La escasez de leche en Cuba es uno de los mayores dramas alimentarios que han marcado la realidad de los habitantes de la isla en las últimas décadas. Lejos de disminuir, cada vez es mayor la cifra de cubanos que se acuesta sin haber tomado un vaso de leche.
De hecho, la producción y la importación, que se llevan a cabo tanto desde el sector estatal como no estatal, no han sido suficientes ni siquiera para cubrir la demanda de leche destinada a los niños menores de siete años y a quienes la tienen asignada por dieta médica, que son grupos priorizados en el país.
Mientras, el kilo de leche en polvo puede encontrarse en el mercado clandestino como mínimo en 1,600 pesos cubanos (CUP). el equivalente a unos seis dólares y medio, aunque puede llegar a los 2,000 y muchas veces se vende adulterada, ya que, si proviene de la distribución normada que hace el gobierno a precios subsidiados para los mencionados grupos, casi siempre se distribuye en bolsas de nylon, que no están selladas.
Asimismo, en varios grupos de redes sociales se comercializa, por ejemplo, el saco de 25 kilos de leche descremada Dairy America, hecha en Estados Unidos, por un precio de 30,000 CUP, y “a partir de 20 sacos, en 29,000 CUP”. Es decir, que de esta forma el kilo saldría en poco más de 1,100 CUP.
También a través de la importación de pequeñas y medianas empresas puede encontrarse el saco de leche entera en polvo -que se conoce como ‘la amarilla’- en 40,000 CUP; un kilo de leche de marca ‘La Cata’, entre 2,000 y 3,000 CUP; o en 1,800 CUP el kilo de leche vitaminada ‘La Perla’.
Algo distinto pasa con la leche sin grasa, conocida como ‘la blanca’, que es recetada a personas diabéticas y con otro tipo de padecimientos en Cuba, que puede encontrarse a mitad de precio que la amarilla.
Con menos regularidad, se puede comprar ‘por la izquierda’ leche de vaca a algún agricultor o aparecen otros productos lácteos como los galones de diez litros de yogurt en 3,000 CUP; tinas de helado de cinco litros en 3,500 CUP; o 250 gramos de mantequilla en 650 CUP.
Sin dudas, el desabastecimiento ha hecho que crezca el costo de estos productos. Hasta abril de 2022, la leche líquida, la leche en polvo y el queso blanco estaban dentro de los bienes con mayor variación en el Índice de Precios al Consumidor mensual, que publica la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
No se puede perder de vista tampoco que en 2021 el salario medio en Cuba era de poco más de 3,800 CUP, por lo que casi todo el que puede pagar la leche al precio que se encuentra hoy es porque recibe remesas de un familiar en el extranjero o trabaja cobrando en divisa.
La versión oficial
De acuerdo con las cifras oficiales compartidas, actualmente más de un millón de niños reciben a diario un litro de leche. De ellos, 645,000 reciben leche fluida de producción nacional y más de 365,000 reciben leche en polvo de importación, ya sea por la canasta familiar normada o por consumo social.
Este martes, al hablar en televisión nacional de la distribución de leche normada, el ministro de la Industria Alimentaria (Minal), Manuel Sobrino Martínez, insistió en que el gobierno cubano hace un gran esfuerzo para garantizar un litro de leche diario a más de un millón de niños en Cuba.
“El gobierno cubano sigue vendiendo ese litro de leche a 25 centavos en moneda nacional y asumiendo todos los gastos de la diferencia. Un gobierno neoliberal hoy estuviera cobrando por ese litro de leche 125 pesos”, dijo Sobrino.
De acuerdo con lo que comentó al respecto una usuaria del sitio oficialista Cubadebate, “el litro de leche que se distribuye a los niños no tiene calidad. Esa leche viene con agua. No hay un mecanismo que compruebe esta violación y si lo hay, no funciona”.
“En la bodega de Canímar, Matanzas, la leche ha llegado hasta con gusarapos”, denunció otra persona en el mismo foro digital.
En tanto, el titular del Minal precisó que “el precio del litro de leche en el mercado mundial anda en el entorno de los 50 centavos dólar” y se preguntó “¿quién podría tomar leche?” si el gobierno decidiera vender la leche al precio del mercado internacional.
Desde la óptica de Sobrino, si “hubiéramos aplicado fórmulas neoliberales aquí, hubiéramos resuelto los problemas del 1% de la población, y los demás, ‘sálvese quien pueda’”.
En septiembre de 2020, el mismo Sobrino aseguró que “si nos damos el gusto de comer langosta y camarones faltará la leche de los niños”.
Datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia refieren que hay 2,3 millones de habitantes en Cuba por debajo de los 18 años de edad, alrededor del 21% de la población total, pero no especifica cuántos de ellos tienen acceso a productos lácteos.
A mediados de año, se anunció que los menores de seis meses recibirían la leche en polvo entera, mientras que los que superaran el primer semestre de vida tendrían acceso a una leche sin grasa.
Desde abril de este año, un kilo de leche en polvo, que doce meses antes podía encontrarse en 1,500 pesos en el mercado negro, había subido a 2,000.
También en abril, las autoridades suspendieron la entrega de leche destinada a dietas médicas en la provincia de Sancti Spíritus, “debido a los bajos niveles en el acopio del producto, como consecuencia de la sequía”.
En 2007, el propio ex presidente cubano Raúl Castro criticó que los cubanos solo recibieran leche hasta los siete años y aseguró que eso debía cambiar.
Cifras de la ONEI señalan que en 2020 la producción de leche en Cuba alcanzó el tercer nivel más bajo desde 1990, con 455 300 toneladas.
Por su parte, un estudio de 2017 publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, resalta que el país requiere de unos 1,600 millones de litros de leche al año, o su equivalente en otros lácteos, para cumplir con los estándares de consumo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
Hace cinco años, la producción de lácteos en la isla representaba solo el 37% de esa cantidad y su disponibilidad suponía un poco menos del 70% necesario.
De hecho, en las últimas tres décadas la producción nacional de leche no ha llegado ni siquiera al 1% anual de la cifra de 1,600 millones de litros.
