual, según muestran los registros, casi cuatro veces el total de 2021 y un aumento de doce veces con respecto a 2020.»
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Justo ayer, CBP daba a conocer que un grandísimo grupo de migrantes fueron encontrados al norte de Eagle Pass, durante un patrullaje hecho por los agentes de la Patrulla Fronteriza de los EE. UU. asignados a esa estación del Sector Del Rio. Los agentes se encontraron con un gran grupo de migrantes después de que ingresaron ilegalmente a los Estados Unidos, poco antes de la medianoche del 6 de abril.
«Aproximadamente a las 22:45, una Torre de Vigilancia Autónoma (AST) en Normandía detectó al grupo en el área de responsabilidad de Eagle Pass. Los agentes respondieron y se encontraron con un grupo de 171 migrantes. El grupo incluyó a 112 individuos de Cuba, 24 de Venezuela, 18 de Colombia, 13 de Perú, tres de Nicaragua y uno de Chile. Un desglose más completo del grupo destaca 74 hombres adultos solteros y 19 unidades familiares e incluye un niño menor no acompañado,» destaca el comunicado.
112 cubanos. Juntos. En tan sola una «entrada».
A todas luces hay un gravísimo problema en la frontera y según dijo un ex comisionado de CBP, Mark Morgan, al The National Desk, «el fin del Título 42 conducirá a un desastre en la frontera.»
De hecho, la administración Biden está poniendo en marcha un plan para poner fin al Título 42, la política de la era Trump que permitió a EE. UU. expulsar rápidamente a los migrantes debido al COVID-19. Pero ni siquiera todos los demócratas están de su lado.
La demócrata de Arizona, Kyrsten Sinema, lidera un esfuerzo bipartidista compuesto por once senadores, que presentaron una legislación esta semana con el objetivo de retrasar la puesta en marcha del plan de la administración Biden.
Morgan, sin embargo, cree que este esfuerzo no llegará a ninguna parte.
La legislación que impulsan los 11 senadores de ambos partidos no permitiría que el Título 42 finalice hasta 60 días después de que finalice la llamada «Emergencia de salud pública COVID-19» y la «Emergencia nacional». El proyecto de ley también estipula que la administración elabore un plan para abordar cualquier posible afluencia de inmigrantes.
El final de la directiva ha causado pánico entre los líderes locales a lo largo de la frontera sur y ha provocado fuertes respuestas de algunos; entre ellos, el gobernador de Texas.
Greg Abbott, dijo el miércoles que proporcionará autobuses chárter para que los inmigrantes sean enviados directamente al Capitolio, en Washington, en respuesta a la decisión del presidente Biden de poner fin al Título 42.
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Este planteamiento provocó de inmediato una reacción de los grupos de activistas, pero un comunicado salido de la oficina del gobernador aclaró este particular.
El comunicado señala que «los migrantes deben ser voluntarios y mostrar documentación del DHS para abordar uno de los 900 autobuses chárter que dice que están listos para partir.»
No es una oleada. Es un tsunami
El ex director de CBP dijo que la ola de inmigrantes que ha cruzado la frontera recientemente es «mucho más que un aumento repentino.»
Morgan, es obvio, no hablaba solo de los cubanos, pero la cifra de cubanos puede ser un indicativo exacto del problema.
«Pasamos una oleada hace aproximadamente un año. Estamos en medio de un tsunami, una ola de inmigración ilegal. Cuando llegue el 23 de mayo, será como si el Hindenburg chocara contra el Titanic”, dijo el ex funcionario, que criticó duramente a la administración porque dijo que esta «no va a revertir la política porque está teniendo lo que él cree que es el efecto deseado.»
“Creo que este es un plan desde el principio. Se trata de fronteras abiertas porque ven un beneficio político percibido. Mientras tanto, todos los aspectos de la salud pública y la seguridad nacional de nuestra nación están en peligro”, dijo Morgan. “Los estadounidenses están muriendo a causa de estas políticas”.
Miami
Mientras, en Miami, se percibe un abarrotamiento total en las oficinas que atienden a los inmigrantes. Abogados y activistas no dan a basto con «el tsunami» de inmigrantes.
El asunto incluso «enfrenta» a la comunidad. Muchos llegados también, que recibieron ayudas en su momento, no quieren ahora que se les brinde ayuda a sus coterráneos. Creen que han llegado en «muy mal momento.»
Y mientras la cola se alarga, para recibir las ayudas, desde Cuba parece ser que los viajes a Nicaragua se han convertido en «moda». O en Broma.
Desde hace varios días circula por la web un video, que luego se ha repetido y repetido, donde se ve a estudiantes cubanos de un preuniversitario, «recitando un poema».
El «poema», que es más bien un verso de una copla popular cuyo origen se remonta a siglos atrás y que ha sido versionada por varios pueblos hispanos a conveniencia, durante siglos, señala, en este caso particular cubano, lo siguiente:
«Del cielo cayó un pañuelo con cuatro gotas de agua y en cada punta decía: Nos vamos pa’ Nicaragua».
El video original se esparció como pólvora en la internet. En al menos otras dos escuelas, secundarias básicas, donde la edad de los estudiantes es menor, los estudiantes repiten lo mismo:
«Nos vamos para Nicaragua».
De Nicaragua, el «deseo» se traslada a Honduras. De Honduras a Guatemala. De Guatemala a México. Y de México a los Estados Unidos.
