El 20 de Noviembre de 2023 será también un día «histórico» pero triste para el fútbol cubano que se conocerá como el de «La Goleada de Volgogrado» en lugar de «la batalla» y no sólo por el hecho de que la portería tropical fuera una coladera (que pudo ser más) sino también por las circunstancias que lo rodearon.
Tres días antes de ese partido «amistoso» desde este espacio de Cuballama se alertó sobre lo «raro, sospechoso, extraño,dudoso» que parecía este juego contra la potente escuadra de Rusia en el ranking 39 de la FIFA (lugar que deben haber mejorado gracias a «la eterna amistad entre Cuba y Rusia»).
«En Sudamérica, en la Copa Oro de EE.UU, en la Liga de Naciones, se ha maltratado la imagen del fútbol cubano , y se teme que también pase en Volgogrado», se escribió en este medio alternativo días atrás.
Mientras los jugadores en silencio ya regresaron a La Habana, y la prensa oficial también se ha tragado las críticas quizás para no vincular a Moscú, lo mínimo que se puede exigir es que los directivos cubanos de este deporte respondan a las interrogantes sobre este viaje improvisado de más de 10,460 kilómetros, sin apenas opciones para un elemental acondicionamiento, frente a circunstancias climáticas muy adversas, con lluvia, frío y viento.
Y encima a un dia del partido los recién llegados se dieron cuenta que no llevaron en sus mochilas desde La Habana los botines exigidos para este partido incluido en el calendario internacional de la FIFA, de clasificación y amistosos.
Mientras se espera porque se haga público lo concerniente a este atentado a la imagen del fútbol cubano, las autoridades balompédicas rusas han anunciado que el 8-0 frente a los cubanos será incluído en el Libro de los Récords de Rusia debido al número de jugadores que se convirtieron en goleadores: ocho rusos diferentes anotaron, seis de ellos frente a Raiko Arozarena que fue reemplazado en el minuto 72 y otros dos a Ismel Morgado (que hasta paró un penal).
Y de paso, los rusos intentaron aclarar el suceso del que toda la prensa local se hizo eco cuando divulgaron fotos y detalles de los cubanos en la compra de los «tacos» a horas del juego en el Volgogrado Arena
El secretario general de la Unión Rusa de Fútbol , Maxim Mitrofanov , aclaró: «A pesar de que avisamos a Cuba sobre en qué tipo de césped se jugaría el partido, que sería un campo natural, no tomaron en cuenta estos puntos y no estaban del todo preparados. Llegaron, se dieron cuenta de que sus botas no servían y fueron a comprarlas. No hay nada sensacional en esto».
Según la prensa rusa el secretario general de la Federación Cubana, Miguel Ángel Díaz, habló sobre el asunto de los botínes adecuados.
«En Cuba tenemos campos sintéticos, por regla general el césped no está tan mojado y por eso utilizamos botas con tacos cortos. Cuando llegamos a Rusia, nos dimos cuenta de que necesitábamos unas zapatillas diferentes para jugar el partido. Y sí, compramos las botas aquí».
La selección rusa casi repite el récord de la mayor victoria de su historia cuando en el verano de 2019 en Saransk en un partido contra San Marino ganó 9-0.
El 8-0 del pasado lunes repitió el mismo marcador que la entonces URSS le propinó a Cuba en los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980 pero hay mucha diferencia en cuanto a lo sucedido hace 43 años y ahora.
Por su parte el ex miembro del comité de ética de la Federación Nacional, Andréi Sozin, admitió que no le gustó este encuentro .
«Hay tres preguntas sobre el partido entre Rusia y Cuba: ¿Quién lo pactó? ¿Por qué lo hicieron? ¿Han sido engañadas las personas que vinieron a verlo?». Sozin dijo que si mostramos ante los fanáticos que este es el verdadero estado del fútbol.
«Entonces somos simplemente traidores». Y agregó: «esto no se puede hacer. El equipo nacional no puede jugar contra un equipo como Cuba. Esto es un crimen contra el fútbol, es imposible verlo», se cita a Sozin en el medio «Campeonato».
Más de 40,000 aficionados se dieron cita en el nuevo estadio de Volgogrado construido para el Mundial de 2018. Pero hacía 20 años la selección nacional rusa no jugaba en la llamada «Ciudad Héroe» (antiguamente Stalingrado) por lo que se vivió una jornada memorable.
Muchos fanáticos que asistieron al juego comenzaron a vender los autógrafos de jugadores de la selección rusa en Internet, hasta en 100,000 rublos (unos 1,120 dólares estadounidenses) informó NovostiVolgograda.ru.
Se desconoce si la Federación cubana recibió algún por ciento de los ingresos por taquilla y por la mercadotecnia en general donde los organizadores rusos lograron al parecer buenos dividendos con este «show».
Lo que sucedió en Volgogrado, además de un llamado a la cordura de algunos «gatillos alegres» detrás de los ordenadores y sus bombos y platillos con «la nueva etapa del fútbol cubano», no debe quedar sólo en el silencio de los directivos y jugadores entrando al aeropuerto «José Martí» con la complicidad de la prensa oficial.
Hay que responder también por los compromisos incumplidos en la remodelación del estadio «Pedro Marrero», compromisos que tuvieron gran repercusión sobre todo en la televisión nacional. Y ojo: que la culpa de todo no la tiene la covid.
