¿Israel Rojas es artista o comisario político? ¿Sociólogo? ¿Experto en Comunicación? ¿Todólogo?
A Israel Rojas le hizo muy mal enfrentarse a un periodista como Oscar Haza, y Oscar Haza lo llevó muy suave, en la ocasión en que «debatieron» en la TV de Miami, y donde Haza lució desinformado y fuera de background; mientras Israel Rojas hasta bien pudo haber pactado antes que no lo arrojaran a la boca del león miamensis.
Desde entonces, y en parte, claro, porque tampoco es un «desencajado» como el trovador Fernando Bécquer, Rojas se ha mostrado – es verdad – más conocedor de la realidad que una buena parte de sus colegas dentro de la música cubana, algunos de cuyos miembros no se preocupan mucho más que de «componer», así se les caiga el mundo en la puerta de la casa, pero todo tiene un límite.
El límite parecía que se rompía el día que Ian Padrón, amigo suyo, lo entrevistó; pero, problemas de conexión a un lado, Ian Padrón no es un entrevistador. Podrá hacer cientos de preguntas buenas, pero le falta el training que por ejemplo, tenía -o aún tiene, que cará – María Elvira. Ese espíritu de ser mordaz, de ser incisivo, de interrumpir en el momento preciso, de no permitir regodeos… de darle el palo al burro cuando se cae.
Por eso Israel Rojas anda «subidito», un poco engreido, porque lleva años en una valla, en su valla, donde nunca le han soltado un gallo que le clave el espolón directo a la yugular.
Así, por arribita, Israel Rojas se quedaría de palo ante Yoani Sánchez, Carlos Manuel Álvarez, pienso, por ejemplo, si algún día abandonase su zona de confort periodística, y sin tener que caer en lo que él mismo, de seguro, calificacaría como una «prensa manipulada», saliese de esa valla, donde es dueño de un gallinero inmenso, huevos y caca incluida, y dijese: «Ok, voy a ir a un debate de verdad. ¿Quién quiere debatir conmigo sobre la sociedad cubana actual?
Recientemente tuvo delante a la joven Danay Galletti Hernández, que oficialista al fin, ¿qué iba a increparle a Israel Rojas?
Allí Rojas se mostró alterado, pero no por las preguntas que le hicieron – ¡faltara más! – sino porque, dice él, hay muchos cubanos que viven fuera, que se sienten superiores a los que viven dentro, y que incluso se sienten contentos que los cubanos que quedan dentro la estén pasando mal. Pura generalización. Esos, deben ser los menos.
Israel Rojas dijo además que, «sobre esos instintos malos ha trabajado Cibercuba», pero en buena lid, si se siente picado, ¿por qué no va a un debate en vivo – con respeto, aclaro – con Carlos Cabrera o Wilfredo Cancio, por mencionar dos de los «más viejos lobos» del periodismo dentro de Cibercuba Noticias?
Está claro que Galletti Hernández no iba a preguntarle cómo se compró la yipeta que tiene; o si le da «botella», cuando va en ella, a un pobre hombre aterrillado en un semáforo. Tampoco le custionaría ella, si es cierto que gracias a un mecenazgo que tiene él, en RTV Comercial, lograron cambiar él y otros artistas comprometidos recientemente, 1×1 los pesos en MN por CUC. O que a todos los integrantes de la banda Buena Fe les dieron casas recientemente, algunos, como al baterista Maykel, en Miramar; mientras no pocos combatientes internacionalistas cubanos viven en la miseria; o a madres que tienen dos hijos le exijen que para otra vez para poder fabricarle y darle una vivienda que, ejemplos hay para argumentarlo, se le filtre el techo a los 8 meses.
Hace tan solo unas horas, este gallo de su propia valla, estuvo por Habana Radio, donde llamó “entreguistas” y “negacionistas” a los artistas que se oponen al régimen cubano; y dijeron que, a pesar de los textos críticos de sus primeras canciones – por favor, no pensar en La Zanja, sino en Gorriones del Comité Central o en Catalejo, por ejemplo – ellos no eran opositores.
«Nosotros nunca hemos sido unos opositores al gobierno de este país», dijo Israel Rojas, que en algún momento, alguna vez se paró en algún lugar y defendió, por ejemplo, tocar con Frank Delgado.
Israel Rojas, Buena Fe, que han perdido buena parte de sus seguidores, aquellos que los seguían y apoyaban por sus textos críticos en sus canciones, dijeron que «hoy (…) ponerse del lado de los que bloquean, humillan, de lo que hacen daño y están lastimando este país,» es ventajoso.
«Todo el mundo sabe que esa es la posición más cómoda. (Eso) “abre muchísimas puertas,» explicó, aunque no dijo que, muchas de las puertas que se le abrieron y aún se le abren a él en Cuba, es precisamente por un «CVP particular» que él tiene ahí: su mecenas de toda una vida, su padrino: Julito Ballester.
El asunto, sin embargo, pasa tal vez por un problema de evolución. Israel Rojas quiere seguir siendo independiente, pero termina siendo dependiente y manipulado por el gobierno y por la Seguridad del Estado.
Parte de su problema es su ego. Y que le falta sinceridad. Y tal vez no es sincero porque sabe que «ese gobierno» un día le hará como mismo le hicieron a Edmundo García.
Rojas, en días pasados, dijo que los artistas que están «pegaos» y hablan «mal de la revolución tienen a la mitad de la juventud medio confundida», pero en honor a la verdad, ¿cuándo una juventud no ha estado confundida? ¿cuándo no ha sido inquieta?
Israel Rojas tal vez quiera que la realidad cubana no le importe a ninguno, incluso, así pase un huracán que destroce medio país. Si total, cuando Matthew arrasó en el año 2016 a Guantánamo, provincia donde nació él, y donde nació Buena Fe, él, Israel Rojas, ni siquiera puso en ninguna de sus redes sociales algo como «Fuerza Guantánamo». Tampoco donó un peso. Y tampoco fue a tocar allí, a la gente que se quedó sin casa con Matthew.
O tal vez Israel Rojas quiera que, de modo general, los artistas cubanos y la intelectualidad cubana siga de capa caída, diciendo sí o levantando el brazo para que la reunión se acabe y largarse, y no ser esos artistas inquietos y «confundidos», como el poeta Plácido, Domingo del Monte, o cualquier otro poeta, pintor – como Menocal – que se fue a la manigua en el Siglo XIX para cambiar la realidad de una Cuba colonizada; o para ser más contemporáneos, la gente de Arte Calle, Tania Bruguera, LMOA.
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