Según el MININT, ejecutor de la represión en Cuba, solo un ciudadano de 36 años ha fallecido en medio de las protestas por toda la isla
Desde el principio comienzan a mentir, y entonces duda uno qué creer de lo que dice el gobierno de Cuba. La nota oficial -reproducida por el medio Cubadebate, servil a los que mandan- se titula: Ministerio del Interior informa sobre hechos vandálicos en La Güinera.
Lo que quiere transmitir el castrismo no es que haya muerto una persona en Cuba, que se haya perdido la vida de un cubano de 36 años, sino que era un delincuente. Esto se lee en el primer párrafo: «En horas de la tarde del día de ayer, 12 de julio de 2021, grupos organizados de elementos antisociales y delincuenciales en el consejo popular Güinera, municipio de Arroyo Naranjo, alteraron el orden e intentaron dirigirse hacia la Estación de la Policía Nacional Revolucionaria del territorio, con el objetivo de agredir a sus efectivos y dañar la instalación».
De acuerdo con la versión del MININT, ministerio experto en fabricar causas a todo aquel que ose cuestionar al gobierno, quienes salieron a protestar «vandalizaron viviendas, incendiaron contenedores y afectaron el tendido eléctrico; al propio tiempo que agredieron con armas blancas, piedras y objetos contundentes a los agentes y civiles en el lugar».
El nombre del único cubano que admite quienes gobiernan ha fallecido en medio de las protestas -y se supone que por acciones de las fuerzas represivas- lo dejan para el final: «Entre los participantes en los disturbios, resultó fallecido el ciudadano Diubis Laurencio Tejeda, de 36 años de edad, residente en el propio municipio y con antecedentes por desacato, hurto y alteración del orden, por lo cual cumplió sanción».
La nota oficial que debería explicar quizás -sin tanta vaguedad- qué sucedió realmente solo se centra en reforzar la opinión vertida por Miguel Díaz-Canel: los que se han manifestado en la isla en estos últimos días son gente de la peor calaña, en su opinión además contrarrevolucionarios; contra los que dio la orden de combate desde el primer día al tiempo que alentaba al enfrentamiento entre cubanos.
Ayer en una conferencia de prensa que mejor se hubiera evitado, visto lo visto, el canciller Bruno Rodríguez Parrilla proseguía con la misma cantaleta, el disco rayado de siempre: «En Cuba no hubo el domingo 11 de julio un estallido social; hubo disturbios, desorden, causados por una operación comunicacional que se prepara desde hace tiempo».
Para Bruno y toda la camarilla del castrismo no es que en Cuba se hayan cansado de 62 años de ineficiencia y miseria, de familias separadas, de doctrinas gastadas, de discursos empalagosos sobre las bondades del socialismo, sino que cumplen órdenes de fuerzas manejadas desde Estados Unidos. Más de lo mismo.
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