Sin vacas, ni tarugos para reparar salideros.

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Los tarugos, como los gorriones de la canción de Buena Fe, están «en otro lugar» del país

Cuba parece confirmarse como el país que lo ha perdido todo, además de perder la cuarta parte de su ganado vacuno en los últimos 35 años. Además de las vacas que han desaparecido, al parecer ya no hay ni un tarugo de madera para reparar los salideros, tal y como hacían «apurados» Mandy, Gerardo o «Manteca», en el barrio de La Juanita, en Cienfuegos, cada vez que los llamaban «de noche» ante una tubería rota.

Al menos así parece que sucede en la Villa Primada de Cuba, Baracoa, en la provincia de Guantánamo.

Salideros en Baracoa.

No lo dice la prensa «independiente enemiga de la Revolución y pagada por el imperialismo yanqui», lo dice Darío Paulino Navarro, director de la empresa de Acueducto y Alcantarillado de esa ciudad guantanamera.

El funcionario abordó la crítica situación con los salideros de agua potable y albañales por la falta de recursos y accesorios en el territorio, donde por lógicas de las «matemáticas» se calcula que una grandísima parte de sus tuberías son viejas, ruinosas, de hierro o de barro.

«Los salideros son por diferentes desperfectos de los accesorios, por roturas en las conductoras. Es preferible dejarle esa acometida a los clientes que reciben el agua, aunque se esté botando un poquito en la calle», dijo Navarro.

Es decir: es preferible que existan salideros antes que acometer una reparación en las tuberías, pues sería peor el daño que la solución.

En la entrevista, Paulino asumió con espíritu de derrotista que solo se trabajan en alguns salideros; más específicamente en aquellos grandes salideros que generan más pérdidas de agua potable. Y en los que tienen lugar en la vía pública.

El funcionario no especificó cuántos salideros tienen identificados en la empresa, y detalló que este es un «problema por resolver» en la Villa Primada, donde las calles se inundan con aguas negras, foco de enfermedades y contaminación.

En Cuba se registran 6,800 salideros, según datos que aporta el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, aunque en el reportaje el periodista que entrevistó al director de la empresa de Acueducto y Alcantarillado de Baracoa, lo llamó» lunares oscuros».

Como parte de la llamada «transformación de la prensa revolucionaria», el periodista asumió responsabilidades de juez y parte – cosa que no hizo Darío Paulino – y culpó al «bloqueo» (eufemismo para referirse al embargo estadounidense) de la incapacidad de dirigentes, organismos y ministerios, además de la falta de recursos y neuronas pensantes, para dar respuesta a la necesidad de reparar los salideros en Baracoa.

Un buen punto a explicar sería este: ¿por qué no se compran piezas y recursos en los mercados internacionales para reparar los salideros de agua potable y aguas albañales en una ciudad turística como lo es Baracoa y sí se compran autos Hyundai para que los turistas recorran sus calles con piedras, huecos, baches y «lunares oscuros», donde sin dudas caerán y se romperán piezas y partes del auto?

Que luego pasen por La Habana, donde tan solo allí, en la capital del país y ciudad cubana que más turistas recibe y por donde más se pasearán los Hyundai recién adquiridos, hay documentados más de 3 mil 500 salideros.

Noticia relacionada: Llegan a Cuba más autos Hyundai (y pollo)

Cuba: a punto de llegar a la mitad de la masa ganadera vacuna de 1967.

Según los datos oficiales de la ONEI, la masa ganadera vacuna ha decrecido de manera sostenida en los últimos 35 años y ya se está a punto de llegar a la mitad de la masa ganadera vacuna de 1967.

No lo dice la prensa oficialista, demorona en realizar este tipo de trabajos investigativos y comparativos que desnudan la ineficiencia del gobierno que prometió en los inicios de la revolución, darle a cada cubano «un vasito de leche».

Cuba estuvo entre los grandes países del planeta en el índice de masa vacuna por habitantes, pero según muestran las cifras oficiales, con la excepción del periodo 2006-2014, la masa ganadera vacuna ha decrecido de manera sostenida en los últimos 35 años.

El destape lo ha traído a la luz el economista cubano Pedro Monreal, un hombre que ha hecho de su vida este tipo de trabajo investigativo, con su natural habilidad para encontrar, interpretar y mostrar de la manera más ilustrativa posible, los mil y un datos económicos que se encuentran «escondidos» en la página de estadísticas de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).

A veces de importaciones o exportaciones; de café, pollo, y leche en polvo… los análisis de Monreal no van a salideros en Baracoa, sino a cifras de dinero mucho más gordo erogado por el país para la compra de alimentos, y otras estadísticas.

¿Qué dice Monreal sobre la severa crisis en la ganadería cubana?

Pues muchas cosas. Entre ellas que si en el año 1985 Cuba tenía 5 019 500 reses, en septiembre de 2021 sólo quedan 3 712 300.

Dicho de otra manera: se han perdido 1 307 200, equivalente a la cuarta parte del rebaño bovino.

A ese ritmo muy pronto Cuba conseguirá tener la mitad de las vacas que tenía en 1967: 7,2 millones de cabezas.

Para ser justos, la propia prensa oficialista – especialmente los diarios Invasor en Ciego de Ávila, y Periódico26, en Las Tunas – han abordado este tema: la enorme crisis de la ganadería nacional.

A algunos hasta le pudiera preocupar – otros no, otros lo celebran y llaman «Un logro de la Revolución» que el gobierno cubano haya autorizado el autoconsumo de carne bovina por parte de los productores, siempre que lograsen cumplir sus compromisos con el Estado y la comercialización de carne de res a ganaderos en plan de urgencia para producir alimentos, luego de décadas de prohibición en la cual los agricultores y ganaderos solo podían vendérsela a la empresa estatal de Acopio a precios irrisorios y de verdadero escándalo fijados por el Estado.

Esto había generado y acumulado durante años, cientos y hasta miles de insatisfacciones. Sobre todo porque las demoras del Estado luego, para pagar esta carne era más que notoria en cada provincia del país, lo cual desestimuló a los ganaderos a continuar ejerciendo el papel del bobo, mientras el Estado, de vivo, aludía a miles de excusas para demorar sus pagos: entre ellas, «el bloqueo». Según las opiniones recurrentes de productores y ganaderos, los problemas burocráticos y habituales atrasos en los pagos son la causa fundamental de que los ganaderos cubanos se sientan desestimulados; a lo cual se une también la sequía, la falta de pienso y de fármacos para atender a los animales.

«El bloqueo», el mismo recurso manido que usan para todo.

Hasta para no tener un tarugo de madera para reparar los salideros.

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