Aunque la senda de Habana-Cabaña del Túnel de la Bahía de La Habana se encuentra cerrada por “acciones de reparación y de mantenimiento”, su principal problema no serían las gotas que caen en los parabrisas de los carros que por allí transitan y de las que se han quejado innumerables veces los choferes capitalinos.
Según aseguró recientemente el ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, el ciclo de goteo “apreciado” es “similar” al presentado en años anteriores y “no representa por el momento peligro para la estructura y la circulación actual del túnel”.
A juzgar por lo que ha dicho el titular, la impermeabilización requiere “condiciones, materiales y asesoría especializada”, por lo que no será resuelta al menos durante la actual reparación, que inició este 6 de abril y se extenderá hasta el día 17.
Sandra Loureiro, directora nacional de Vialidad, confirmó a una internauta en Facebook que “lamentablemente” en “esta ocasión” no se le dará solución al “problema” del goteo porque “depende de resinas y equipamientos especiales con los que no contamos”.
Loureiro explicó además que se le solicitó asesoría técnica a la empresa francesa Devexport, la misma que participó en la reparación capital que se le hizo al túnel en 2001, que contestó que “está evaluando los planos y demás documentación técnica que le enviamos”. “Estamos a la espera de la respuesta”, precisó.
Pese a que la funcionaria informó que en los próximos días se trabajará en “el descorchado de los techos y la limpieza de sus aceros”, las labores se centrarán en sustituir la primera rejilla, que es de “suma importancia para la evacuación de las aguas”, y en “la demolición, el encofrado y el hormigonado”.
“Aprovechando el cierre del túnel”, apuntó Loureiro, se harán “otras actividades constructivas y de mantenimientos”, como las de “bacheo con hormigón asfáltico caliente para tapar los huecos visibles en los 700 metros de la senda cerrada”; y la reparación de los aletones, los distintivos altos muros azules que tiene el túnel.
En cuanto a los muros, la encargada de Vialidad detalló que se limpiarán “todas las zonas dañadas”, antes de “tratarlas con materiales de impermeabilización, completar con cemento, pintar y dar el acabado final”.
También está prevista, a tenor con las autoridades, la limpieza de las cinco baterías de rejillas y de las paredes, la reparación de los semáforos, y el acondicionamiento del alumbrado del túnel y la señalización horizontal.
Pese a que las primeras imágenes de la reparación del túnel, publicadas por el ministro este sábado muestran una estructura sumamente deteriorada, Rodríguez Dávila ha insistido en que desde 2023 se labora en restituir la impermeabilidad de la bóveda, reparar aletones y cisternas, y sustituir todos los sistemas tecnológicos.
Si bien el Centro Nacional de Vialidad es el inversionista principal, en la reparación de la infraestructura submarina, que está considerada una de las siete maravillas de la ingeniería civil cubana, participan varias empresas estatales y no estatales.
El Túnel de la Bahía de La Habana, construido entre 1957 y 1958 por la empresa francesa Societé de Grand Travaux d Marseille e inaugurado el 31 de mayo de 1958, ha recibido mantenimiento en varias ocasiones, incluida una reparación capital realizada por la misma compañía que lo hizo.
Cuenta con dos tubos de hormigón reforzado, capaces de soportar toneladas de agua, su longitud alcanza los 733 metros y está formado por siete secciones de hormigón acopladas por uniones de acero.
Se cubrió con piedra y hormigón para restaurar la superficie original del lecho marino y se encuentra a una profundidad de entre 12 y 14 metros.
