No pocos animalistas cubanos han inundado las redes sociales con mensajes que se oponen a la aplicación del inciso d) de la Resolución 190 del 2023, que aprobó a principios de mes el Gobierno de La Habana y que entró en vigor este miércoles.
El apartado contempla poner multas de 1,500 a 2,000 pesos “a la persona jurídica o natural que permita que animales domésticos o de corral permanezcan en las arenas o las aguas de las playas o en fuentes de abastecimiento de aguas para acueductos, plantas de tratamiento de agua potable o de residuales líquidos, lugares de disposición finales de desechos sólidos, cementerios, y otros lugares expresamente prohibidos por las autoridades sanitarias”.
Asimismo, el inciso d) de la resolución que sustituyó a la número 87 del 2022, plantea la obligación de retirar de inmediato a los animales de las zonas mencionadas.
Según la prensa oficial cubana, este decreto busca “movilizar la conciencia popular” para “cuidar la salud de la población y la belleza y la higiene de la capital”, a la vez que respalda el Reglamento para el Ornato, la Higiene y los Servicios Comunales.
Al referirse a esta medida, una protectora de animales, que pidió que no se publicara su nombre, dijo a Cuballama Noticias que “todo está bello hasta que llegan al (inciso) d)”.
Si bien esta activista reconoce que a veces las ofrendas religiosas contribuyen a ensuciar áreas como playas, parques o cementerios, deja claro que los animales domésticos no hacen ningún mal allí.
“Está mal que se pongan ahí los animales muertos, que uno sabe que son de brujería”, pero los gatos y los perros “no tienen culpa”. O sea, que no son los verdaderos responsables de los problemas del país.
“Es que no tienen nada en la cabeza”, agregó al hacer alusión a quienes redactaron el texto. “Ya lo que servía aquí emigró”, expresó decepcionada. No entiende cómo, con tantos problemas que hay, “ahora la culpa la tienen los perros”. “Esto que acaban de hacer ha sido para pinchar”, es decir, para provocar a la comunidad animalista.
“Supongamos que entendemos que (las autoridades) los quieren fuera del cementerio y de las cafeterías, porque no deben estar vagando por ahí, pero, ¿qué refugio hicieron para ellos?”, se preguntó esta joven.
De igual forma, cuestionó “¿qué casa le dieron a las protectoras que no tienen, para que cuiden y recojan animales? Con tanta casa que le han dado a la gente de Educación y militares, por ejemplo, por qué no le han otorgado una a las protectoras que, bajo un contrato, harían lo que les gusta y a lo que dedican su vida?”.
Para esta animalista, no se pueden imponer estas medidas cuando el gobierno cubano poco o nada hace para darle refugio a los cientos de animales callejeros que hay en Cuba, muchos de los cuales han sido abandonados por sus dueños al emigrar o simplemente son víctimas de la indolencia, que crece en cada rincón del país mientras crece la escasez.
En la práctica, la difícil tarea de curar, alimentar y esterilizar a la mayoría de los animales sin hogar la llevan a cabo protectores o grupos de la sociedad civil, que a su vez dependen de las donaciones que reciben para poder hacerlo.
“Los animales todos son seres vivos. Hay que respetarles sus derechos a la vida. Hay que cuidarlos, protegerlos. Basta ya de abusos”; o “En vez de buscar buenas opciones para defender a los animales nos aprietan más. Yo siempre me llevo el mío a la playa. ¿Y ahora? No entiendo, si los humanos son más sucios”, escribieron otros animalistas al respecto.
“Una salvajada más”
Otros defienden que se trata de “una salvajada más”, que entra “en contradicción con el Decreto-Ley de Bienestar Animal”.
Un comunicado compartido por la cantante cubana Mariela Flores, quien fuera finalista de Got Talent España, explica que no se puede estar a favor de un inciso que impide la presencia de mascotas en las playas.
“¿Y ahora las mascotas ensucian más que los humanos? ¿Cómo se piensa sanear la playa sin cestos de basura, sin personas limpias que se lleven sus desechos, que no orinen y defequen en el agua donde nadan otros? ¿Será que no vayan los perros, la solución a esta lamentable situación?”, reflexionó.
La misma artista considera que este acápite va directamente en contra del bienestar animal y el derecho de las personas a disfrutar los espacios de recreación y de ocio porque “todas las playas no son privadas”.
“A quien no le guste una mascota cerca, se puede mover de sitio, como me muevo yo por las bocinas estruendosas, la borrachera y las muy repetidas peleas y el desorden público. En todo caso, deberían determinar playas para mascotas, pero prohibirlas del todo, no”, continuó.
De igual manera, Flores aseguró que “nadie comprende qué mal hace un perro en un cementerio”. “Ellos son víctimas del abandono”, expuso, no sin recordar que son los protectores de animales y los trabajadores de este tipo de lugares quienes colaboran con su alimentación y su cuidados veterinarios.
“O sea, no son atendidos por el Gobierno del Poder Popular, por lo que no representan una carga para el Estado. Más bien, apoyan la vigilancia nocturna con su territorialidad, ayudando con la seguridad del sitio. ¿Qué mal hacen ellos allí?”, señaló sobre la misma cuerda esta amante de los animales.
Además, hizo un llamado a las autoridades a encargarse de la limpieza de la ciudad, pero sin emprenderla contra quienes no tienen voz. “Que aumenten las recogidas de basura a una vez al día, para evitar vectores y suciedad. Que arreglen los vertederos de agua de la calle para evitar mosquitos y dengue. Que arreglen las roturas de fosas que hay en cada cuadra, que se mezcla con el agua potable”, exhortó.
En marzo pasado, los animalistas cubanos protagonizaron una campaña que exigió la modificación del Decreto-Ley 31/2021, sobre “Bienestar Animal”, porque “no cumple con las expectativas que depositó la sociedad cubana en él”.
“Los animales siguen siendo maltratados impunemente. Cada día los casos son más críticos y más graves, con mayor fortaleza y alcance, y peligran las mascotas en nuestro país y los animales en condición de calle. Aumentan los casos de zoofilia, de abandono, de crueldad”, denunciaron entonces desde la agrupación Bienestar Animal Cuba.
De forma general, la Resolución 190 dispone que, a quienes afecten por cualquier medio o forma los depósitos colectivos destinados a la recogida de los desechos domiciliarios, se le impondrán multas de 2,500 a 3,000 pesos y la obligación de resarcir el daño ocasionado.
Por otro lado, serán sancionados con montos de 2,500 a 3,000 pesos quienes arrojen desechos fuera de los depósitos y de los horarios establecidos, o que, sin estar facultados, cambien de ubicación los contenedores de basura.