Los héroes del Saratoga: Toda la esperanza de Cuba está en sus rescatistas

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Después de que las redes sociales y los medios de comunicación se llenaran de perturbadoras imágenes del desastre sucedido en el Hotel Saratoga, la esperanza de un país entero se ha puesto sobre los hombros de los rescatistas que siguen buscando personas entre los escombros.

Los rostros de los héroes de Cuba; sudorosos, estremecidos por el caos y agotados por el polvo y la falta de oxígeno, se han colado tímidamente entre las trágicas galerías que se han viralizado en internet. Esos mismos rostros han sido lo único bueno entre las ruinas de la explosión del hotel. Especialistas de los cuerpos de Bomberos, voluntarios de la Cruz Roja y todos los que siguen poniendo allí su mano para salvar vidas han dado a los cubanos mucho más aliento y esperanza que la presencia en ese mismo sitio de dirigentes y figuras políticas.

Durante las trasmisiones televisivas se ve a los rescatistas correr de un lado a otro, se les ve sumergirse en el derrumbe y se les ve también sufrir de la desgracia. El rostro de uno de esos hombres, Juan Carlos, como lo presentara un periodista oficialista con la imagen estremecedora en la que se le ve hidratarse, mientras un compañero lo sostiene. Ese mismo hombre, que hasta ahora se pasaba por La Habana como un ciudadano cualquiera, fue de los primeros en instalarse entre los escombros y consiguió llegar hasta el último piso del Saratoga.

Se necesita ser muy valiente para no quebrarse en medio de un desastre de tales magnitudes. Se necesita ser muy valiente, pero además muy humano para atreverse a entrar en un lugar donde no es posible pronosticar lo que sucederá, donde no se sabe si el que va como rescatista termine igualado a la víctima, atrapado en algún nuevo derrumbe o alcanzado por otra explosión que pudo haber sucedido mientras estuvo atracado el camión cisterna que desató los acontecimientos.

Algunos de los rescatistas voluntarios no sobrepasan los 20 años, y con 20 años no se tiene casi nada claro en la vida y se le teme a muchas cosas desconocidas. Sin embargo, en un post compartido por una periodista oficialista se decía que uno de ellos, al preguntarle si tenía miedo entrar al lugar contestó que prefería no pensar en ese sentimiento, sino en la sonrisa que provocaría en el rostro de algún familia cuando él salvara la vida de su ser querido.

Otra de las desgarradoras historias que recorren la web contaban sobre un cirujano joven, quien también se había ofrecido de voluntario y en medio de una entrevista, apurado por continuar en su labor y desesperado por encontrar más personas, le confesó al periodista que su padre se encontraba en el inmueble y todavía no habían dado con su paradero. “Quiero ser objetivo”, aseguró el muchacho con las lágrimas a punto de salir. Horas después el nombre de su padre se hallaba entre la lista de fallecidos.

Los bomberos, los voluntarios, los médicos, los rescatistas y los donantes que hicieron colapsar los bancos de sangre han ofrecido la mejor versión de un país que ya parecía indolente y desalmado. Salvando las excepciones de quienes grabaron los primeros instantes de la tragedia como si se tratara de un espectáculo, o quienes pasaron inadvertidos entre el desastre, así como los que siguen intentando hablar primero de política y nunca de humanidad; los cubanos han demostrado con los sucesos de Saratoga que muchos buenos sentimientos están todavía latentes entre la crisis social que había parecido borrarlos.

Pero no han sido los hombres los únicos héroes, también los perros están jugando un papel fundamental en el rescate y se espera que la desgracia sirva para concientizar de una vez sobre la protección animal en el país y lo mucho que valen la vida de estos seres, sobre todo después de los sucesos de violencia hacia ellos que se han sucedido en los últimos tiempos. Los perros están dando otra gran lección en medio de la tragedia. 

Hasta ahora suman más de 80 los lesionados, unas 19 personas permanecen desaparecidas y otras 26, entre ellas cuatro niños, han perdido la vida. Muchos ciudadanos esperan que se decrete duelo nacional y aunque el gobierno no lo dictamine de esa manera y decida únicamente suspender ciertas actividades, para un grupo de cubanos el duelo inició justo con cuando cayeron los primeros escombros. En la Isla todavía queda humanidad, mucha.

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