Yuliet Cruz, actriz: “Emigrar te vuelve una persona poderosa”

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MIAMI.- Aunque lo ha hecho durante 25 de los 43 años que tiene, actuar es algo que a Yuliet Cruz (La Habana, 1980) le genera mucha ansiedad y un poco de miedo. La tensa bastante, porque no maneja todavía con comodidad el momento de exponerse en público. Es parte de “una dicotomía muy seria” con la que lidia a diario, porque es una artista famosa, con un carrerón envidiable, pero necesita estar “muy metida” en su mundo, alejada de los reflectores.

Pese a su trayectoria, los nervios siguen siendo algo “muy fuerte” para ella, porque le gusta “crear meticulosamente”, comprometerse “muy a fondo” y eso “te pasa factura”. Los peores los siente en el teatro, sobre todo en los primeros días, en los que se está preparando para “manifestar el personaje por primera vez”. 

A pesar de que las entrevistas las ofrece con mucha mesura y el mismo respeto que espera de vuelta, esta descomunal actriz conversa a camisa quitada con Cuballama Noticias. No solo sobre el teatro, donde siempre ha nadado como pez en el agua, sino sobre su familia, lo duro que es emigrar y la deuda grande que tenemos los cubanos con nosotros mismos.

En el primer año que vivió con su esposo, el cantante Leoni Torres, y sus dos hijos en Miami, Yuliet, que se siente afortunada porque la vida le ha dado más de un regalo sin haberlo pedido, interpretó la película ‘Plantadas’. En este, que es el segundo, se encuentra haciendo teatro en el corazón de la calle 8.

Nunca imaginó que en un par de años ya habría pasado por la gran pantalla y por las tablas en Estados Unidos. Lo que sí sabía desde que le dijo adiós a Cuba en el 2021 es que no estaba dispuesta a abandonar uno de los mayores propósitos de su paso por “este plano mío en la Tierra”: su carrera.

Fue “una sorpresa” que Lilo Vilaplana la buscara al poco tiempo de estar en Miami para hacer la película ‘Plantadas’, y que Alexis Valdés, con quien desde hace tiempo intentaba coincidir en algún proyecto, entendiera que ella “necesitaba más tiempo para organizar mi vida” porque “acababa de llegar”, y esperara a que ella pudiera estar en una de sus obras teatrales.

Para Yuliet, que interpreta actualmente la comedia ‘Si te mueres, te mato’, compartir escena y conocer como ser humano a Beatriz Valdés, que es una de las actrices cubanas que más admira, ha sido una oportunidad privilegiada. “Nos subimos con todo el deseo de estar allá arriba y de darle a la obra no solo el disfrute de la comedia, sino el de dos actrices que hasta ahora hemos transitado por el género del drama”, confiesa.

Ahora sabe lo que es hacer teatro teniendo al alcance de la mano “muchas oportunidades para poder desarrollar toda la utilería, la escenografía, y los elementos para crear”. “Es bastante diferente en ese punto porque no limitas tu mente desde el principio”, dice.

No olvida lo que es hacer teatro en Cuba porque “la escasez marca todo el tiempo tu creación” y “vas bastante limitado a soñar y abrirte”. En la isla, no era fácil ni siquiera “encontrar las telas para diseñar los vestuarios” y “había que volverse un mago para subir a escena ciertos elementos que se necesitaban para la puesta”. Eso sí, allá hay mucha costumbre de teatro. El público va a ver drama, “se implica” con él y “llora”. “No es solamente la comedia”, aunque “la gente se divierte”. 

Por suerte para ella y para muchos en la Ciudad del Sol, “se están abriendo muchos espacios en este momento”, lo que le parece “extraordinario”, porque el teatro “está tomando fuerza”. Es el caso del Tower, donde está en cartelera ‘Si te mueres te mato’, “que se ha abierto a todos los que quieran hacerlo, no solo la comunidad cubana”; el Ocho; o el Trail, “que lleva mucho tiempo con funciones a teatro lleno y creando un hábito en el público”. 

Si bien en otras regiones de Estados Unidos “tienen muy bien ubicado lo que es el tema teatral”, es algo que en el caso miamense, que  cuenta con “obras extraordinarias, actores increíbles y buenos directores”, “va a ir proliferando poquito a poco”. Yuliet apuesta por que “el drama podrá posicionarse en cartelera de la misma manera que la comedia”. 

Pero el teatro tiene “una cosa impresionante” en cualquier parte: “la oportunidad de conectar de manera viva con el espectador”. Aunque pueda parecer “insignificante”, “no hay nada como el contacto humano para despertar todas las emociones y sentir que tuviste una experiencia única” porque ese día la función fue “solamente para ti”, “no se va a volver a repetir”.

-Muchos conocemos a Alexis Valdés como actor y humorista. ¿Cómo lo describirías como director?

-Ha sido una experiencia increíble y enriquecedora poder descubrir el profesional y la persona que es Alexis, un director con una creatividad sin límites. Puede ver muchas maneras de solucionar una situación, por el oficio que tiene, porque se cultiva mucho. Tiene referencias de todas partes, porque lee y busca el conocimiento en muchas fuentes. En la obra tenemos muchos momentos que fueron coreografiados minuciosamente. Cada movimiento o cada acción física de la obra ha sido montada como un reloj, milimétricamente, lo que ha permitido lograr a la perfección una situación caótica o hilarante. Cada vez que estoy en un proyecto aprendo y en esta comedia, que está muy bien escrita, todos pusimos de manifiesto lo que queríamos lograr como artistas. La unión de Alexis con Yeandro Tamayo, que también es muy inteligente y tiene mucho talento, permitió que lográramos un resultado delicioso.

-¿Qué tres cosas destacarías de ‘Si te mueres te mato’?

-El texto, que es muy bueno y te permite construir personajes y crear situaciones en escena muy bien logradas; y es un gran porciento del éxito de la puesta. La combinación de las habilidades de Alexis, con todo su camino recorrido como comediante y el tiempo que lleva como director; y las de Yeandro, que tiene mucho conocimiento sobre el teatro, porque ha permitido construir estructuralmente de manera meticulosa y perfectamente diseñada, cuidando todo el proceso, las pautas. Y el hecho de que Beatriz y yo hayamos incursionado en el género de la comedia, y nos hayamos abierto a otra área de la interpretación. Hemos trabajado intensamente e incluso nos sentimos frustradas por no lograr algo que queríamos mientras estábamos construyendo los personajes, para aproximarnos a ellos de una forma más real, menos clown. Estoy sumamente complacida porque abrir un nuevo espacio dentro de uno, una nueva habilidad, entrar en otras zonas que no son en las que usualmente estás, es para estar muy satisfecho.

-Recientemente ‘Plantadas’ fue premiada como Mejor Película Internacional en el Festival de Cine Independiente de Toronto. ¿Qué ha sido lo más bonito que te ha dejado hacerla?

-Ha sido una película que ha traído mucha alegría a mi vida, de esas tantas cosas que llegan a mí como regalos. Yo estaba recién llegada aquí a Estados Unidos cuando Lilo me buscó para mostrarme el guión, y hablarme de mi personaje y del deseo que tenía de que yo estuviera en un filme que se inició con muy bajo presupuesto. El primer día de rodaje fue muy revelador porque muchos de los integrantes del equipo técnico y los demás actores también estaban recién llegados de Cuba, sumamente preparados, y con un alto nivel de deseo y de compromiso de hacer cine, y eso le impregnó a todo el proceso unas ganas increíbles de que quedara muy bien. Además, hicimos un trabajo de mesa muy interesante porque tuvimos acceso a la biografía de muchas presas políticas y Lilo tiene mucho conocimiento sobre el exilio. Fue enterarme de muchas cosas de la manera más terrible y de preguntarme: ‘¿De verdad esto puede suceder?’. Fue especial porque es importante conocer el otro lado de la historia, y contarlo. Fue extraordinario ser parte de este testimonio y ver sus caras cuando estuvieron en la premier y sentir que se sentían aliviadas, a pesar de que las personas que las torturaron y que fueron responsables de su sufrimiento todavía están allí.

-¿Ha hecho muchos estragos en ti la migración?

-La emigración siempre hace estragos. Aunque los cambios son necesarios en la vida, las condiciones en las que se dan en muchas ocasiones hacen mella profunda en uno. La vida del inmigrante es complicadísima, dura, pero definitivamente despierta una capacidad increíble de mutación y te hace asumir los cambios como un proceso vital de la vida. Es la manera en la que hemos afrontado Leo y yo la migración, que hemos dejado Cuba para hacer toda una vida aquí a una edad en la que, por lo general, uno dice: ‘Ya no tengo deseos de empezar de cero’. Es un reto grande, llegar a un lugar nuevo y con una carrera que sabes que es complicado levantar, sabiendo que tienes que hacer cambios y aprender. Te cuesta, te da tristeza en algún punto, te sientes mal en otro, pero al mismo tiempo te convierte en una persona más completa y muy poderosa cambiar y construir algo nuevo después del cambio; después de que te logras levantar y nacer, y te reinventas y te reconstruyes, y vuelves a abrir gavetas que ni pensabas que estaban ahí, y a poner en tu cerebro el modo de aprendizaje como un niño.

-¿Hasta qué punto te has desconectado de la realidad cubana? 

-No me puedo desconectar. No es sencillo y no he podido porque cada cosa que sucede te duele. Mi mamá vive en Cuba. Yo estoy al tanto de cada cosa que pasa, porque la afecta a ella y me afecta a mí. Y eso pasa con todos los que tienen familia en Cuba. Cuando uno nace en un lugar, no es por causalidad, sino que hay energías que están conectadas con tu ser, los años en los que has crecido y te has formado. Eso no lo dejas de un día para otro, eso siempre está ahí. Lo que pasa es que no es lo mismo estar dentro que tomar distancia, porque ves diferente la vida y entiendes otras cosas y dices: ‘Mira, no me daba cuenta de esto o de aquello’, y empiezas a entender muchas cosas. Pero afectarte, te va a afectar, lo bueno y lo malo.

-¿Qué, además de tu mamá, extrañas de Cuba? 

-A mí mamá la extraño mucho, y los niños a ella, y ella a mí también. Nos necesita mucho. Es un tema muy sensible porque francamente la extraño a mares. Y a mis amigos, que todos se han ido. Las personas a las que quiero, con las que he compartido mucho, no están en Cuba. Y lo vivido, está conmigo, dentro de mi corazón. 

-¿Crees que es una sociedad salvable, que puede curarse, como has pedido más de una vez?

-Creo que es salvable, pero en estos momentos estamos viviendo algo muy doloroso. Nosotros tenemos ciclos, y lo hemos visto a lo largo de la historia, cada vez que en Cuba hay un proceso como este, donde se rompen las familias y las personas abandonan el país, donde se pierden tantas vidas, y hay tanto dolor, y la represión castiga de una manera desmedida a los que están en contra del poder. Ahora mismo nosotros estamos con una herida abierta. Cada día te enteras de cosas tremendas y cuando hablas de ellas, la sanación se siente lejos porque estás literalmente sufriendo todos los días algo diferente, un cambio distinto para peor, que es lo más terrible. Pero sí pienso que todavía nos queda tiempo, aunque uno se entristece y siente pena porque se pregunta cuándo es que vamos a parar. Y hablo de sanación, porque para poder construir la sociedad que queremos y nos merecemos definitivamente uno de los pasos es sanar. Somos una sociedad que tenemos mucho que ofrecer a nosotros mismos. Nosotros nos merecemos un gran país porque podemos tener un gran país. Demorará más de lo que quisiéramos y de lo que ya ha tardado, pero en algún momento vamos a tener esa oportunidad.

-Has dicho que en casa eres la mamá de Sebastián y Samuel, la esposa de Leoni y la hija de Lidia. ¿Qué es tu familia para ti?

-No por gusto he dedicado gran parte de mi vida a construirla, cuidarla, honrarla. En ella nace todo. Y cuando la logras crear de manera sana, tienes un pilar fundamental para enfrentarte a los desafíos más grandes que te pone la vida. Es el espacio donde puedes ser tú y te tienes que esmerar para darle a esas personas que te quieren, te necesitan, y confían en ti, tu mejor versión. Luego de todos los éxitos, las tristezas, lo que me ha dado refugio es mi familia. Cuando tengo algo bueno que compartir se disfruta mejor porque es con ella; y en las tristezas nos hemos literalmente cerrado como una muralla y también el dolor ha sido compartido. Mi familia es todo.

-¿Cuál es la clave para que una relación de pareja dure 18 años, sin dejar de sentir un tirón en el estómago?

-Cuando se está tanto tiempo con una pareja, la conoces mucho. Pero una de las cosas más importantes es el respeto, la individualidad, y el hecho de esa persona no te quiera cambiar y que tú no quieras cambiarla, sino que sigas dejándote querer y cuidando, valorando, respetando a esa persona, y ayudando a que crezca. Es una dinámica fabulosa porque realmente la idea es compartir todos los espacios de la vida juntos, y para eso se requiere el amor y el respeto de la otra persona, valorarla y cuidarla tal y como es. Para mí ha sido otro regalo maravilloso el poder acompañarnos y crecer de la forma en que hemos crecido juntos; hablar y filosofar sobre la vida, compartirla y reírnos; y valorarnos, cuidarnos y amarnos tanto.  

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