Tapia Fonseca: Con palmiche y Tiburón, ganaremos la emulación

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José Luis Tapia Fonseca se convertirá, a no dudarlo, dentro de muy poco, en el Ministro Palmiche de los cubanos.

Así como Guillermo García Frías se convirtió en el Comandante Avestruz, lo de Tapia Fonseca «viene caminando»

Las recientes declaraciones del Viceprimer Ministro Jose Luis Tapia Fonseca, un hombre presidenciable y de quien alguna vez se dijo que podía ser el Primer Ministro – y no Marrero – con relación a la cría de peces y recogida de palmiche, ha sido tal vez lo más trascendental entre tantas intervenciones «geniales» vistas y oídas en el marco de la X Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular en Cuba.

¡Y miren que hubo discursos magistrales!, en los que destacó sobremanera Esteban Lazo, cuando dijo que había que reorganizar aquello que estaba organizado, y que en aras de reorganización se desorganizó – no, no es un trabalenguas -; y cuando expresó que ya en Cuba no se produce nada, ni siquiera los alimentos de la canasta básica.

Destacó también el diputado Carlos Miguel Pérez, del municipio Playa cuando expresó: «No hay un queso Gouda en este país que cueste menos de lo que se le paga en un mes a un trabajador estatal.»

Remató el joven diciendo:

«Y lo peor: no podemos garantizarle que estas medidas van a lograr que su salario le alcance».

Una intervención que no puede ser comparable con lo expresado por el caballo Palmiche, perdón, por el caballero José Luis Tapia Fonseca sobre el palmiche; que Palmiche – el caballo de Elpidio Valdés – es un héroe nacional.

De la tierra donde el Comandante Guillermo García Frías pretendía extraer jutías y avestruces para alimentar a tutiplén al pueblo cubano; el mismo lugar donde se producirían croquetas infinitas – tanto que se podría hacer un pedraplén a la Luna -, con masa saborizada y carne de gallinas decrépitas, nos llegó el pasado fin de semana la brillante idea de Jose Luis Tapia Fonseca de rescatar la acuicultura en la isla, y la recogida de palmiche.

Todavía no está claro si el palmiche es para alimentar SOLO a las vacas, caballos, cerdos, terneros, chivos y ovejas, que sería lo lógico; pero en un país donde la Moringa ya ahorita aparece como sustituta extensora de la harina para fabricar el pan – si no es que ya se hizo – que a nadie le asuste si, una vez contabilizadas las palmas en cada municipio – ¡brillantísima idea de Tapia! tan brillante e iluminada como la Luz Brillante – se hagan los cálculos pertinentes, se procese el palmiche y se distribuya, como sustitución del gofio en las bodegas cubanas.

No está claro si la fuerza laboral de los campos, esa que casi es inexistente, se desviará hacia la contabilización de las palmas, y contabilización de los ramos de palmiche porque, ¿de qué valdría contabilizar una palma si está desmochada?

¿Tal vez crearán, al estilo de ejército de alfabetizadores una brigada Conrado Benítez o Manuel Ascunce Domenech, para la contabilización de las palmas en los campos cubanos?

¿Con qué tecnología, o quiénes, desmocharán esas palmas y bajarán el palmiche?

No menos fulminante es la idea de crear estanques de agua de 4×4 para cultivar peces y que el pueblo se autogestione el consumo de pescado. En una isla rodeada de agua, que los cubanos «siembren» peces en estanques de 4×4, incluso teniendo cubanos que viven en espacios más reducidos que ese, no deja de ser brillante, además.

¿Se imaginan un edificio multifamiliar en La Habana Vieja, de siete pesos (pisos), sostenido de manera milagrosa por unas leyes de la física a punto de expirar, y apuntalados por unas maderas ya resecas de tanto Sol, soportando el peso de bañeras cubiertas de peces? Se imaginan Uds. a su vecino Heliodoro, caña en mano y anzuelo en la punta intentando pescar un alevín en su propia bañera?

En todo caso – repito – que nadie se asuste. Si en los años 90´ luchamos codo a codo, y le arrebatamos no pocas veces a la muerte a un pollito Pérez Quintosa en el 5to piso de un apartamento, mientras criábamos conejos en un lado, y teníamos una cochiquera en la otra – mención aparte para Ada, mi vecina, que cerró el balcón para que las gallinas no saliesen volando – ¿acaso duda alguien que criemos peces en nuestras casas?

¿Acaso nuestro Comandante en Jefe no metió una vaca en un apartamento de 13 y 10, en el Vedado?

Por lo menos, no habría que esperar a que nos den pienso y calandraca en la bodega para alimentar a nuestros Nemos. Basta con esperar que pase el camión de palmiche, tal y como pasaba el camión de helados y refrescos, y nos vendan la libra de palmiche a un 20% de nuestro salario mensual.

Eso sí, hay que contar las palmas primero.

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