Varios portales informativos desde Cuba dieron por muerto esta mañana al actor Enrique Molina, y algunos de ellos hasta luego pidieron disculpas, utilizando, como en el caso del telecentro de la provincia de Cienfuegos, una imagen con un fondo negro donde podía leerse «Enrique Molina 1943-2021».
El hecho, lamentable, condenable incluso, de que un medio oficialista propague noticias falsas de este tipo, y más que nada la muerte de uno de los actores cubanos más queridos, sin dudas refleja el estado en que anda el periodismo, la información y la comunicación en la isla, necesitan una transformación urgente; pero urgente.
Una transformación que pasa por educar a todos los profesionales de esos mismos medios, cuyo nivel más elemental de raciocinio está en dudas. Primero, por guiarse por fuentes sin crédito alguno. Segundo, por olvidar cuan peligroso y doloroso significa que como medio oficialista se certifique la muerte de una persona; en este caso de una personalidad que trasciende las puertas de cada casa en la isla.
Tercero, y no menos importante, es el hecho de que ahora mismo esté en debate y controversia un decreto-ley -el 35- aprobado recientemente y dirigido específicamente (según afirma el gobierno cubano) a regular y sancionar, entre otras cosas, las informaciones falsas; principalmente a través de las redes sociales.
Cuarto, porque el pasado martes se transmitió una Mesa Redonda una reunión -acontecida el día 19- en la que conversaron «a chaquetón quitado» varios de los principales periodistas oficialistas con el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel, el presidente de la UPEC Ricardo Ronquillo Bello, y el Jefe del Departamento Ideológico del Comité Central del PCC, Rogelio Polanco Fuentes.
¿De qué se habló allí? Pues de eso mismo: de noticias falsas y redes sociales, y «mal periodismo». Incluso, se les llamó «timbiriches digitales» a los medios independientes. Que se sepa, hasta este momento, ningún medio digital independiente, ningún periodista independiente, mató hoy a Enrique Molina. Sí lo hicieron varios medios oficialistas y varios periodistas oficialistas. Entre estos últimos destaca uno que a menudo va, por su perfil de Facebook, echando pestes sobre los medios independientes y los periodistas independientes, mientras se teje a su alrededor la injusta fama de ser un gran periodista, el villaclareño Francisnet Díaz Rondón.
No fue el único. En «la matanza» participaron funcionarios de la UNEAC; el portal de la Radio Cubana; el ya mencionado telecentro de Cienfuegos; el periodista Darío Alejandro Escobar, que en su perfil de Twitter se anuncia como trabajador de la revista El Caimán Barbudo, y ex director de la Revista Somos Jóvenes, y hasta fue Premio Nacional de Periodismo Cultural 2017 por la Asociación Hermanos Saíz, un mérito sin dudas logrado por su filiación al proceso revolucionario.
Y hasta un desinformado diplomático cubano, que no es la primera ocasión que se ve envueltos en «dimes y diretes» por su desinformación, que hasta echó rayos sobre los medios independientes, mencionando específicamente a Cibercuba, que no dio a conocer esa «noticia», y olvidando mencionar que fueron medios oficialistas, y periodistas oficialistas, los que regaron el bulo por las redes sociales.
Y no es la primera ocasión que sucede. Desde que se filtró la información de que Enrique Molina estaba ingresado en el IPK de La Habana, al menos en dos ocasiones lo «mataron» las bolas y los bulos. A una de esas bolas, el actor, visiblemente golpeado por la enfermedad, pero sin perder el sentido del humor, respondió así.
El desmentido, en ausencia de alguna declaración de su hijo, que ya ha tenido que desmentir la muerte de Enrique Molina días atrás, lo ha dado el Dr. Francisco Durán. Según la periodista Gisela García Bravo, Durán habló instantes antes de salir al aire con la hija del actor, y esta le confirmó que estaba vivo y peleando.
Solo nos queda pedir larga vida a Molina, a pesar de los desafortunados malos augurios en su contra de no pocas personas malintencionadas, y otras no con mala intención, pero sí con mucho descuido. Desconocemos si el Partido, o Díaz-Canel, exigirán a fondo una investigación de lo sucedido, pero sin dudas «pinta de maravillas» para que hoy mismo comiencen a hacerse algunos cambios dentro del modelo que tanto ellos desean implementar.
