La reciente destitución del Viceministro de Cultura de Cuba, Fernando Rojas, continuó sumando votos para la polémica, y de un lado a otro se balancean los criterios, a los que se ha sumado ahora Abel Prieto, ex Ministro de Cultura en la isla.
Prieto defendió a Fernando, de quien dijo pasó «muchos años» desempeñándose «con éxito como Viceministro de Cultura», y aseguró que la destitución es «un cambio asociado a la imprescindible renovación que requiere el país».
Prieto, de inmediato, llamó «analistas a sueldo, sin patria pero con amo,» a aquellos que desde las redes sociales y medios independientes – que Prieto califica como «financiados por nuestros enemigos» – abordaron la destitución de Fernando Rojas.
Dijo de estos que han «festejado morbosamente» la destitución de Fernando Rojas, y señaló que «no pueden entender por qué trabaja un revolucionario como Fernando», para acto seguido, sin separar los párrafos como debería haber hecho, desbordarse en elogios hacia el ex Viceministro de Cultura y ahora asesor del Ministro. Curiosamente no mencionó a Fernando Jacomino, Viceministro de Cultura, quien sin dudas debe estar festejando la destitución de su tocayo Rojas como ningún otro en este mundo, pues es notoria y harto conocida la mala relación existente entre ambos.
«Se trata de un hombre desprovisto de ambiciones y de vanidad, de una honestidad sin fisuras, limpio de alma, valiente, muy culto, muy profundo en sus análisis, ajeno por esencia al dogma y a los extremismos,» comenzó diciendo Prieto.
«Desde su paso por la AHS, ha sabido mantener una comunicación genuina con la vanguardia intelectual y artística.
«Para mí, en lo personal, ha sido un privilegio contar con el apoyo, la compañía y la amistad de Fernando. Un abrazo muy fuerte, hermano,» concluyó.
Por otra parte, en un artículo publicado en su columna de 14ymedio, el teatrólogo cubano devenido figura pública Yunior García, arremetió contra la supuesta altura moral de Rojas, a la vez que criticó cómo el gobierno cubano jamás confió en Rojas para que fuese Ministro de Cultura, a pesar de que evidentemente supera en conocimientos culturales a la caterva de ministros que por ahí han pasado; y mencionó entre ellos a Rafael Bernal, destituido a razón de un presunto robo de obras de arte en el Museo Nacional.
García dijo que en un inicio, su relación con este emisario cultural del gobierno aparentemente fue afable y preocupada, al extremo que llegó hasta visitarlo en su casa «en un par de ocasiones, preocupado por el rumbo que tomaban mis publicaciones en Facebook,» expresó Yunior.
«Fernando ha sido uno de los verdugos más entusiastas y visibles,» señaló además el teatrista, y explicó cómo fue el propio Fernando Rojas el encargado en «serrucharle el piso» a otro Ministro nombrado en sus propias narices: Julián González.
Sin embargo, a pesar de esa aparente afinidad y apego que parecía sentir Rojas por Yunior García, este último desmiente que fuera sincera.
«Soy un iluso si creo que en realidad me apreciaba. No le tembló la mano para ir casa por casa de algunos colegas para que publicaran videos contra mí. No dudó ni un segundo en cerrar mi grupo y prohibir todas mis obras. Aplaudió el linchamiento que sufrió mi familia en la misma casa que él mismo un día visitó.
Fernando ya es historia antigua, pero lo peor de todo es que quienes hoy lo sustituyen están hechos del mismo material,» concluyó diciendo en su artículo titulado: «Good bye, Fernando».
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