La heladería Coppelia de La Habana ha cerrado hasta nuevo aviso porque “no hay helado, no hay leche y no hay azúcar”, según revelaron algunos de sus trabajadores a 14ymedio.
De acuerdo con lo que trascendió este jueves, los empleados del lugar, al que de catedral del helado solo le queda el nombre, han salido a la calle a vender los dulces que quedaban en existencias, después de que, como ocurrió a principios de año, la heladería amaneciera con las luces apagadas y las mesas recogidas.
Sobre si la emblemática instalación reabrirá pronto, los propios empleados de Coppelia han aclarado que “no se sabe”, “esto es para largo y tendido”, o “no va a haber (helado) por un buen tiempo”.
Un trabajador de la propia fábrica de helado de Coppelia ratificó a 14ymedio la gravedad de la situación de la industria heladera. “Sé de compañeros que revendían parte del helado que sacábamos, pero llevaban meses que no, porque el producto era de tan mala calidad que no se vendía, más parecía durofrío que helado”, precisó.
La misma fuente detalló, además, que la calidad del helado destinado a la población cubana no se comparaba con la del que se hizo en septiembre pasado para los asistentes a la Cumbre del G-77 en La Habana, cuando “prácticamente militarizaron la fábrica para evitar que los empleados se robaran parte del helado”.
Más de un cubano ha reaccionado al cierre del lugar asegurando que es una muestra más de que Cuba es “un país en quiebra total”; que “para el agua teñida con hielo que vendían es mejor cerrar”; y que “cuando abran de nuevo es particular y hay de todos los sabores, pero con unos precios que se van quitar las ganas de tomar helado”.
“Qué dolor y tristeza para los niños y los ancianos”; “de ser uno de los mejores helados del mundo a convertirnos en durofríos de mil categorías”; y “el Coppelia era un símbolo de la nación cubana. Hace rato no había leche para hacerlo, ahora no hay azúcar”, dijeron otros.
En octubre último, varios usuarios se quejaron de que el helado de Coppelia “no sabía a nada” por “falta de leche” o “parecía hecho en casa”, y de que la bola de algo tan malo se vendiera hasta en 50 pesos cubanos.
Inaugurada en 1966 y remodelada hace cuatro años, Coppelia no se vio tan decadente como hoy ni siquiera en el llamado Período Especial de los noventa donde, a pesar de la profunda crisis que sacudió al país, se mantuvo abierta al público.
