El año 2023 ha cerrado con una serie de eventos trágicos que han sacudido a la comunidad cubana, tanto dentro como fuera de la isla. La violencia de género, en particular los feminicidios, ha cobrado la vida de varias mujeres cubanas, dejando una estela de dolor y preguntas sin respuesta.
Uno de los casos más impactantes ocurrió en Denver, Colorado, donde Sachely Díaz, una joven de 20 años originaria de Puerto Padre, Las Tunas, Cuba, fue brutalmente asesinada.
El crimen, que tuvo lugar el 30 de diciembre, ha conmocionado no solo a la comunidad cubana en Estados Unidos, sino también a aquellos en la isla, donde aún residen sus padres. Su hermana, residente en Tampa, también está consternada por el hecho.
La policía de Federal Heights informó que el asesinato fue producto de un apuñalamiento en un complejo de apartamentos. La joven fue encontrada con heridas graves y, a pesar de ser trasladada a un hospital local, no sobrevivió.
Sin embargo, según dio a conocer el activista Niover Licea, esta, antes de morir, habría dado el nombre del victimario a la policía.
Según fuentes consultadas, el sospechoso es un joven que en su perfil social de Facebook se identifica como Brayan Carracedo, pero allegados a ella aseguran que se identificaba como Adrián, y era un conocido de la víctima. Esta persona está siendo buscado por las autoridades, y personas cercanas a la víctima creen que pudiera haber cruzado a México y de allí, buscar un avión y viajar a la isla, de donde es oriundo. La policía está buscándolo de manera activa en el área.
En Cauto Cristo, provincia de Granma, Cuba, otro feminicidio sacudió a la comunidad. El mismo también fue dado a conocer por el activista Niover Licea.
Nurisbel Guerra, una enfermera que había regresado recientemente de una misión en Venezuela, fue asesinada por su pareja.
Aparentemente el agresor, identificado como Orestes Tamayo, no aceptó la decisión de Guerra de terminar su matrimonio y procedió a quitarle la vida antes de suicidarse.
Según fuentes cercanas a la víctima la mujer había regresado de misión y le había planteado a Orestes, quien ejercía como chofer del Jefe de la UEB de Cauto Cristo, la necesidad de poner fin a la relación.
El hombre, que era una excelente persona según los allegados a la pareja, sin antecedentes de violencia de género, ni siquiera con la policía, estuvo varios días intentando salvar la relación.
«Faltaban tres días para que ella regresara y él parecía resignado, pero según comentan ella recibió un SMS desde Venezuela, él lo vio y ahí enloqueció, y decidió matarla,» dijo una persona cercana a la víctima bajo condición de anonimato a este redactor. La fuente reafirmó que tanto Nurisbel como Orestes, eran personas queridas y respetadas en la comunidad de Cauto Cristo.
Este acto de violencia extrema dejó a tres hijos sin madre y a una comunidad en estado de shock.
El tercer caso – el segundo en la línea del tiempo – ocurrió en el Consejo Popular Lincoln, del municipio Artemisa, donde Osmar Frómeta asesinó a su pareja, Ohanis, en medio de una discusión. Frómeta, conocido por su comportamiento violento y su estado frecuente de embriaguez, apuñaló a Ohanis con un cuchillo, causándole la muerte. Posteriormente, se entregó a la Policía Nacional Revolucionaria.
Así lo dio a conocer Niover Licea.
Estos casos no son aislados. Reflejan un patrón alarmante de violencia de género que afecta a la sociedad cubana en su conjunto.
Recientemente, en una entrevista que dejó mucho que desear, la Viceministra Primera Inés María Chapman abordó ante las cámaras y micrófonos de Cubavisión Internacional el problema de la violencia de género en Cuba que, según cifras divulgadas por el propio gobierno, en una información bastante poco clara, superaba las 117 muertes «hasta octubre».
Las declaraciones de la funcionaria cubana fueron una muestra más de las promesas y palabrerías del gobierno en la isla, y no demostraron una acción concreta para eliminar este flagelo de la sociedad cubana, que este año, según cálculos extraoficiales, pudiera hasta haber triplicado las cifras del año anterior.
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