La agenda de género en Cuba y la violencia de género, según Inés María Chapman.

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Declaraciones recientes de Inés María Chapman, Viceprimera Ministra de Cuba, sobre el programa de adelanto para las mujeres cubanas, presentan un panorama positivo y progresista en términos de igualdad de género y empoderamiento de la mujer en Cuba, si uno se guiase por el discurso de esta alta representante del poder cubano.

Las declaraciones concedidas a la periodista oficialista Rosy Amaro para Cubavisión Internacional, destacan por ofrecer un panorama bastante edulcorado y meloso, con relación a la situación de las mujeres en Cuba; idóneo para ser escuchado por oídos foráneos, particularmente aquellos obnubilados por la revolución cubana y sus presuntos logros.

Sin embargo, es importante contrastar estas afirmaciones hechas por esta representante del poder cubano, con la realidad percibida y reportada en el país, especialmente en lo que respecta a la libertad de expresión, derechos civiles, la situación de grupos vulnerables, incluyendo mujeres transgénero y disidentes políticos, y los asesinatos de mujeres a manos de los hombres en el país; un número no específicado y aclarado del todo, y que según cálculos, se estiman en más de 140 desde enero a la fecha.

En la entrevista, la Chapman menciona una amplia agenda de género que incluye la autonomía económica, el empleo, la representación en puestos de decisión, y medidas para enfrentar la violencia de género; iniciativas que, si se implementan efectivamente, podrían representar avances significativos en la igualdad de género en Cuba, pero que en la realidad parecen reservadas para las mujeres blancas y universitarias del país.

Aunque las políticas mencionadas por la Chapman suenan inclusivas y progresistas, existen numerosos informes de limitaciones significativas en los derechos civiles de las mujeres en Cuba, incluyendo la libertad de expresión y reunión.

El hostigamiento a mujeres disidentes y opositoras, como las Damas de Blanco; la situación de mujeres presas políticas separadas de sus hijos; el cerco y vigilancia a la Dra. e intelectual cubana Alina Bárbara López Hernández, plantean preguntas muy serias sobre la coherencia entre la retórica gubernamental que pregona «La Chapman», aupada por una entrevistadora complaciente como Rosy Amaro, y la práctica.

Mención aparte para el caso de las mujeres activistas, a menudo hostigadas por la Seguridad del Estado e impedidas de ejercer la labor humanitaria de entrega de alimentos, ropas y medicinas, entre otros, a damnificados por desastres naturales. La persecución sufrida por algunas de ellas a raíz de los sucesos del Hotel Saratoga; la persecución, acoso, intervención de líneas telefónicas, corte de este servicio y del servicio de internet a las activistas animalistas, demuestra que al régimen cubano, no solo no le interesa el activismo social, sino que además lo persigue.

De esto, no preguntó la Amaro y por supuesto, tampoco habló la Chapman.

Tampoco preguntó una, ni habló la otra, sobre el caso de la mujer transgénero Brenda Díaz; una prisionera política que se encuentra cumpliendo sanción, donde además ha sido violentada en ocasiones, en una prisión de hombres. Tan solo la mención a la situación que sufre Brenda Díaz día tras día, subraya preocupaciones muy serias sobre la protección y los derechos de las mujeres trans y otros grupos vulnerables.

La violencia de género en Cuba y el famoso «Observatorio de Cuba sobre la igualdad de género.»

Sobre el tema de la violencia de género y la creación de un famoso Observatorio de Cuba sobre la igualdad de género», también se habló en la «entrevista».

La funcionaria respondió más con circunloquios y ejemplos no concretos, que con realidades. Todavía está por conocerse para qué sirve, qué hace y cómo funciona el famoso «Observatorio», pero a juzgar por la funcionaria, este se encuentra «en fase de ajuste»; y mientras se ajusta, según cálculos extraoficiales, al finalizar el año pudiéramos tener tres asesinatos de mujeres, a manos de hombres en Cuba, por semana.

Pero la Chapman prefirió hablar de «interseccionalidad», mediante un enredo de palabras que probablemente ni ella misma sepa qué dijo.

«Tenemos que tener toda esa mirada integral para entonces buscarle salida a los problemas (…) Una mujer que ha sido acosada, por ejemplo, hay que ver en el ámbito de la obra, hay que verlo entonces, como logramos la interseccionalidad de esas políticas públicas aplicadas a cada una de los lugares, a cada región, o a cada localidad, en cada municipio (…) tenemos que ver a nuestro presidente de la República que ha reiterado mucho, que es importante, que se vea el programa de forma transversal, que todas las políticas públicas que se aprueben, tengan la mirada de transversal de programa delante de las mujeres.»

No menos interesante fue su respuesta a «¿Qué desafío tiene Cuba para concretar escenarios más efectivos de prevención, atención y enfrentamiento a la violencia de género?»

La funcionaria dijo que hay que «trabajar mucho en la efectividad a nivel local,» y a continuación, más que soluciones y respuestas, solo se hizo preguntas, y dejó algo bien claro: actualmente las mujeres cubanas desconocen dónde tienen que ir a plantear este problema, y los organismos que representan a la mujer no saben cómo proceder.

No se abordó, en ese instante de la entrevista, la inacción policial y falta de respuesta adecuada a las cientos de denuncias de violencia contra mujeres, junto con el alto número de feminicidios reportados.

Existen desafíos significativos en la protección efectiva de las mujeres en Cuba, y algunos de ellos están relacionados con el hecho siguiente: las mujeres temen denunciar a su agresor, porque – según cifras oficiales – el 65% de ellas vive bajo el mismo techo que este. A esto se suman los cuestionamientos, el enjuiciamiento y la revictimización, en su mayoría propiciados por la falta de preparación adecuada de los investigadores policiales a la hora de enfrentar un denuncia de violencia de género.

Feminicidios recientes justifican esta afirmación. Al menos este mes de diciembre, tres mujeres cubanas que acudieron a una Unidad de la PNR a denunciar el abuso machista por parte de su pareja o ex pareja, murieron asesinadas después de que no encontraran solución efectiva a su queja en las unidades policiales.

Una propuesta para Inés María Chapman

Tal vez la mejor propuesta que se le pudiera hacer a la Viceministra primera sería escuchar y trabajar con aquellos grupos y personas que, desde el activismo le ofrecerán soluciones y expondrán propuestas sin tener que endulzarle el oído o preocuparse por el modo en qué deben decirse las cosas. Si se parte de la autocensura y del desconocimiento, es poco lo que esta funcionaria puede ofrecer.

Tal vez la Viceministra Primera debería empezar por ejercer su poder para descriminalizar el feminismo independiente en Cuba.

La agencia EFE, este 27 de diciembre, pudiera darle cátedra tanto a la periodista Rosy Amaro como a Inés María Chapman en este particular.

Hay, comienza diciendo el reporte, «casi 200 feminicidios verificados en Cuba desde 2019» a la fecha en Cuba. Año ese – 2019 – en que la infanta Mariela Castro afirmó que en Cuba «no había feminicidios» y que eso era «obra de la Revolución».

De las afirmaciones de Mariela ese año, a abogar ella misma dentro de un Parlamento repleto de machos y gente con muy bajo nivel cultural por incluir la figura delictiva en el Código Penal, la labor de activistas como Yanelys Núñez ha sido fundamental.

La propia Yanelis lo reconoce en sus declaraciones a EFE, al l calificar como «un gran paso» haber colocado el problema en la agenda pública y haber obligado al Gobierno a actuar, aunque tarde.»

Núñez es coordinadora del Observatorio de Género de Alas Tensas, y en la entrevista a EFE señaló cómo «las activistas operan para poder registrar los crímenes machistas en la isla.»

Como un «trabajo endiablado» califica EFE el hecho de poder llevar «este registro de violencia machista en la isla, a falta de datos oficiales regulares, transparentes y en tiempo real», algo en lo que debería colaborar Inés María Chapman, y ciertamente no hace.

Chapman, como mujer de alto rango dentro del régimen cubano, debería trabajar por evitar que los familiares de las víctimas tengan miedo y recelos a la hora de contar estas historias al periodismo y el activismo independiente, si tenemos en cuenta que los medios oficiales, controlados por el mismo aparato político que la dirige a ella y que ella representa, no le interesa absolutamente contar esas historias. No les interesa exponer los nombres, prefieren hablar de cifras. Las escasas veces que lo hacen.

«A veces es difícil que algún familiar hable porque en la sociedad cubana hay terror a hacer una denuncia pública sobre cualquier tema, o incluso a dar alguna entrevista a la prensa independiente», lamentó Yanelis.

Dijo que «dar a conocer los asesinatos machistas en las redes «puede presuponer la imposición de multas, amenazas e intimidación por parte de las fuerzas del Gobierno e incluso una sanción penal. La reacción en muchas ocasiones cuando nos acercamos es de sospecha»».

Sin embargo, y a tenor de lo poco que le importe al gobierno machista y patriarcal en la isla, el trabajo del activismo independiente ha logrado que el gobierno reaccione, y «en los últimos meses el oficialismo ha reconocido en público la dimensión del problema (la violencia de género)

Sin embargo, todavía queda mucho por avanzar en este aspecto, y en buena medida un gran paso sería plantarle delante al gobernante Miguel Díaz-Canel, o a Inés María Chapman, a gente como la activista Yanelis Nuñez.

El gobierno cubano debería dejar de mirar con recelo y criminalizar el activismo independiente, del cual el propio Díaz-Canel cree que «exajeran».

Debería también la Chapman, y las instituciones colaborar verdaderamente con todos los interesados en eliminar esta plaga de feminicidios asociado a la violencia de género en la isla.

«En Cuba las mujeres podrían estar menos vulnerables si hubiese voluntad política», dijo Nuñez.

Parte de este inmovilismo lo sufrió la propia periodista de la agencia EFE a la hora de redacar el artículo.

La agencia, radicada en Cuba, contactó a la Fiscalía General de la República (FGR) para precisar una aclaración con relación al dato divulgado por ellos de que «los asesinatos machistas en la isla sumaban 117 «al cierre de octubre». EFE estaba interesada en saber si ese periodo incluía los 31 días de octubre o no, pero no recibió una respuesta de la FGR.

También contactó a la Federación de Mujeres Cubanas, FMC, pero de allí tampoco recibió respuesta.

Tal vez Inés María Chapman debería abogar no solo por descriminalizar al activismo feminista independiente, sino también descriminalizar a los periodistas extranjeros radicados en Cuba.

noticia relacionada: Gobierno cubano dice haber aprobado una estrategia integral de prevención y atención a la violencia de género

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