¿Qué hay detrás del «regalito» con el precio del pasaporte y eliminación de la prórroga?

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Importantes cambios tuvieron lugar ayer con relación a los trámites migratorios cubanos.

El gobierno de la isla anunció una serie de modificaciones que impactan de manera «positiva» a los ciudadanos cubanos que deseen viajar dentro y fuera del país, pues a partir del 1ro de julio de este año, el pasaporte cubano tendrá una validez de diez años para los adultos y de cinco años para los menores de 16 años. Además, se eliminará el requisito de las prórrogas, lo que simplificará el proceso para los ciudadanos cubanos.

Anteriormente el pasaporte tenía validez por 6 años.

Otra novedad importante es la reducción en el costo de los pasaportes, pues anteriormente, el precio a pagar por la confección de un nuevo pasaporte era, 420 dólares.

Sin embargo, a partir de la fecha mencionada, y tras la entrada en vigor de los cambios implementados y anunciados la víspera, el costo del pasaporte será de 180 dólares para los adultos y de 140 dólares para los menores. Según informaron las autoridades cubanas estas medidas buscan hacer más accesible y asequible el trámite de obtención del pasaporte cubano.

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Por supuesto, la medida de alivio financiero es relativa, pues si por un lado dejarán de ingresar miles de dólares por esta disposición, obligarán a todos los cubanos a hacerse de un pasaporte para poder ingresar al país.

Anteriormente los cubanos que salieron del país antes de 1971 no necesitaban de un pasaporte oficial cubano si deseaban regresar al país, pero ahora, estas personas deberán obtener nuevamente el pasaporte cubano para poder entrar a la isla, lo que significa que ya no podrán utilizar los pasaportes de sus países de adopción.

Esta medida constituye una restricción para aquellos cubanos que han establecido su vida en el extranjero y que salieron del país antes de 1971.

Si bien la inmensa mayoría de ellos no han establecido vínculos afectivos que les haga retornar al país, y de hecho se consider parte del llamado «exilio duro», no deja de ser coercitiva de los derechos de esas personas al obligarles a pagar al gobierno, con el cual rompieron todo lazo desde hace 5 décadas, un dinero por la obtención de un pasaporte que solo usarán si deseasen viajar a Cuba; que solo les serviría para viajar a la isla prácticamente.

El régimen cubano ha justificado estas modificaciones argumentando la necesidad de controlar el flujo migratorio y tener un registro actualizado de los ciudadanos cubanos en el exterior.

Los cambios y su reacción en la comunidad cubana residente en el exilio

Estos cambios en los pasaportes cubanos han generado diversas reacciones entre la población cubana y la comunidad internacional. Algunos consideran que son medidas necesarias para regular el movimiento migratorio y mantener un control más estricto, mientras que otros las ven como una restricción innecesaria y una forma de controlar a los ciudadanos.

En el caso de aquellos que se fueron antes de 1971 y que han sido especialmente los críticos más acérrimos del gobierno, según comentarios vistos en redes sociales, algunos consideran que esta pudiera ser una forma de «capturar» con las garantías de la ley a personas que se fueron del país y que «cometieron delitos» – o a diario lo cometen – en las redes sociales en contra del régimen. Una teoría tal vez un poco «fantasiosa» pero que, a nadie debería alarmar si utilizaran algun chivo expiatorio, toda vez que uno de los objetivos de la implementación – que veremos más adelante – pudiera estar vinculado directamente a este regreso.

A medida que se acerca la fecha de implementación de estas medidas, se espera que haya más discusiones y debates sobre su impacto y consecuencias. La situación migratoria en Cuba sigue siendo un tema complejo y en constante evolución, y estas modificaciones en los pasaportes son solo un reflejo de los desafíos y cambios que enfrenta el país.

Pero, ¿qué hay detrás de todo esto?

Lo cierto es que, en medio de una severa crisis financiera, el gobierno cubano ha decidido poner un alto a una importante fuente de entrada de divisas al país, y esto mueve a la suspicacia y reflexión.

No hay dudas que la medida está relacionada con las recientes conversaciones en materia migratoria entre los EE.UU. y Cuba. Se especula que el gobierno norteamericano trajo a la mesa algunas de las insatisfacciones más constantes de la comunidad cubana en el exterior, aunque las críticas de la migración cubana hacia el costo del pasaporte y de la maquiavélica prórroga, son harto conocidas por el gobierno de La Habana.

Esta disminución en el precio del pasaporte, pudiera generar un aumento en el turismo cubano-americano y, por ende, una entrada de divisas para el país, principalmente vía cruceros, por lo que no es descabellado afirmar que La Habana accedió a perder esa fuente de ingresos, ante la promesa de la administración estadounidense que los viajes de crucero regresarían a la isla.

Esto, sin embargo, si el gobierno de La Habana accedió bajo esta promesa, sería una muestra del pésimo timing político de los dirigentes cubanos, toda vez que: Uno, es muy probable que los republicanos regresen a la Casa Blanca en el 2024 y, cualquiera de las dos principales opciones que se vislumbran, Trump o DeSantis, pudieran revertir cualquier decisión beneficiosa a La Habana de un plumazo. No solo quitarían los viajes de cruceros, sino que es muy probable que vuelvan a eliminar los vuelos comerciales regulares, y todos los demás vuelos a provincia.

Dos, que ahora mismo en diversas cortes de los EE.UU. y de España, se están dirimiendo asuntos relacionados precisamente con el uso de los puertos cubanos a cruceros.

Sin embargo, acceder a un viejo reclamo de su emigración como muestra de voluntad política, sería bien visto a los ojos de la administración estadounidense, que pudiera incluso darle más a La Habana que viajes para los cruceristas, toda vez que cada vez parece estar más cerca el momento en que el gobierno de La Habana liberará los más de mil presos políticos que tiene tras las rejas después del 11 de julio.

La Habana, nadie lo dude, pudiera estar negociando la liberación de esos miles de presos a cambio de una vuelta de timón por parte del gobierno de EE.UU. a su vieja política de ahogo financiera conocida como embargo, y que el gobierno cubano insiste en llamar bloqueo.

Este es, según La Habana, el principal obstáculo a la prosperidad socio-económica y política de los cubanos – nada más lejos de la verdad -; la única y añeja carta que conserve el gobierno de la isla para justificar todas sus deficiencias, y a los ojos de los Estados Unidos, el éxodo migratorio que, en estos últimos dos años, ha tenido ribetes de escándalo impactando de manera negativa y directa en los Estados Unidos.

Tras este «primer gesto», el gobierno cubano pudiera estar negociando algo mucho más gordo. Dejarían de recibir miles de dólares, pero no duden que lo pudieran recibir por otro lado. Pensemos… ¿importación y comercialización del ron y el tabaco cubanos en EE.UU? ¿Levantamiento del embargo también?

Otra reflexión pudiera estar motivada en la vieja filosofía oriental de que más vale un centavo constante, que cientos a veces. Suman miles los cubanos que ahora mismo no pueden permitirse pagar $420 dólares por un pasaporte y pagar las prórrogas cada dos años. Rebajar el pasaporte a $180 dólares pudiera provocar que miles de cubanos se decidieran a hacerse de tan importante documento, aunque las matemáticas indican dos cosas: una, que no parece se pudiera cubrir el déficit de $420 a $180. Dos, que cada vez son menos los cubanos interesados en regresar a la isla.

Ni siquiera de visita.

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