Millones de cubanos quieren ver a José Abreu y a Yoenis Céspedes en el equipo Cuba que va al Clásico Mundial de Béisbol en el 2023
El cienfueguero José Dariel «Pito» Abreu le dijo NO al proyecto de un equipo Cuba independiente casi simultáneamente con la «aparición» en Cuba de Yoenis Céspedes, en lo que parece ser la confirmación de que este último no estará este año en las Grandes Ligas.
Ambos casos, ya suscitan comentarios entre los cubanos en las redes sociales e incluso, provocan llamadas telefónicas.
La respuesta de José «Pito» Abreu parece ser tan lógica como la presencia temporal de Yoenis Céspedes en su natal Campechuela, en la provincia de Granma.
«Pito», la estrella más encumbrada entre los peloteros cubanos de las Grandes Ligas dijo NO, pero no un NO rajatabla o un NO amelcochado con la Federación Cubana de Béisbol. Pito dijo respetar a los peloteros que están en Cuba, y con ello zanjó una cuestión interesante. Aquellos tienen el derecho de integrar un equipo o al menos luchar por un puesto en el equipo, aunque a las claras tengan todas las de ganar los «Pito» y los «Gurriel» de estas Grandes Ligas.
Y digo es interesante porque, José Abreu declaró “Yo NO estoy en el Equipo Cuba de Miami” y no otra cosa.
Si bien la postura de José Abreu con el Equipo Cuba Independiente puede malinterpretarse y generar desacuerdos con aquellos que aprueban la gestión de la recién fundada Asociación de Peloteros Cubanos Profesionales (ACPBP, por sus siglas en ingles), no hay por qué intuir y mucho menos poner en boca del toletero palabras que él no ha expresado.
Esto es: no dijo, y muy probablemente no dirá, ni expresará ninguna filia política con la cúpula gobernante de la isla.
La existencia de la ACPBP se justifica por la negativa de la Federación de Béisbol de Cuba de incluir en sus planes de «Equipo Cuba» a peloteros que emigraron del país por vías «no formales». En el caso de Abreu, que salió del país de manera ilegal, pesa un veto; quizás no tan grande como el de Yulieski y Yunieski Gurriel, que sí abandonaron una selección en plena competencia.
La tozudez de las autoridades deportivas cubanas de no incluir «ni a unos ni a otros», aunque en otros deportes sí ha permitido el regreso de otros deportistas, ninguno «desertor», ninguno emigrante ilegal, ha sido la génesis del surgimiento de la ACPBP. Eso y los malísimos resultados en los últimos tiempos de los equipos Cuba en torneos internacionales.
Por otro lado, los salarios en Grandes Ligas, y el hecho indiscutible que peloteros como José Pito Abreu y Yoenis Céspedes se hayan convertido en estrellas en esa pelota de tan alta calidad, actúa también como incentivo a que los escasos prospectos que quedan en la isla para la emigración.
El gran problema del equipo Cuba unificado.
El gran problema del equipo Cuba unificado es uno, bien sencillo. Las autoridades políticas de la isla no han podido ni querido despojarse del matiz político que el fallecido gobernante cubano Fidel Castro le impuso a la pelota en Cuba con posterioridad al 1961.
Desde hace más de 60 años, han visto cada triunfo del deporte cubano, especialmente en la pelota, contra un triunfo contra el capitalismo y el imperialismo. Momentos notorios fueron el hit de oro del Curro Pérez aquel 26 de agosto de 1969 en la discusión del título del XVI Campeonato Mundial de Béisbol celebrado en República Dominicana, ante el pitcher norteamericano Larry Osborne, y el jonrón del negro Marquetti ante otro pitcher de los EE.UU. en el Mundial de Nicaragua en 1971. En ambos casos no fue la victoria de un equipo de béisbol simple y llanamente. En Cuba se visualizó como la victoria de Cuba ante los EE.UU.
Años después vendrían los triunfos del negro Braudilio Vinent y José Luis «Tati» Valdés ante equipos de EE.UU., que sentaron – digamos – las bases para una lechada que propinara años más tarde el zurdo capitalino Pablo Miguel Abreu al equipo norteamericano. El titular del diario Granma, en primera plana, resaltaba «la negritud» del pelotero «revolucionario» ante «los yanquis».
Esa tirantez política, usando la pelota como moneda de cambio, ese rejuego y uso de la imagen del pelotero «pobre» y «amateur» que no necesitaba los dólares para ser «estrella», ha sido la base y es la base del pensamiento de las autoridades cubanas. Las mismas que impiden la concreción de un equipo Cuba unificado.
Ese matiz político que le dan a cada triunfo, ese jolgorio de politiquería barata al que han acudido hace más de 60 años, es lo que molesta a millones de cubanos y algunos de los peloteros cubanos en Grandes Ligas que, estarían en teoría de acuerdo en jugar en un equipo Cuba unificado PERO sin la presencia detrás de «la política» y la «Revolución». O peor aún: encima.
En todo caso, la lógica indica que debe primar por encima el deporte. Y al deporte apela José Abreu cuando expresa:
“Siempre he estado de acuerdo con hacerlo con equipo con los peloteros de allá y los de aquí”
El toletero dijo después:
“Se está comentando de un equipo que quiere hacer la gente de Miami y yo dije no estoy en ese equipo, porque respeto a los peloteros que están en Cuba”. Y agregó:
“Esto es bien delicado, ojalá que pase (El Cuba Unificado), pero hasta ahora no se ha concretado nada”, para terminar diciendo:
“Ojala me queden un par de años más en mi carrera y pueda representar a nuestra Cuba”.
El periodista de ESPN quiso aclarar el comentario y preguntó:
“José, ¿si es un equipo solo con peloteros de Grandes Ligas tu no estarías, pero si es un hibrido con peloteros de ambas partes si?”
Y José Abreu respondió:
“Es correcto, así es. Créame que soy cubano y al final todos sabemos las cosas políticas que existen, de las que no deberíamos hablar pues no conocemos, pero me gustaría estar en el Unificado con los peloteros que están en Cuba y los que están aquí. Sería una de las sorpresas más grandes que la vida me puede dar”, concluyó.
Más clara ni el agua. Si la Federación de Béisbol de Cuba se despoja de toda la politiquería que arrastra y carga encima, Pito Abreu – y otros – estarían dispuestos a jugar por Cuba.
El caso Céspedes
Y es que para nadie es un secreto que como cubanos al fin, peloteros como José Abreu se sienten todavía vinculados a su tierra y no al gobierno que impera en la isla, que insiste en equiparar ambas cosas en algo tan sencillo como lo es el deporte de la pelota.
Uno de los más vinculados a sus orígenes es Yoenis Céspedes, quien el pasado mes de noviembre estuvo en La Habana, y que ahora se encuentra en su poblado natal de Campechuela, en Granma, disfrutando con su familia.
Alejado como siempre de las cámaras, de las redes sociales y de la prensa, esta presencia en la isla supone para algunos la posibilidad de que Céspedes sea incluido en el róster del equipo Cuba que aspira a por lo menos pasar de la primera fase en el venidero Clásico Mundial de Béisbol 2023.
“Aquí con la potencia Céspedes de visita en mi casa, gracias por el regalo hermano y por hacernos la visita gracias campeón que dios te bendiga siempre” dijo el internauta Rafael Ramón Blancos Torres, quien compartió imágenes de la presencia de Yoenis Céspedes en Campechuela.
Conocido como “La Potencia”, Yoenis Céspedes, además de haber ganado como profesional en las Grandes Ligas más de 130 millones de dólares, parece haberle dicho adiós aunque de manera no oficial a su regreso a las Mayores.
Una serie de lesiones continuadas, durante los últimos años, con apenas ocho partidos jugados desde su fin de temporada en 2018; un abandono de equipo en el 2020, y 36 años en sus costillas, parecen demasiado para un toletero del cual se esperaba más en las Grandes Ligas.
Yoenis Céspedes en Cuba, parece más cercano a un equipo Cuba que lo que parece estarlo desde Chicago, el siempre correcto José «Pito» Abreu.
Si las autoridades cubanas pensarán de manera puramente deportiva, muy probablemente ambos entrarían muy pronto en un róster de 40 peloteros a disputarse un puesto en un plantel llamado Equipo Cuba, enfocado en recuperar la gloria que un día tuvo en la arena internacional.
A fin de cuentas ese pudiera ser el deseo de todos; que José «Pito» Abreu, Yoenis Céspedes, Yulieski Gurriel, Rasiel Iglesias, Aroldis Chapman, Randy Arozarena, José Soler, y muchos otros jueguen por el país por el que los vio nacer, y no por el gobierno que pretende adueñarse hasta de la cosa más simple: un bate y una pelota.
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