El canciller Bruno Rodríguez Parrilla, un fiel émulo del exprimer ministro británico Tony Blair si de mentiras se trata, se reunió en Nueva York con charteadoras y agencias de viajes a Cuba, preparando sin dudas el terreno para el comienzo de los vuelos a la isla próximamente y dejó claro que el gobierno está interesado en que la emigración cubana eche, de algún modo u otro, su dinerito en la guanaja.
De la reunión se supo cuando esta ya era una realidad, por la agencia oficialista Prensa Latina, que se hizo eco de par de tuitazos de un viejo cúmbila de Bruno: el director general de Asuntos Consulares y Atención a Cubanos Residentes en el Exterior, Ernesto Soberón.
En Twitter Soberón no perdió oportunidad para hablar de la necesidad de «las remesas», y abogó por el derecho de quienes envían las remesas, sin pedir -imagínenselo- disculpas a muchas de esas personas que sin dudas fueron expulsados del país entre gritos y atropellos -a los que a cada rato «sazonan» personajillos como la Infanta Mariela Castro, que los ha llamado «garrapatillas» y «gusanoides»- y a quienes el gobierno niega reiteradamente derechos que en cualquier otro país normal de este planeta tuvieran como migración reconocida.
Sin embargo, ni Soberón ni el canciller se pronunciaron sobre el tema de la restitución de derechos que le corresponde a los emigrados, sino que hablaron del envío de remesas desde Estados Unidos a Cuba. Aseguran que el gobierno tiene la voluntad de facilitar las vías para que los residentes en el exterior puedan «aportar al país». Monetariamente hablando, claro. Nada de votaciones.
De la reunión no ha trascendido nada provechoso. Ya sabemos cuan herméticos suelen ser los representantes de compañías charteadoras y agencias de viajes a Cuba. ¡Y ni hablar del canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla! Un hombre que ni siquiera conoce por qué tienen regulados a cientos de cubanos en Cuba.
Rodríguez, empero, cuestionó los obstáculos que existen para la normalidad, y mencionó el embargo económico como uno de esos escollos que impiden, por ejemplo, que empresas extranjeras, y titulares individuales también, inviertan en Cuba.
Al parecer Rodríguez no tenía otra palabra en su agenda que esta: dinero.
Según destacó en Twitter Soberón, la reunión tuvo lugar el pasado martes durante la visita que hizo Bruno Rodríguez a Nueva York para el 76 período de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas.
En la cita, aparentemente no se habló nada del reinicio a niveles normales de los vuelos a Cuba desde los EE.UU. (Miami, Ft. Lauderdale, Tampa, principalmente), una decisión que está siendo largamente esperada en la Florida por buena parte de los millones de cubanos que viven exiliados allí.
O sí, se habló, y se criticó al gobierno de los EE.UU. porque los nacidos en la isla enfrentan serias dificultades para visitar o emigrar a Estados Unidos. Rodríguez Parrilla dijo que esto es «una violación a sus derechos y dañan sus intenciones de reunificación y los vínculos entre los parientes».
¡Rodríguez Parrilla hablando de derechos que tienen los cubanos!
No hay que ir a la escuela secundaria para darse cuenta que este interés en que los cubanos viajen con normalidad es, a la larga, dinero que le entra a las raquíticas arcas del gobierno.
A fin de cuentas, quizás lo más importante no se dijo, o si se dijo ni Soberón ni Bruno, ni los asistentes al encuentro lo filtraron.
¿Cuándo comienzan los vuelos a la isla desde los EE.UU.? ¿El 15 de noviembre? ¿Antes? ¿Después?
Si tanto interés tenía Bruno por resaltar el derecho de los cubanos -así, de modo general- bien que pudo soltar la prenda y decirle a miles de cubanos que pronto podrán llevarle medicinas y alimentos a sus familiares en la isla, en vuelos normales de 45 minutos, y no a través de complicadas rutas por Europa, Canadá o México.
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Bien pudo Bruno decirles que pronto, el gobierno cubano abrirá el banderín y permitirá que a La Habana lleguen más vuelos que uno a la semana. A fin de cuentas el gobierno de la isla ganaría más dinero si más aviones aterrizaran en el aeropuerto José Martí; y los viajeros a la isla no tendrían que gastarse 1500 y hasta 2000 y 3000 dólares en viajes entre Miami y La Habana, que no justifican tan altos precios.
Si La Habana abre más vuelos, los precios de los pasajes a Cuba sin duda descenderán, y eso será de más importancia para miles de cubanos que están de un lado y del otro del Estrecho de la Florida.
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