Quienes usan como única referencia los hechos expuestos cada noche en el Noticiero Nacional de Televisión estarán plenamente convencidos de que el dramaturgo Yunior García Aguilera es mercenario, mentiroso, oportunista y hasta mediocre como dramaturgo.
Cualquier cosa, menos un joven cuyo carisma, digan lo que digan, y su inteligencia, más que todo, lo han llevado a transitar la política escamosa de un país donde la libre y pacífica manifestación puede ser el más grave de los problemas.
Si un tiempo fue Luis Manuel Otero Alcántara, ahora es Yunior García Aguilera quien encabeza las agendas de los medios y programas oficiales en la nación.
Las historias sobre el dinero y los entrenamientos que recibe de parte de organizaciones norteamericanas han desafiado la propia dramaturgia que él estudió en el Instituto Superior de Arte y hasta le han construido un personaje, el ahora nada oculto agente Fernando, quien luego de mostrar sus relatos sobre el líder de Archipiélago, ya parece que podrá dedicarse tranquilo a ejercer por entero su verdadero oficio: la medicina.
El agente Fernando pudo versionar su relación con Yunior García Aguilera luego de un taller al que ambos asistieron en el extranjero, y en el cuál, curiosamente, el médico encubierto pudo participar gracias a que en la edición del año antes, el propio artista había sugerido que invitaran a mayor cantidad de voces, para que expusieran el pensamiento plural que rodea la sociedad civil cubana.
En una entrevista con La Joven Cuba, el holguinero cuenta que la invitación vino por parte de Laura Tedesco y a Rut Diamint, quienes lo convocaron para un evento académico con el título Diálogo sobre Cuba, y donde participaron al año siguiente estudiantes, influencers, artistas plásticos, el famoso médico y otros actores sociales. Ahí mismo, Yunior confiesa que para esa ocasión, él realizó sus trámites de viaje con pasaporte institucional y gestiones de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. No había nada oculto, e incluso la Seguridad del Estado le hizo entrevistas previas y posteriores a su primer viaje, en las cuales el artista declaró que no iba a decir afuera, nada que no hubiera sido dicho dentro de Cuba.
La primera vez que la Seguridad del Estado lo contactó fue después de los sucesos del 27N, específicamente el 3 de diciembre de 2020. En ese momento, el agente que lo atiende hasta hoy, según cuenta el artista a la Joven Cuba, le confesó que no le interesaban sus viajes porque tenían claro entonces que él no era un mercenario. Sin embargo, a la seguridad cubana le incomodaba, dijo, “que un artista se involucrara con algunas personas de las que estuvieron en el 27N”. Y aquí cabe destacar, como nota contradictoria que, precisamente, la mayoría de las personas que se reunieron aquel 27 de noviembre frente al Ministerio de Cultura de Cuba, eran justamente eso, artistas.
Antes de Archipiélago, antes de la marcha
Contrario a lo que se deja ver en programas como Las Razones de Cuba, donde se usa frecuentemente la imagen de Yunior entrando en una residencia de diplomáticos norteamericanos en La Habana, esos hechos tuvieron lugar mucho antes de la creación de Archipiélago, un proyecto que primero lo supo Silvio Rodríguez, confesó su fundador.
Como también comentó a la reportera oficialista, Fabiola López, su encuentro con el embajador de Estados Unidos estuvo centrado en temas sobre el embargo y sus sanciones. “Cuando me preguntaron si tenía alguna solicitud en particular, dije que sería interesante poder llegar al Congreso de Estados Unidos para hablar de esas sanciones que afectan directamente a la familia cubana”.
Luego de esto, ya con la convocatoria a la famosa marcha del 15 de noviembre, los representantes del gobierno americano en La Habana volvieron a invitarlo y él decidió rechazar de modo cortés. “Nuestro deseo es hacerlo todo de manera absolutamente soberana”, confesó.
También antes de la fundación de Archipiélago, el dramaturgo cubano fue convocado a la reunión que sostuvo el ministro de cultura con algunos de los artistas protestantes del 27N, a lo que según dijo, se negó rotundamente. Luego de los recientes sucesos que lo han mantenido como trending topic en todos los medios cubanos, ni siquiera la seguridad del estado ha vuelto a citarlo en las últimas semanas, aseguró. Solamente desde el Consejo de las Artes Escénicas le confirmaron su desacuerdo con Archipiélago. Lo demás, agrega, han sido un montón de ofensas mediante su página de Facebook.
Diálogo sí
Aunque en la historia se acumulen suficientes ejemplos que puedan sugerir lo contrario, y a pesar del famoso axioma que intenta evitar el diálogo con cualquier dictadura, Yunior Garcia Aguilera tiene la capacidad y la inteligencia suficientes para continuar otorgando un voto de confianza al proyecto social que desde la pluralidad de criterios pudiera construirse en Cuba y sostiene que sí, “que es un elemento clave en el futuro inmediato de Cuba para la solución del conflicto que estamos viviendo”.
Muchas opciones como un plebiscito, una negociación de garantías sobre los presos políticos en Cuba, así como otras conversaciones que ayuden a dar verdaderas soluciones son algunas de las alternativas que maneja el artista. Aun cuando no lo consideren un actor válido para entrar en estas reuniones. El activista político considera que a Cuba le irá mucho mejor si sostuviera relaciones normales con los Estados Unidos, pero esto, dice, no solo lo creen los cubanos dentro y fuera del país, sino que lo piensa también de manera solapada el gobierno. Es por eso que no descansan en intentos por restablecer las relaciones e iniciar negocios de todo tipo.
La premisa en esas relaciones debe ser el respeto a la soberanía nacional, pero esa es una soberanía que debe residir en los ciudadanos y no en un partido político, sea del signo que sea, subrayó en la entrevista.
El exilio es otra de las zonas que deben priorizarse en el nuevo proyecto que se pretende para Cuba. Las familias han sufrido demasiado y muchas personas sienten el compromiso que aporta la doble nacionalidad. Para Aguilera este es el momento en que Cuba ha vivido más dependiente de los Estados Unidos, sobre todo en el discurso de sus dirigentes, quienes utilizan justificaciones como el embargo en todo momento, para tapar cualquier tipo de situación.
“Ese país es la causa de todos nuestros males; por tanto, es también la solución a todos nuestros problemas, si seguimos la misma lógica del gobierno”.
Qué es Archipiélago
En una Cuba donde sus principales dirigentes se han encargado de afianzar que no existe la separación de poderes y donde se aferran en llamar Revolución algo que “no es más que un dogma excluyente” que no acepta el diálogo y que da voces de combate entre sus ciudadanos; el proyecto que encabeza Yunior García Aguilera llega a tratar de definir otra ideología.
“Archipiélago no es un partido encasillado en un color político, es una plataforma pluralista”, señaló. El civismo y el debate amplio sin exclusión son premisas fundamentales, así como las alianzas que nazcan deberán ser compartidas entre todos, pero lo más importante es dejar claro que una dictadura no podrá ser sustituida por otra.
Esta es la razón por la cual el asesinato a la moral de Yunior ha sido la carta bajo la manga del gobierno: “Insisten en llamarnos mercenarios, aunque no puedan probarnos un solo centavo. Insisten en relacionarnos con el gobierno de los Estados Unidos, aunque tengan la certeza de que esa relación no existe. Ellos son fervientes defensores de la premisa de Goebbels: una mentira mil veces repetida se convierte en verdad”.
Mientras crecen las expectativas sobre lo que está por ocurrir en Cuba el 15 de noviembre, el líder de Archipiélago enfatiza en su entrevista que repudia cualquier tipo de violencia, por lo cual evitarán a toda costa una confrontación. De hecho, el motivo fundamental de la marcha es disentir de la violencia policial, la manifestación es cívica y pacífica, sin enfrentamientos entre cubanos. Toca entonces a la policía velar porque no haya ningún acto agresivo, esa es su función y deben cumplirla, sostuvo.
“Archipiélago es responsable por la convocatoria que ha hecho y nosotros, en lo personal, nos responsabilizamos por nuestra conducta individual durante la manifestación. Lo demás es responsabilidad absoluta de las autoridades”.
En su rol de líder, el dramaturgo cubano dice que lo más importante es mantener su humanidad. Sabe que puede ir preso después de la marcha que se propone, pero sabe también que su proyecto no depende solo de él y eso quiere que lo aprendan todos los cubanos, que su futuro no depende de una sola persona.
Los cubanos deben quitarse la pereza, el miedo, la inmovilidad. Hay mucho por lo que luchar y participar en una sociedad democrática y martiana. “No estamos haciendo esto por heroísmo, ni por pasar a la historia, ni por estar en los libros, ni para que le pongan a una calle tu nombre, ni porque en medio de un parque te hagan una estatua de bronce; estamos haciendo esto porque no podemos evitarlo”.
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