A.M se comunicó ayer vía Whatsapp para informar que fue citada en horas de la mañana por un agente de la Seguridad del Estado (G-2) para que se presentase en una unidad del municipio de Diez de Octubre a la 1.00pm donde analizarían «sus intenciones» de participar en la Marcha Cívica por el Cambio, anunciada por el Grupo Archipiélago para el 15 de Noviembre venidero.
A.M, iniciales del nombre de la informante, asegura que ella pertenece en Facebook al grupo Archipiélago; que es una de las firmantes del documento que se entregó ante el intendente de La Habana, pero que desde que fuese rechazado y cambiado de fecha, ella tuvo que declinar su participación por motivos «personales» que no quiso comunicar, pero que presuntamente son relativos a «su salud».
Sin embargo, ante los oficiales de la Seguridad del Estado (G-2) que la interrogaron, A.M. los «confundió» con otro motivo «relacionado». Según les dijo, ella no podía participar el día 15 – pero el 20 sí – pero como la marcha había sido declarada también ilegal, y ella, a pesar de su juventud, es una ciudadana respetuosa de la ley, decidió que no participaría.
Sin embargo, los cuarenta minutos que aproximadamente duró la entrevista con el G-2 se diluyeron en una pregunta que se tornó reiterativa: por qué ella firmó la Carta de Archipiélago y qué ve ella en Yunior García.
«Esa misma pregunta se la habían hecho la semana pasada a dos personas que yo conozco. Yo creo que el G-2 está interesado en conocer qué vemos nosotros en Yunior García,» dijo vía Whatsapp, mediante audios.
A.M asegura haberles jurado que ella en lo particular le da igual si es Yunior o María.
«Les dije que me parecía bien la marcha; que era una marcha de reconciliación. Que no me interesa en particular nadie, sino lo que proponen,» explicó.
«Parte de la repuesta de ellos (G-2) fue desacreditar a Yunior delante de mi. Me contaron «historias» sobre Yunior, las mismas que han salido en el televisor; yo dije que estaba ajena a todo eso. Que yo pensaba salir vestida de blanco y con un gladiolo en la mano, pero el 15 de noviembre no puedo salir,» indicó.
«Luego volvieron sobre lo mismo. Interesados en saber qué características del comportamiento o del discurso de Yunior García había impactado en mí. Les dije que la cordura, la paz y el sosiego. Desde hace años, les dije, yo no sé lo que es eso. Que mi madre vive entre colas y matazones para ver qué alcanza para llevar a la mesa de comer,» señaló.
«Fui sincera. Les dije que no teníamos vida. Que el salario en la casa – son cuatro personas – no alcanza. Les pregunté si a ellos (G-2) les alcanzaba para comer, y dos de ellos no me contestaron. Un tercero, socarronamente me dijo que sí, porque él almuerza en el mes 20 días en la Unidad,» dijo.
«Cuando pensé que me iba, un oficial diferente, un teniente también del G-2, imagino, me preguntó otra vez lo mismo. Están obsesionados con la idea de que un joven tenga a tantas personas encandiladas. Insistieron en que si me veían el 15 de noviembre en la calle podían meterme en prisión por diez, quince o veinte años,» terminó resumiendo su interrrogatorio A.M, joven graduada en la Universidad de la Habana en la carrera de Psicología.
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