El cura Léster Zayas, que oficia en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en el Vedado habanero, ha sido blanco de censura por parte del gobierno cubano debido a su posición política y a sus homilías en las que llama al pueblo a tomar consciencia de su situación y a las consecuencias sobre sus vidas del poder centralizado. En la Semana Santa, celebrada el pasado mes de marzo, las autoridades prohibieron por segunda vez la procesión de su parroquia.
«Según la información que me dieron mis superiores, se denegó exclusivamente por mí, porque por lo visto en las homilías ofendo o molesto a determinadas personas o estas consideran peligrosas mis homilías», dijo el prelado a BBC Mundo.
Zayas, de 45 años, explica su postura social en la Cuba de hoy y su fe en la religión como un factor para devolver el bienestar espiritual a las personas aun en los momentos de crisis más grave como los que atraviesa la isla. «Podría siempre hablar del cielo y olvidar las cosas terrenales, pero el Evangelio y Jesucristo nos llevan directamente a la Tierra, a entrar en contacto con la gente», dice.
«Es imposible ser sacerdote en Cuba sin decir lo que está pasando aquí, pero claro, esto trae muchos conflictos», añade.
Precisamente por alzar la voz el gobierno cubano ha tratado de limitar su influencia entre los feligreses y en su escenario de acción en una de las zonas más céntricas de La Habana.
Sobre la censura a la procesión, que consideró “absurda”, añade: “Las procesiones no son un deseo del párroco; a mí personalmente una procesión me dice poco, pero es algo que pide el pueblo».
El cura ha sido crítico con la realidad del país y la situación que atraviesa el pueblo cubano, marcada por la falta de alimentos, la escasez de medicinas y una migración sin precedentes.
Zayas no se anda con medias tintas sobre el complejo panorama cubano. “Cuba está muriendo” ha dicho y ha despertado la censura y el temor a su palabra entre las autoridades.
«Lo que digo en las homilías es que no es posible ver la realidad aquí y aceptar como normal el sufrimiento de la gente», dice a BBC Mundo.
«El mal no va a vencer siempre, que la noche no va a ser eterna, que tenemos que pensar como pueblo qué podemos hacer para apurar el amanecer, que qué hemos hecho para llegar a estos a estos niveles, que hemos perdido el norte», agregó este padre que no ha dejado de ser fiel a su palabra.
