Uno de los más influyentes y dominantes deportistas de todos los tiempos, el gran Michael Jordan, llega a 60 años de edad este 17 de febrero, y Cuba ha sido parte íntima de su vida durante los tres últimos lustros: resulta que al hombre que revolucionó la Asociación Nacional de Baloncesto (NBA), al que todos veneraban y temían, lo cubano le seduce no solo por los habanos que adora, sino por Yvette Prieto, su esposa desde hace una década.
En efecto, fue una cubana quien finalmente aterrizó a “His Airness”, e incluso le dio dos hijas, las gemelas Ysabel y Victoria. Cuando se conocieron, en 2008, ya Jordan se había retirado del baloncesto, tras una carrera rica en hitos: 6 títulos en 6 finales, campeón olímpico en Barcelona-1992, más de 30.000 puntos anotados y algunas de las jugadas más emblemáticas e inverosímiles en una liga en la que tenía ambiciones empresariales.
Pero antes de comprar a los Charlotte Bobcats, la modelo de origen cubano Yvette llegó a la vida de Michael Jordan, y sin mucho ruido se volvió alguien imprescindible para aquel que consideran el GOAT (Greatest Of All Time, el más grande de todos los tiempos). ¿Quién es y qué hace esta cubana?
Yvette Prieto nació el 26 de marzo de 1979. Algunos sitios dicen que nació en Cuba, otros que llegó al mundo en Miami, y que los cubanos de nacimiento son sus padres, Carlos y María. Como sea, la joven se licenció en Administración de Empresas antes de emprender una carrera de modelo, que la llevó a trabajar con Alexander Wang, antiguo director creativo de Balenciaga.
Gracias a su formación en gestión empresarial, fue nombrada directora de las empresas Aqua Management y Beet the LBS, radicadas en Miami. A su vez, Jordan salía de un duro divorcio con Juanita Vanoy, madre de sus tres hijos mayores. En busca de esparcimiento le entró a la noche de Miami, y en un club de la Ciudad del Sol conoció a Yvette, en 2008. La cosa cuajó y al año siguiente comenzaron a vivir juntos en una mansión de 5.500 metros cuadrados, en Miami. En la Navidad de 2010, Michael le propuso matrimonio, y se tomaron su tiempo para casarse, pues la boda fue en 2013.
Yvette no es precisamente una mujer pequeña, pero al lado de Michael Jordan lo parece: el exescolta de los Chicago Bulls le saca 30 centímetros a su pareja. No obstante, la cubana compensa la diferencia de estatura con el carácter latino, y una personalidad que se resiste a ser una figura decorativa, aunque bien pudiera serlo: la fortuna de su esposo es tan grande, que recién donó 10 millones de dólares a una caridad infantil, a propósito de su cumpleaños 60.
Por otro lado, incluso los viejos compañeros de batalla de Jordan han reconocido la influencia positiva que ha sido Yvette en la vida de un jugador reconocido por su fiereza y competitividad. John Salley, campeón con los “Chicos Malos” de Detroit y con los “Un-Stop-A-Bulls” de Jordan lo corroboró en el podcast Club Shay Shay: “Su nueva esposa (Yvette) es la bomba, también. Que ella lo haga hacer cosas normales es alucinante. Es bueno para él”, afirmó Salley.
Por otro lado, Jordan ha dicho que sueña con visitar Cuba, no solo por las raíces de su esposa, si no por conocer la tierra que produce sus habanos preferidos. Así le confesó hace unos años a la revista Cigar Aficionado, cuando las diferencias entre ambas orillas parecían relajarse, una ilusión que duró poco. Ojalá cumpla su sueño, parte por él, parte por una Cuba mejor…
