En los últimos cuatro años, el país ha perdido más del 62% de su población de gallinas y más del 72% de sus reproductores porcinos. El ministro de Agricultura, Ydael Pérez Brito, ha reconocido la gravedad de la situación en su intervención más reciente, aunque no ofreció soluciones concretas para enfrentar la crisis.
Mario J. Pentón, un conocido periodista entre la comunidad cubana, criticó duramente esta tendencia en un post en redes sociales. Mario publicó una captura de pantalla de lo dicho por la "cocinera", quien expresó que la hizo "para saber cómo era comer un dulce de cáscara de plátano maduro".
Aunque la influencer aclaró en la descripción que se trataba de un restaurante “NO ECONÓMICO”, muchos no pudieron evitar sorprenderse: croquetas a 750 pesos, una pizza a 4100 pesos y, lo que más comentarios suscitó, un plato de carne por 16,000 pesos.
Una brasileña que admira e idolatra a Fidel y el Ché habla sobre "la soberanía alimentaria" en Cuba. Una mexicana critica la miseria que vio en la isla. A la primera, la reseñan en el Granma. La segunda, en el periodismo independiente.
Las políticas actuales no solo fallan en proteger sino que complican la ya difícil situación de obtener estos alimentos esenciales, dejando a muchos ciudadanos enfrentando la perspectiva de un plato vacío, cuando hacer un simple plato de arroz con frijoles cuesta Dios y ayuda.
El influencer cubano conocido como Charly Locuras se destaca por crear contenido relacionado con bromas en cámara oculta en sus perfiles de redes sociales.
La crisis alimentaria en Cuba se ha agravado hasta el punto de que la producción de leche actual es incluso menor que durante los años más duros del Período Especial en los 90, según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
Se precisa de manera urgente abordar la crisis alimentaria en la isla, para que la inventiva pueda celebrarse en un contexto de abundancia, no de escasez.
La promesa de un vaso de leche se ha convertido en un microcosmos de la lucha por la sustentabilidad alimentaria en Cuba, simbolizando tanto la esperanza como la desilusión.
Los análisis y resultados de estas auditorías han sido presentados a los directivos del Ministerio del Comercio Interior (Mincin), a los gobiernos provinciales y municipales, y a las empresas y entidades de base. Se han impuesto sanciones que varían entre dos y 22 años de privación de libertad, dependiendo de la responsabilidad en los hechos probados.