Cuba: ¿Será que se acabó?

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Napoleón decía que hay que evitar las concentraciones. La Cuba de hoy es la
suma de nuestra dejadez y el desgobierno perenne, con Vladimir Putin metiendo el pie, y Joe Biden en respiración artificial.

Cuando un hombre va a prisión por interpretar a su modo un pedazo de tela que supuestamente encarna la libertad, mal andamos en Cuba.

Una bandera más masona que comunista, diseñada para emancipar(se). Creada fuera de Cuba, en el monstruo, por otro revoltoso a la sazón extranjero que traicionó su ejército ´natal´. Ese es el puro origen de un símbolo de dudosa reputación, ahora en manos de una panda muy (hija de) puta.

Es común creer que porque públicamente no hay un único dueño, no hay dueño en lo absoluto. Una de las grandes habilidades de los modernos señores feudales, aparentemente detractores del capitalismo, es que echaron mano a una ideología política ´superior´ para poder regresar tranquilamente en el tiempo. El mismo perro con… la misma persecutio mania. Viejos verdes usando el sado para lo que no es.

No es precisamente socialismo o comunismo lo que impera en Cuba, sino una forma cuando más medieval de llevar las cosas, típica de la mentalidad finquera heredada de Birán, pero intencionalmente ineficiente. Un error sistemático difundido por Alí Babá y secundado por la oposición es el de querer revestir de ideología algo que se reduce a ‘esto es mío porque me sale de los huevos’. Una corriente supersticiosa con un diapasón de truquitos de prestidigitación que van desde Cuzio Malaparte hasta la Stasi porque… ¿para qué perder las buenas costumbres, verdad? Como vender banderas en dólares.

Y venga el estado de sitio.

Por eso hacen que los edificios se caigan: es necesario mostrar los efectos de la guerra. Un enemigo invisible que cuando finalmente aparece, baja del crucero, es setentón y viene a que las mulatas mancillen lo europeo escribiendo gloriosas páginas del kimbasutra. Por eso hace falta que los Luises (Manuel Otero) se extingan, para poder seguir la fiesta en paz, en Siboney, en Kohly, 26. Siempre en 26.

En nuestra curiosidad infinita creamos a Dios, y cuando vimos que todo era bueno, lo hicimos crearnos de vuelta. De modo que todo lo que pasó luego de que la serpiente dependienta de la TRD le dio la manzana a Eva y Adán, si algo falló, es un fallo del Altísimo. Más tarde, en nuestra falta de responsabilidad, creamos y alimentamos otra bestia más peligrosa: Fidel Castro y su combo, sólo que esta vez, los fallos eran siempre nuestros. Más alto que el Altísimo mismo. Frankenstein vs. dólar y cañón.

El carisma de Alejandro, sumado a nuestra gran capacidad para la desmemoria, ayudó a reescribir a la fuerza una historia todavía incipiente. Y sí, desaparecieron las clases. Y también la clase que solíamos tener. Y encima, ya nadie quiere dar ni recibir clases. Qué clase é mierda. Por ley de vida, se están yendo ellos primero que nosotros y nos dejan el mojón subsidiado ruinoso que no pudo salir más caro.

No es al jevito de la Claudia Genlui al que se llevan, sino a cada uno de nosotros a sus vuelos de la no muerte, para acabarnos en vida. Juicio sumario no suena ni siquiera a sumerio. Aquello era al menos una civilización, la primera. Ojalá no se repitiese ninguno de estos últimos 60 años, pero hay que suspender el meprobamato y dejar de automedicarse con cuentos de camino porque estamos a dos pasos de amanecer recogiendo gente en masa de las cunetas.

Tras el tango ‘materialismo y empiriocriticismo’ hemos recalado en la fase se-calentó-esta-p… Y no pinta bien para ellos. Ahora que la cobertura periodística se convierte en la tapadera oportunista, alguien se juega el sol de todos los días, luego de visitar más galeras que galerías en el último año. Es la conciencia que no tenemos, con pasa, dos patas y tres c…

Rodeada, sí, pero también infestada de tiburones. Cuba es una nación dividida por el Estrecho de Florida, por lo apretada de la jugada mau-mau y por nuestra mala costumbre de olvidar: fuera de la Revolución, nada. Se les está escapando de las manos. Por eso andan ya todo el tiempo con sus rintintines y sus dildo-tonfas en ristre. Entre el desgaste de los viejos y los nuevos nacidos ya con muerte cerebral, los inevitables últimos días de una casa corren el riesgo de regresarnos a los carratalás, los novos, los salascañizares, los pilargarcía, y de llevarse la esperanza que solo la sangre nueva puede traer. No podemos aflojar. Ni raya, ni hijo de…

Vienen a por Luis, aka: una vez más vienen a por todos. #niunomenos

Pero vamos a ir a por ellos. O mejor, traernos a nosotros mismos de vuelta.

Regresarnos, al fin.

Héctor S. Martínez

Puede leer también: «Cuba lleva demasiado tiempo sufriendo con los labios mordidos»

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