Amaury Pérez cantó desnudo en Alemania

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El cantautor Amaury Pérez relató cómo fue el proceso que lo llevó a cantar con sus “partes pubendas” al descubierto en un festival en Alemania.

El hecho ocurrió en 1975. El cantautor estaba invitado al Festival Internacional de la Canción Popular Socialista en Dresde.

“No hubiera querido participar, los concursos siempre me han provocado náuseas, pero en aquellos años uno no se negaba a una “orientación” como aquella sin sufrir las consecuencias. Según la carta de los organizadores se competía en dos categorías: cada intérprete cantaba una canción de su país de origen y otra en alemán. La minúscula delegación criolla estaba integrada también, y principalmente, por la cantante Maggie Carlés y el orquestador y director musical santiaguero Osmundo Calzado”, escribió el músico en su página oficial de Facebook.

El cantante dijo que tomó “la apresurada decisión de solo competir con una canción de mi autoría, no recuerdo cuál, arreglada magistralmente por Mike Porcel y desestimar lo de la canción en alemán”.

El funcionario comunista alemán que los recibió obligó al cubano cantar en alemán. “¡Si no canta en alemán no puede participar en el Festival!”, le dijo a Pérez quien había decidido  interpretar un tema de su repertorio. 

“Buscó, dándonos la espalda, en un estante, el disco de una cantante alemana llamada Chris Doerk y extendiéndomelo dijo: “Escoja una canción de aquí y apréndasela, tiene cuatro días”. Ya en el hotel, elegí una llamada “Ich Hab mit Dir das Meer Entdeckt” (“Yo descubrí contigo el mar”)”, añadió.

Pero el momento álgido llegó cuando le sugirieron que su presentación debería realizarla sin ropa interior. Lara, una de las coristas de la orquesta, fue la encargada de proponerle la vestimenta que debía llevar el día de la actuación. 

“Se fue conmigo al hotel, me inspeccionó primero, pidió que me desnudara después, echó un vistazo, y revisó mi valija encontrando, para su sorpresa, ¡un traje típico suramericano!; camisa y pantalón, de una tela traslúcida, de hilo, y coloridas flores bordadas con estambre, que me había regalado en La Habana unos meses antes, la cantante venezolana Soledad Bravo y que ni sé por qué fue a parar a mi equipaje. En un castellano balbuceante dijo: “¡Esto es perfecto, te vestirás así y sin ropa interior, yo arreglarré las luces, pues el diseñador es amigo mío y ya verás!”. Como tenía la letra prendida con alfileres me calmó con un “¡yo también convenio eso!”, le sugirió al cubano.

El músico reveló que antes del concierto tuvo sexo con la corista, quien fue la artífice de su presentación y su posterior éxito.

“Horas antes de la actuación, intempestiva, regresó al hotel, intercambiamos fluidos corporales con pasión adolescente, nos bañamos, alisó mi larga cabellera con unas tenazas y, cuidadosamente, con una pluma de felpa, dibujó en mis brazos, antebrazos, manos, palmas de las manos y codos, a la manera de un tatuaje y con una sorprendente e irregular caligrafía, el texto de la canción tal como Argelita y María Felicia me lo habían enseñado”.

Y llegó el momento en que el cubano apareció “desnudo” sobre el escenario. 

“El súper arreglo musical de Osmundo resonó en el anfiteatro y aparecí en lo alto de una escalera mientras los seguidores iluminaban y mostraban mi “desnuda” figura desde todos los ángulos posibles. De cara al público, por el contraluz y la transparencia de la indumentaria… Fue un momento intenso, épico. Mi colgajo se movió al compás de la música como un metrónomo, como el sordo badajo de una campana nueva. Mientras, agitaba los brazos en círculos y de arriba a abajo leyendo el texto a la manera de una cantante flamenca en medio de un tablao, un Lola Flores masculino y ciertamente desaforado”, dijo Pérez. 

Su desnudez, añadió, lo llevó al triunfo. “El público deliró. Imagino que mi supuesto impudor influyó un tanto. Tuve que salir a escena tres veces ante la ovación sostenida del respetable, y cuando llegó la hora de otorgar los galardones, para mi asombro ¡me los había ganado casi todos!: el Primer Premio, el del Ministerio de Cultura Alemán, el de la popularidad, y Osmundo el de orquestación”.

Su acto no contó, sin embargo, con la simpatía de algunas participantes que achacaron su victoria no a sus cualidades vocales sino a su “descaro” sobre el escenario alemán. 

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